Existen tantas formas de viajar para conocer destinos como viajeros en el camino. En otoño, mientras las hojas de los árboles tornan de color y se posan poco a poco sobre el suelo, los amantes de las rutas senderistas disfrutan descubriendo lugares que recorrer a pie.
La naturaleza es uno de los grandes atractivos de estos viajes que pasan también por visitar entornos rurales para conocer de cerca la vida en el campo. La Península Ibérica cuenta con numerosos destinos donde realizar estos recorridos, pero estos que les desvelamos son algunos de los más alucinantes.
Senderismo y arte
Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la Sierra de Tramontana es un paraíso natural que hace las delicias de los amantes de las rutas senderistas. Su clima y sus temperaturas templadas durante el otoño permiten a los turistas disfrutar de lleno de esta experiencia de turismo activo.
La Ruta de Pedra en Sec, también conocida como GR 221, es el sendero más famoso y mejor conservado de la isla a través del cuál se recorren los 271 kilómetros que separan Andratx y Pollença. El recorrido se realiza en ocho etapas diferentes, y al final de cada una hay un refugio de la red del Consell de Mallorca donde se puede pasar la noche. Además, permite visitar vestigios históricos, conocer la arquitectura local, descubrir mitos, leyendas, tradiciones y saborear la gastronomía mallorquina.
Entre bosques y playas
El Algarve es otra de las zonas más interesantes para realizar rutas de senderismo en otoño, una forma de demostrar que esta área de nuestro vecino portugués tiene mucho más que ofrecer que sus playas.
Una de estas rutas se encuentra en el Bosque Nacional de Barão de la aldea de Barão São João, un monumento natural protegido, que cuenta con una enorme biodiversidad vegetal y animal asociada al clima mediterráneo que predomina en la zona. Sus senderos conducen a lugares de gran interés paisajístico, natural e histórico como el menhir de Pedra Branca, el monumento neo-calcolítico que evidencia que estas tierras han estado habitadas desde tiempos prehistóricos, o a Pedra do Galo, otro de los vestigios megalíticos del territorio.
En la profundidad del valle
Conocido como el que fuera en otro tiempo el sendero más peligroso del mundo, el Caminito del Rey se ha convertido en una de las grandes atracciones de la naturaleza malagueña. Este recorrido de casi ocho kilómetros, hoy rehabilitado a la perfección, es una experiencia única que recorre los desfiladeros del Paraje Natural Desfiladero de los Gaitanes con pasarelas construidas a más de 100 metros de altura.
Esta garganta escavada por el río Guadalhorce discurre entre desfiladeros, cañones y su gran valle, convirtiéndose en una de las rutas senderistas más bellas de la península. además, se pueden ver aves como el alimoche, el buitre leonado o el águila real. Todo un espectáculo de la naturaleza que no se pueden perder.
Al borde del mar
O Camiño Dos Faros es, posiblemente, la ruta senderista más conocida de Galicia. Un recorrido que permite al vistante conocer la Costa da Morte de una forma totalmente diferente: visitando los faros que la pueblan.
Esta ruta senderista divide sus 200 kilómetros en ocho etapas, desde Malpica hasta Finisterre. Un recorrido que permite ver cada uno de estos icónicos faros y disfrutarlos al borde del mar, desde acantilados, miradores y zonas de avistamiento de aves, además de poder visitar algunos de los pueblos más bellos de la zona como Camariñas, Tasaraño, Dor y Allo, pueblos de costa y de interior que convertirán este viaje por el norte de España en una experiencia natural preciosa.
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