DolceVita

Rocío Monasterio habla de su marido y sus cuatro hijos y desvela su gran secreto y manías en una revista de corazón

La política de Vox ha concedido una entrevista contando aspectos de su vida íntima. Rocío Monasterio confiesa que el día de su boda casi se le olvida, habla de su relación con su marido Iván Espinosa de los Monteros y de sus cuatro hijos, además de desvelar datos hasta entonces desconocidos

Rocío Monasterio San Martín siempre se ha mantenido muy discreta en su vida personal pero para sorpresa de todos, este miércoles aparece en la revista ‘Diez Minutos’, hablando de su relación con su marido Iván Espinosa de los Monteros, del éxito de su matrimonio (llevan 21 años casados y 26 como pareja), de cómo lleva ser madre de cuatro hijos y dedicarse a la política, es la presidenta y portavoz de Vox en la Comunidad de Madrid.

Además, desvela sus manías, un gran secreto y cómo le ha cambiado la vida desde que en 2014 entró a trabajar en la formación liderada por Santiago Abascal y sale posando con diferentes estilismos, como en su día hizo también en esta revista, la ministra de igualdad, Irene Montero

La arquitecta y política de Vox, Rocío Monasterio, nacida en Madrid el 4 de febrero de 1974tiene sangre cubana porque su madre es española y su padre cubano pero de familia asturiana. “Era una familia muy grande y los más pequeños no tenían dónde trabajar y se fueron allí a buscar trabajo”, señala en ‘Diez Minutos’. 

Como ya te contamos en 'Vozpópuli', cuando su familia vivió en Cuba, fueron dueños de la Central de Azúcar del Golfo, que llegó a cotizar en Wall Street, hasta 1971 cuando Fidel Castro les expropió la empresa. Entonces, la familia Monasterio decidió regresar a España e importar la franquicia estadounidense KFC (Kentucky Fried Chicken), lo que les hizo bañarse en oro y permitió que tanto Rocío como sus hermanos (un hombre y dos mujeres) estudiasen en los mejores colegios.

Rocío Monasterio cuenta cómo conoció a su marido Iván Espinosa de los Monteros 

Rocío Monasterio, de 48 años, siempre presume de amor en las redes sociales y de lo enamorada que está de su marido, Iván Espinosa de los Monteros, portavoz del Grupo Parlamentario de Vox en el Congreso de los Diputados; de 51 años, con el que tiene una familia numerosa. Tienen cuatro hijos, tres niñas y un niño. Por este motivo, la política de Vox dice que en su casa “dominan las mujeres, porque hasta tenemos una perra"

El matrimonio vive con sus hijos en una espectacular casa de 545 metros cuadrados, cuatro plantas, ascensor, gimnasio, garaje y piscina con solárium próxima al Paseo de la Habana, en el distrito madrileño de Chamartín. La casa se construyó en el año 2012 y fue diseñada por la propia Monasterio.

Rocío Monasterio también habla en la revista de corazón de cuando ella y Espinosa de los Monteros eran novios. “A mí Iván me conquistó completamente”, desvela. Después recuerda cómo fue si primera cita: “Nosotros vivíamos cerca y nos veíamos. Los dos teníamos mundos totalmente distintos, porque el mío es mucho más artístico. Tener personalidades distintas ayuda, porque complementa”.  

Sin embargo, uno de los puntos en común que tenía y tiene la pareja era su pasión por la política. “En mis primeras citas con Iván, hablábamos de política. Yo tenía un trabajo como la arquitectura que es muy vocacional, pero la política la llevaba en la sangre”. 

Rocío Monasterio y su marido, Iván Espinosa de los Monteros
Rocío Monasterio y su marido, Iván Espinosa de los Monteros(Instagram)

Sus primeros años de novios fueron difíciles 

En la revista, Rocío también explica que sus primeros años como novios fueron difíciles ya que tuvieron el obstáculo de la distancia. “Nosotros vivimos un noviazgo a distancia, porque Iván estaba estudiando en Chicago y yo estaba en Madrid. Luego me fui a Estados Unidos, pero estábamos en estados diferentes: yo en Florida y él en Nueva York. Después yo volví y monté una empresa, y él montó la suya allí. A los dos nos gustaba nuestra empresa y luchábamos por sacarla adelante. Era muy complicado y costoso”, confiesa. 

Sin embargo, Monasterio supo sacarle el lado positivo a tener este tipo de relación. “Yo creo que conocer mundo ayuda a aprender cosas y saber que hay culturas y pensamientos diferentes”, señala. 

Además, para ellos, vivir separados, supuso una gran prueba de amor y de que tenían una relación fuerte. “Si estás comprometido con alguien, es una buena prueba y eso es importante antes de formar una familia y tener un proyecto en común. Yo creo mucho en el compromiso y si quieres formar una familia, tienes que saber que vas a pasar épocas buenas y malas”.  

En cuanto al secreto de su matrimonio, explica que no es tan cañera como en la Asamblea de Madrid. “En casa elijo muy bien las batallas que doy. Eso es importante. Tanto Iván como yo somos muy especiales, independientes y siempre hemos sido así. Eso es bueno porque nos respetamos, aunque seamos muy distintos. Es muy importante elegir las batallas. La verdad es que en casa nos damos mucho cariño, porque bastante complicado es el mundo fuera”, asegura. 

El día de su boda, le tuvieron que recordar que se casaba 

La política de Vox desvela también una peculiar anécdota que le ocurrió el día de su boda: casi se le olvida que se casaba y se lo tuvieron que recordar. “Se me complicó el día por un problema de trabajo. La peluquera me llamó para recordarme que tenía que ir porque era el día de mi boda. Pero tenía que resolver el problema antes. Fue un día de locos. 

Al final todo salió bien. “No llegué tan tarde para el lío que tuve. Tengo que reconocer que la política no es el trabajo más duro”, señala, explicando que en ese momento se dedicaba a la construcción, trabajaba como arquitecta. 

La boda de Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros fue el 15 de mayo de 2001 en la iglesia de las Esclavas de La Moraleja y se leyó una bendición del Papa Juan Pablo II. Después, el banquete y la fiesta se celebraron en el exclusivo Real Club Puerta de Hierro. 

La política de Vox publicó en 2019 una foto del día del enlace en su cuenta de Twitter, comparando su boda con la de Meghan Markle y el príncipe Harry. Rocío “acusó” a la duquesa de Sussex, de copiarle su vestido de novia. “Querida Meghan me has copiado el traje y el fotógrafo ...pero no has conseguido igualar al novio”, bromeó.  

Tiene cuatro hijos 

En la entrevista, Monasterio confiesa cuál es su gran victoria. “Sacar a cuatro niños adelante no es fácil y ahora menos. A mí me miran extrañada por tener familia numerosa. Me miran como si fuera el lince ibérico. Desde luego, tener una familia ha sido mi gran logro”, asegura. 

Al igual que otros muchos españoles, Monasterio señala que, aunque una amiga le dijo “que nunca es buen momento para tener un hijo, por el trabajo, por la hipoteca...”, aunque a ellos les pasó esto mismo, decidieron “lanzarse”. “Tener un hijo te hace esforzarte para sacarlos adelante. Por eso creo en el compromiso: de la familia, de la pareja, del trabajo, y tener el orgullo de que has hecho algo bien”, manifiesta. 

Respecto a si sus hijos entienden y saben quiénes son sus padres y que se dedican a la política, señala: “Sí, porque a nuestros cuatro hijos les hemos abierto al mundo. No les hemos protegido, para que vean todas las ideas y elijan por ellos mismos lo que quieren defender. Lo que me preocuparía es marcarles una línea”.  

Rocío Monasterio continúa explicando: “Intento reforzar su independencia de criterio y para eso, hay que formarse y leer mucho, que es lo único que les pido. Ellos leen todo tipo de periódicos. Quiero que salgan de la burbuja y vean quiénes nos critican. Lo que no quiero es que estemos todos cortados por el mismo patrón, porque si es así empobrecemos la sociedad”. 

Rocío Monasterio, con su marido Iván Espinosa de los Monteros y sus cuatro hijos
Rocío Monasterio, con su marido Iván Espinosa de los Monteros y sus cuatro hijos(Instagram)

Rocío Monasterio desvela sus manías y un gran secreto

Monasterio, de 48 años de edad, desvela ser una persona “muy maniática” pero de algo muy peculiar, “de la luz, de la belleza, de la estética”. “Me gusta mucho el orden. Los arquitectos somos bastante cuadriculados en bastantes cosas”, asegura.

Después, desvela en la revista 'Diez Minutos' algo desconocido hasta entonces, su gran secreto. “A mí me encanta ir los domingos al Rastro a pintar”, señala. Aunque ahora lo hace con menos frecuencia, dice lo sigue haciendo. “Me pongo una gorra y pinto fachadas por Madrid. En ocasiones me reconocen y se preguntan: ‘¿Qué hace Monasterio sentada en el suelo pintando?’. Hay que mantener los hobbies”.  

Cuando era joven y estudiaba Arquitectura en Florencia, vendía acuarelas. “Me iba a la calle y se las vendía a los japoneses. Así me podía pagar el alquiler y los estudios. Mi madre me llamaba para preguntarme de qué vivía y yo le decía que no se preocupara. En aquella época también me fui con un grupo que estaba rodando una película en Yugoslavia, que estaba en plena guerra, y pintaba la escenografía. Todo eso me divertía”, confiesa. 

Entre otras de sus aficiones está el tocar la guitarra española. “Me encanta tener un rato por las noches para tocarles a mis hijos 'Recuerdos de la Alhambra', y me esperan despiertos. Eso me encanta. Y creo que ellos siempre recordarán que mamá llegaba tarde a casa, pero que les dedicaba un tiempo. La vida no es solo trabajo. Tienes que desarrollarte como persona”. 

Cómo la política le ha cambiado la vida 

En la revista, también habla de política y de cómo le ha cambiado la vida. “La política lo que te cambia es que pierdes grados de libertad. Yo he sido siempre muy independiente y cuando entras en este mundo, tienes que planificar todo mucho más y está todo más acotado".

"Para nosotros es complicado en ocasiones salir a la calle y especialmente en Vox hemos tenido situaciones complicadas. Esto complica la vida a toda la familia. Yo he elegido estar en política, pero mis hijos no”, añade.

Al igual que contó Cristina Cifuentes en una ocasión, de que ella sacrificó su vida familiar por la política, Rocío también piensa así pero confiesa que también le tocó sacrificarse cuando era arquitecta. “Mis hijos ahora son más mayores, pero los primeros años fueron muy complicados. Pero te reconozco que mi mundo de antes (veinte años en la construcción) no era sencillo. Me tenía que llevar a mis hijos cuando eran bebés a la otra punta de España porque tenía una obra y no podía fallar. La política, como otros muchos trabajos, es complicada, y más cuando eres madre de familia numerosa”. 

Al preguntarle si cree que sus hijos podrían reprocharle que no ha pasado tiempo con ellos, dice: “Espero que no, porque creo que ellos entienden que lo hacemos por ellos”. 

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación
Salir de ver en versión AMP