Uno de los hitos económicos de los que el Gobierno presume diariamente es la caída de la temporalidad con la reforma laboral. Este mismo martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, alardeó en su debate con Alberto Núñez Feijóo en el Senado del crecimiento de la contratación indefinida en un país caracterizado por la alta precariedad laboral.
Sin embargo, los datos proporcionados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) reflejan que sólo un 15% de los contratos firmados en lo que va de año son fijos a tiempo completo. El 64% de los contratos firmados entre enero y agosto son temporales, mientras que otro 11% son fijos discontinuos y el 9% restante son indefinidos a tiempo parcial, según los cálculos realizados por este periódico.
En total se han firmado 12,5 millones de contratos hasta agosto, de los que 8 millones son temporales, 2 millones son indefinidos a tiempo completo, 1,4 son fijos discontinuos, y 1,1 millones son indefinidos a tiempo parcial. Como consecuencia del crecimiento de los indefinidos en sus diferentes fórmulas, la firma de contratos ha aumentado un 5,4% respecto al año anterior, cuando se firmaron 11,9 millones de contratos hasta agosto.
Un 44% de los contratos fijos son a tiempo completo, un 31% son discontinuos, y un 25% son a tiempo parcial
En el mismo periodo del año pasado (enero-agosto), se firmaron 10,6 millones de contratos temporales, 774.000 indefinidos a tiempo completo, 146.000 fijos discontinuos y 322.000 indefinidos a tiempo parcial. De esta forma, el 89% de los contratos firmados eran temporales, mientras que los indefinidos a tiempo completo representaron el 7% del total; los fijos a tiempo parcial, un 3%; y los fijos discontinuos, un 1%.
Es decir, que si bien se han producido avances en la lucha contra la temporalidad (reduciendo su peso sobre el total en 25 puntos), los mayores crecimientos se concentran en las modalidades de empleo indefinido en las que los trabajadores trabajan menos horas a lo largo del año, bien porque sus jornadas son parciales o bien porque tienen periodos de inactividad (fijos discontinuos).
Los fijos discontinuos crecen un 853%
En concreto, la firma de fijos discontinuos han crecido un 853% respecto al año pasado (hasta agosto); la de indefinidos a tiempo parcial, un 247%; y la de indefinidos a tiempo completo, un 155%. Por tanto, cuando el Gobierno habla de que el número de contratos indefinidos firmados "ha crecido un 260% sobre el mismo periodo del año 2021", se refiere al dato general de indefinidos, sin desagregarlo por tipo de jornada.
Y es que, dentro de los contratos indefinidos que se han firmado este año, un 44% son indefinidos a tiempo completo (18 puntos menos que en 2021), un 31% son fijos discontinuos (19 puntos más que en 2021), y un 25% son a tiempo parcial (1 punto menos que hace un año). Esto se traduce en que casi uno de cada tres contratos indefinidos que se firman es ya fijo discontinuo.
La reforma laboral ha disparado el número de fijos discontinuos al penalizar los contratos de corta duración y ser esta la alternativa de contrato indefinido más vinculada a la temporalidad. La cuestión es que, cuando acaba la temporada de empleo, los fijos discontinuos entran en un periodo de inactividad en el que dejan de trabajar y pueden recurrir a la prestación por desempleo.
Estadísticamente no se contabilizan como parados por el Ministerio de Trabajo, pero sí lo hacen en la Encuesta de Población Activa (EPA) que publica trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística (INE). Por esta razón, se espera que después del verano, con el fin de la temporada estival, afloren un número importante de parados con este tipo de contrato. Sí afectará a los datos de empleo que proporciona la Seguridad Social, puesto que durante los periodos en los que están inactivos, los fijos discontinuos sí dejan de computar como afiliados.
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