Economía

2020, uno de los ejercicios más complejos para el sector del automóvil

Al convulso ejercicio 2019 se presenta un 2020 marcado por la incertidumbre que genera la entrada en vigor de los nuevos límites de emisiones y las millonarias multas que van a suponer entre los fabricantes que no cumplan la normativa. En España, la burbuja del coche eléctrico podría marcar el futuro de nuestra industria.

No ha sido 2019 un ejercicio especialmente exitoso para el sector del automóvil en España, aunque un pequeño impulso en la segunda mitad del año permitió finalizar el año con cifras menos críticas de lo que apuntaba allá por los meses de verano. Ventas y producción se han visto condicionadas por la incertidumbre que se vive desde hace ya más de un año en cuanto al desarrollo de las nuevas tecnologías que van a marcar el paso en los próximos años. Si a ello se une la cada vez más restrictiva normativa de emisiones que tanto condiciona a usuarios y fabricantes y la gran incertidumbre en cuanto al desarrollo a gran escala del coche eléctrico se refiere, el término “tormenta perfecta” empieza a oírse con demasiada frecuencia en el sector.

Y es que las fábricas españolas viven momentos de inestabilidad, en un cambio de ciclo que todavía no se sabe a ciencia cierta cómo afrontarlo, aunque todo parece encaminado hacia el coche eléctrico, al menos visto desde la perspectiva de las millonarias inversiones de los fabricantes en esta todavía incipiente tecnología que todos quieren imponer. Porque aunque no es la única, y de hecho otros combustibles alternativos, como el gas natural, siguen muy por encima en ventas en España –y en Europa–, el coche eléctrico es la alternativa que casi todas las marcas manejan como relevo para el coche de combustión.

2020 va a suponer un punto de inflexión para el coche eléctrico, relevante para poder rebajar los niveles de emisiones medios de cada marca y evitar así las millonarias multas

Y aunque las miras están puestas a más largo plazo, y se habla del año 2040 como el de la previsible descarbonización del sector, 2020 va a suponer un punto de inflexión para el coche eléctrico, relevante para poder rebajar los niveles de emisiones medios de cada marca y evitar así las millonarias multas entre quienes superen los 95 g/km de CO2 marcados como límite en Europa y que supone una gran rebaja respecto a los 130 g/km que se manejaban hasta ahora.

Una amenaza de la Unión Europea que los fabricantes deben sortear a lo largo de 2020 impulsando tecnologías o combustibles alternativos, y que va a llevar a la propia industria a tener que ir adaptándose casi mes a mes a las exigencias del mercado, con las dificultades que ello plantea en las previsiones de producción de una u otra tecnología.

Muchas dudas todavía

Porque en España, ya son varias las plantas que producen sobre la misma línea de montaje versiones de combustión y eléctricas, y aunque todo apunta a que el coche eléctrico debiera a lo largo de este ejercicio impulsarse con fuerza, la falta de infraestructuras, los todavía elevados precios y la falta de ayudas públicas dificultan un mayor crecimiento, a pesar de que los fabricantes siguen invirtiendo grandes sumas en ello y están preparados para cubrir un eventual incremento de la demanda.

Las muchas dudas que siguen girando alrededor del coche eléctrico supondrá sin duda un grave problema para las fábricas, inmersas en millonarias inversiones para su transformación pero sin garantías de ser el camino correcto, al menos a corto plazo. Una transformación que afecta y afectará al empleo, en forma de regulaciones de plantilla para adaptarse a las nuevas cifras de producción a la baja pero también motivadas, como señala la patronal automovilística alemana VDA, por un cambio de tecnología que va a conllevar pérdidas de miles de puestos de trabajo los próximos diez años.

¿Y de infraestructuras? Es sin duda uno de los principales frenos a la expansión de la movilidad cien por cien eléctrica, un aspecto en el que nuestro país se sitúa a la cola de Europa sólo por delante de Italia. Poco a poco se van incrementando los puntos de recarga, pero este 2020 debiera acabar con un importante avance en este aspecto con miles de nuevos puntos por toda la geografía que permitiera a los usuarios contemplarlo como una alternativa real y eficaz para el día a día. Hay mucho que avanzar todavía y este año se prevé un salto cuantitativo notable, aunque no se espera que sea definitivo como para poder impulsar de verdad las ventas de eléctricos.

Los propios concesionarios contemplan una reducción de más o menos el 3% dejando así un mercado estable en torno a 1,2 millones de turismos

En lo que a ventas globales en España se refiere, se prevé un 2020 en cifras algo más bajas que las del año pasado, y los propios concesionarios contemplan una reducción de más o menos el 3% dejando así un mercado estable en torno a 1,2 millones de turismos, una cifra que para la patronal permite sobrevivir aunque con bajas rentabilidades que ya se vieron reducidas en 2019. Porque un mercado que se mueva anualmente por encima de esa cifra aleja sin duda los muchos problemas en forma de cierres de concesionarios y despidos que se llevaron a cabo durante los años de crisis en los que se vendían menos de 800.000 coches al año.

Sí se teme una mayor caída en lo que al mercado de particulares se refiere, que fruto de la incertidumbre general que se vive en España afecta en mayor medida a este colectivo, que sigue en muchos casos sin decidirse y alargando mucho el proceso de compra. Un canal que para este año caería hasta un 7% respecto a los datos poco brillantes de 2019. Será, por tanto, el canal de empresas el que tirará sobre todo del mercado con un mínimo alza, manteniéndose el de “rent a car” en cifras similares a las del pasado año.

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