Hay pueblos de Madrid que tienen una belleza extrema. Destinos para perderse unas horas, pero también para disfrutar de un fin de semana o de unas vacaciones cortas donde dejar atrás el calor de la capital.
Estos pueblos son la pequeña muestra de que la Comunidad de Madrid tienen innumerables destinos sorprendentes. Y eso que nos dejamos otros muchos en el camino como Aranjuez, Rascafría, Manzanares el Real, Nuevo Baztán, Puebla de la Sierra o Real Cortijo de San Isidro. Cada uno de ellos tiene un atractivo y todos merecen la pena ser visitados, ¿por qué no aprovechar este verano?
Chinchón
Chinchón es mucho más que su plaza mayor, aunque si bien es cierto, es una de las zonas preferidas por visitantes y locales. De hecho, esta plaza edificada en el siglo XV es el principal centro social del pueblo y el lugar al que acudir al vermut, a comer o a tomarse algo mientras se ve atardecer. Además, uno de los intereses de su plaza -que antaño fuera lugar de celebración de ferias de ganado, taurinas y lugar de actos sacramentales- es que cuenta con 234 balcones que se ubican sobre las galerías y soportales de madera intactos desde su construcción.
Como curiosidad, no hay que olvidarse de visitar el Teatro Lope de Vega, construido en 1891, ni el cuadro de Goya que se ubica en la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
La Hiruela
Aquí la piedra es otro de los materiales de construcción tradicionales y una de las señas de identidad del pueblo. En un paseo se puede comprobar cómo cada una de las casas de La Hiruela están construidas en piedra, acompañadas de puertas y ventanas de madera. La curiosidad de este pueblo, es que su trazado se ha mantenido prácticamente inalterable desde hace casi tres siglos, haciendo que se mantenga la esencia de lo que fue en el pasado y logrando ser lo más fieles posibles a la historia.
A su alrededor, cruzando ya a Castilla La Mancha, se encuentran el Hayedo de Tejera Negra y el de Montejo, dos parques naturales, ubicados en un entorno declarado Reserva de la Biosfera, que merecen una visita en cualquier época del año.
Buitrago de Lozoya
A la orilla del río Lozoya y entre sus muros se esconde un pueblo con orígenes medievales donde paseárselo todo. Buitrago de Lozoya se ubica en la sierra madrileña y es merecedora de una visita, no solo por el pueblo en sí mismo -que es una maravilla- sino porque a su alrededor también se pueden realizar diferentes actividades, desde senderismo y rutas en bicicleta o caballo, hasta vela.
En su interior es posible visitar su castillo, integrado en la fortificación y protegido por siete torres, y la Iglesia de Santa María del Castillo, la única iglesia medieval que se mantiene en pie. Tampoco se puede dejar pasar el Museo Picasso, donde se recoge una peculiar colección de los bocetos que hizo el artista durante su exilio en Francia.
San Lorenzo de El Escorial
Lo más impactante de San Lorenzo de El Escorial es, sin duda alguna, su monasterio. Y es que, el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, considerado desde 1984 Patrimonio de la Humanidad, fue construido en el siglo XVI entre 1563 y 1584 y acoge en su interior un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca, un colegio y un monasterio. En esta visita, tampoco hay que olvidar el Valle de los Caídos, una basílica católica con abadía cuya cruz es considerada la más alta del mundo.
Patones de Arriba
Sus típicas casas de pizarra negra -perteneciente a la tradicional arquitectura negra de la región- y sus calles empedradas son dos de los atractivos de Patones de Arriba junto a sus maravillosos paisajes de montaña. Si bien es cierto que cada fin de semana y día festivo, este pueblo se llena al completo y es complicado incluso acceder a él, lo que está claro es que merece una visita. Por algo ha sido reconocido como uno de los pueblos más bonitos y pintorescos de España.
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