Han pasado apenas unas horas desde el lanzamiento de ‘El chico de las musarañas’, el libro que comenzó a escribir Aless Lequio y que terminó su madre, Ana Obregón, tras su muerte. A través de las páginas, la presentadora habla de la difícil enfermedad de su hijo y del dolor que sintió tras su pérdida, pero además, desvela detalles desconocidos como su intento de suicidio, el pacto al que llegó con su hijo para cumplir su sueño de ser padre, y la ayuda que les prestó el rey Juan Carlos en uno de sus momentos más duros.
Convertida en el centro de las miradas, e inevitablemente de las críticas, Ana Obregón continúa disfrutando del éxito de su libro, cuyos beneficios irán íntegramente a la fundación que creó en nombre de su hijo para la investigación del cáncer.
Sin embargo, en estos momentos, uno de los grandes protagonistas es Alessandro Lequio, quien a pesar de ser uno de los personajes principales del libro, ha preferido guardar silencio ante lo que en él se detalla, algo que inevitablemente ha despertado toda clase de dudas y teorías sobre la veracidad de lo que Ana Obregón relata.
Y precisamente la buena relación que mantiene Alessandro Lequio con el rey Juan Carlos ha sido uno de los detalles que más ha sorprendido a los lectores del libro.
Ana Obregón desvela la ayuda que les prestó el rey Juan Carlos durante la enfermedad de su hijo
‘El chico de las musarañas’ es, incluso desde antes de su lanzamiento, todo un éxito literario. Y en él, Ana Obregón habla hasta en tres ocasiones del rey Juan Carlos, e incluso del rey Felipe, a quien se refiere como “primo” de Alessandro Lequio.
Así, la famosa presentadora desvela la buena relación que su ex mantiene con la familia real. Algo que incluso ella misma desconocía. Así lo relata en su libo: “Un día, el Rey llamó a casa y yo creí que era una broma. ‘¿Está Dado?’, preguntó educadamente y yo le dije ‘no, no está en casa. ¿De parte de quién? ‘Del Rey’, respondió”. Según cuenta, no creyó que fuera el rey Juan Carlos quien llamaba a su casa, por lo que, antes de colgarle, respondió: “Ya… Y yo soy Caperucita Roja”. A los cinco minutos, Alessandro la llamó para avisarla de su error: “Le has colgado al tío Juanito”.
Pero además de esta curiosa anécdota, Ana Obregón habla del rey emérito una segunda vez. Y esta para desvelar la gran ayuda que les prestó en uno de sus momentos más difíciles. Fue durante su estancia en Estados Unidos, donde viajaron para que Aless recibiera un tratamiento que aún no había en España. Allí, se enfrentaron a un imprevisto.
“Mamá, he recibido una notificación diciendo que el permiso para estar en Estados Unidos ha caducado. Llevamos más de tres meses aquí y tenemos que regresar la semana que viene a España”. Con estas palabras, Aless le contó el contratiempo, ante el que Ana respondió: “No te preocupes, pido cita para resolverlo y llevo una carta del hospital diciendo que para salvarte necesitas un tratamiento que no hay en España”.
Sin embargo, con lo que no contaba Ana Obregón era que el consulado no tenía cita hasta después de dos meses. Así, se puso en contacto con Alessandro Lequio para pedirle ayuda: “Dado, nos van a deportar y no curaremos a nuestro hijo. Por favor, llama a Felipe, por algo eres su primo o lo que sea”.
Según cuenta, Alessandro contactó con Zarzuela, aunque, al parecer, el rey Felipe tardó en responder, por lo que recurrió a su tía Olimpia, tía de Lequio y prima del rey Juan Carlos. “Al Emérito le faltó tiempo para ayudar a una madre desesperada por salvar a la vida de su hijo. Por eso le estoy infinitamente agradecida y no lo olvidaré jamás, porque a los dos días teníamos la cita donde nos ampliaron la estancia en América por motivos médicos. Por fin respiramos tranquilos” asegura.
Agradecida por su ayuda, Ana Obregón todavía menciona una tercera vez al rey Juan Carlos en ‘El chico de las musarañas’, esta vez tras la muerte de Aless, cuando el Emérito y la reina Sofía la llamaron para darle el pésame: “Lo hicieron cariñosos y emocionados”. Sin embargo, asegura que el estado de shock en el que se encontraba entonces hace que solo recuerde “vagamente” la conversación que mantuvo con ellos.
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