Conocida por ser una de las grandes mecas gastronómicas del mundo, Lima tiene mucho que ofrecer a turistas y locales. En un viaje a la capital de Perú no hay que dejar pasar algunas claves para aprovechar la visita a la ciudad. Estas son algunas recomendaciones para sacarle jugo, aunque el viaje sea exprés.
Un barrio único
Uno de los barrios alternativos más interesantes de la capital es el de Barranco -la revista inglesa 'Time Out' lo definió como uno de los barrios más cool del mundo-, un distrito artístico y bohemio en el que encontrar todo tipo de representaciones artísticas, galerías, exposiciones, conciertos, cines al aire libre o teatros, además de bares y restaurantes. Barranco es también un lugar precioso en el que pasear entre sus antiguas casonas pintadas de colores y bajar hasta la Costa Verde para ver el atardecer en una de las preciosas playas de la ciudad. También es el lugar en el que salir de fiesta y disfrutar de la música peruana, como en Sargento Pimienta o La Noche de Barranco. No sin antes ir a tomar algo a Juanito de Barranco, un bodegón clásico del barrio donde probar el pisco sour y el chilcano.
Centro histórico de Lima
Visitar el casco antiguo de la ciudad de Lima es algo que no puede faltar en un viaje a la capital de Perú. Su majestuosidad se plasma en iglesias, claustros, edificios y casonas coloniales que rodean cada una de sus calles, por eso no es de extrañar que su centro histórico haya sido declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En su Plaza de Armas hay que visitar la Catedral de Lima dedicada a San Juan Apóstol y sus 14 capillas laterales dedicadas a diferentes santos y apóstoles. La Iglesia y el convento de San Francisco es otra de las paradas indispensables junto con sus catacumbas, que se descubrieron en 1943. Y, entre los museos cabe destacar el Museo de Arte de Lima (MALI), el Museo Nacional Afroperuano y la Galería Municipal Pancho Fierro.
Una vista la pasado
Recorrer Lima y no visitar algunos de sus espacios arqueológicos más importantes de la ciudad es perder la oportunidad de conocer parte de su historia. La Huaca Pucllana, cuyo nombre significa “lugar para juegos sagrados”, es uno de ellos; un centro ceremonial donde los antiguos pobladores daban culto a sus principales dioses, el Mar y la Luna. Dicen que las primeras piedras de Huaca Pucllana se colocaron en el siglo V después de Cristo, unos mil años antes de que los Incas empezaran la construcción del Machu Picchu.
Tampoco hay que dejar de recorrer el Santuario Arqueológico de Pachacamac -que significa “alma de la tierra, el que anima el mundo” -, el que fuera el principal santuario de la costa central durante más de mil años. Según hallazgos, este espacio era un oráculo capaz de predecir el futuro y controlar los movimientos de la Tierra, por eso hasta aquí acudían habitantes de todos los Andes en búsqueda de soluciones a sus problemas. Para seguir entendiendo las diferentes culturas que han pasado por esta zona del mundo, vale la pena acercarse al Museo Larco, donde se exhiben más de 5.000 años de historia del antiguo Perú.
La meca de la gastronomía
Conocida por ser una de las grandes mecas de la gastronomía mundial, Lima es el lugar al que sin ninguna duda hay que ir a comer. Su variedad es única y la cantidad de restaurantes es inabarcable, por eso se debe elegir con minuciosidad las comidas a realizar. La capital de Perú cuenta con una cocina callejera amplísima donde comer ceviches, tamales, sánguches o bebidas tradicionales como el emoliente, grandes restaurantes ubicados en listas mundiales como Central, Mérito, Maido o Kjolle, bodegones típicos donde ir a comer platos peruanos como lomo saltado o tallarines verdes, o restaurantes fusión fruto de las migraciones -china y japonesa-, como los chifas o los nikkei. Y es que en un viaje a Lima hay que visitar estos conjuntos gastronómicos para entender por qué la cocina peruana ha llegado a ser una de las mejores del mundo.
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