DolceVita

Rocío Carrasco y Rocío Flores: el porqué de la distancia entre madre e hija

Rocío Carrasco se casa sin estar su hija presente, y sin embargo dice que está feliz

Rocío Flores, por su parte, le dedica duros comentarios a su madre en las redes. ¿Qué pasa realmente entre madre e hija? ¿Cuál es el verdadero motivo de su enorme distanciamiento? 

Resulta muy extraño, resulta extraño y hasta escalofriante, que al tiempo que Rocío Carrasco demostraba su gran felicidad en su boda con Fidel Albiac, su hija Rocío Flores demostrara su gran tristeza. Gran tristeza y gran malestar. “No la echo de menos. Si la quisiera ver, la vería”, había escrito antes Rocío en las redes sociales. 

Los casos de padres e hijos que no se hablan, por desgracia, no son tan raros, o escasos, como podemos creer. Pero una cosa es que una madre esté separada de su hija, y otra es que una madre haga público el especial momento de felicidad que vive, a pesar de que su hija esté muy lejos de ella. A pesar de que su hija esté lejos y lo esté pasando mal. 

Rocío Flores tuvo que soportar que su madre se casara sin estar ella presente, tuvo que soportar tres días de festejos en los que su madre disfrutaba de lo lindo, y se declaraba feliz. 

La hija pasó esos duros, difíciles, momentos cobijada en Chipiona, y arropada por su padre y por la familia Mohedano. 

Rocío Flores era muy pequeña cuando se separaron sus padres, sólo tenía tres años. Primero vivió con su madre. Su padre, Antonio David Flores, la veía cada quince días. Pero, cuando Rocío Flores aún no había cumplido los dieciséis años, abandonó la casa de su madre y se fue a vivir con su padre, y su esposa Olga. Desde entonces, y han pasado ya cuatro años, madre e hija no se llevan.

En este tiempo se han señalado muchos posibles motivos, y presuntos culpables, de la distancia entre madre e hija. Una distancia que es difícil de reducir cuando tu hija escribe en las redes: “Mi madre es Olga”. Una distancia que es difícil de reducir cuando tu madre se muestra tan feliz en una boda en la que falta su hija. El motivo final de esta separación puede ser que ninguna de las dos, ni la madre ni la hija, dan su brazo a torcer para arreglar sus disputas.

Pero, cuando hay problemas entre una madre y una hija de diecinueve años, ¿quién debería dar el primer paso, o todos los pasos necesarios, para la reconciliación? Esa es la pregunta y, hasta quizá es también la respuesta al porqué de tanta distancia entre madre e hija.

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