Yucatán es mucho más que 378 kilómetros de playas de arena blanca con aguas turquesas. Conocida por ser una de las regiones más bellas de México, sus más de 3.000 cenotes ya son más que un motivo suficiente y único para ir a visitarlo. Pero tiene mucho más: zonas arqueológicas de relevancia mundial como Chichén Itzá y Uxmal donde conocer la cultura maya; una vasta y exquisita gastronomía; ciudades coloniales y pueblos mágicos meritorios de una visita; o una naturaleza plena donde descubrir parte de la flora y la fauna local. Todo esto y mucho más, son motivos más que suficientes para lanzarse a descubrir Yucatán.
Una ciudad cosmopolita
Para empezar a recorrer Yucatán, Mérida es el punto de inicio perfecto. Fundada en 1542 y construida sobre la antigua ciudad maya de T´hó, destaca por su extensa oferta de atractivos culturales y artísticos y su espectacular centro histórico colonial digno de un paseo entre sus callejuelas.
La cultura del pueblo maya
Son 19 las zonas arqueológicas que guardan vestigios tangibles e intangibles de la cultura maya abiertas al público. Distribuidas por todos los rincones del estado, estos espacios ofrecen a los viajeros un mosaico cultural repleto de misticismo que distingue la cosmogonía de esta civilización. Ejemplo de ello es Chichen Itzá, reconocida como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Una arquitectura para el recuerdo
Al igual que su cultura o su cocina, la arquitectura en Yucatán es el resultado de la fusión del pueblo maya y la presencia europea que llegó durante el periodo de la conquista. En sus calles, la belleza de las construcciones de piedra caliza con toques afrancesados y españoles lo inundan todo. Merece la pena perderse para conocer algunos de los edificios más emblemáticos las casonas del Paseo de Montejo en la ciudad de Mérida o la Quinta Montes Molina, Casa Faller, Casas Gemelas y Casa El Pinar.
La ruta de los pueblos
Los pueblos que han sido escenario de hechos trascendentales para el país, además de ser destacables por su belleza, sus símbolos y leyendas, se hacen llamar en México, Pueblos Mágicos. En el caso de esta región, Yucatán cuenta con cuatro poblaciones que han sido distinguidas con este nombramiento: Maní, Izamal, Sisal y Valladolid, destacando cada una su biodiversidad, cultura, paisajes naturales, vestigios mayas.
Naturaleza pura
Yucatán tiene una gran parte de fauna y flora que enamoran gracias a su biodiversidad. Entre sus reservas naturales más llamativas se encuentra Ría Celestún, que alberga una riqueza de manglares sinigual; Ría Lagartos, en donde las aguas del Golfo de México y del Mar Caribe se fusionan haciendo de este lugar el punto preferido de anidación de los flamencos rosados; o la Reserva Alacranes, donde se ubica el único banco de coral del estado, considerado como el más grande en el Golfo de México.
Gastronomía de altura
La gastronomía local es considerada Patrimonio Cultural Intangible de Yucatán. No hay que irse de allí sin probar su cocina tradicional, resultado del mestizaje cultural entre el pueblo maya, los españoles y los libaneses, que han ido llegando a estas tierras a lo largo del tiempo.
La huella del meteorito
Uno de los grandes intereses de Yucatán son sus cenotes, unos lugares naturales formados hace 65 millones de años cuando un meteorito impactó contra Chicxulub, dando lugar a cientos de cenotes y grutas que hoy se pueden explorar y que son su sello distintivo. Actualmente, hay aproximadamente 3.000 cenotes censados de los cuales sólo 139 están abiertos al público. Entre sus más bellos y famosos están el llamado Carlota, ubicado dentro de la Hacienda Mucuyché y da origen a su nombre debido a que la emperatriz de México, Carlota, fue la primera persona en bañarse en sus aguas. Mientras que dentro de la Hacienda Selva Maya se ubica el cenote Saamal y para llegar a él se debe descender 20 metros para poder bañarse en sus aguas cristalinas.
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