Sin ayudas públicas, sólo hay un camino para cerrar la reforma financiera. Esa vía pasa porque la factura la asuma el propio sector bancario. Las entidades ya han aceptado que serán ellas quienen financien el coste de las subastas actualmente intervenidas o nacionalizadas: Banco de Valencia, Catalunya Caixa y Novagalicia. Un precio que puede llegar a los 20.000 millones de euros, según diversas fuentes del sector. "Ese parece que será el precio mínimo, pero la factura puede ser incluso algo superior", hacen cuentas en varias entidades.
Aunque la vía de financiación definitiva no ha terminado aún de perfilarse, la opción más probable es que Economía acabe aceptando la propuesta que menos perjudica al sector financiero. "A mediados de la próxima semana, si no antes, puede estar ya totalmente definido el sistema", aseguran fuentes conocedoras de la operación.
Las ayudas se articularán a través de un crédito que el Fondo de Garantía de Depósitos (FDG) recibirá por parte de los propios bancos. El pago de este préstamo se realizará con el aval de las cuotas anuales futuras que cada entidad tiene que abonar obligatoriamente a este fondo. De esta manera, las entidades no hacen ningún tipo de desembolso de capital ya que sólo reconocen una deuda con el FDG que le sirve a éste para aumentar su patrimonio. Adicionalmente, cada entidad tendrá que abonar cada año su parte alícuota de contribución al fondo.
Según diversas fuentes, este préstamo se avalará con las cuotas de los próximos ocho años. En cifras redondas, el Fondo de Garantía de Depósitos se endeudará por un valor de alrededor de 16.000 millones ante la sequía actual de su hucha, tras las operaciones de la CAM y Unnim, para acometer las tres subastas venideras. Sin embargo, esa cifra parece no ser suficiente para cerrar los procesos de Banco de Valencia, Catalunya Caixa y Novagalicia, en el caso de que el plan de inversores privados presentado por los gestores de la entidad gallega no sea aceptado por Economía y el Banco de España.
Desde el sector no se descarta que, en un futuro a medio plazo, se introduzca algún tipo de derrama puntual para llegar a esa cifra de 20.000 millones. Lo que no quiere la banca y así se lo ha hecho saber a Economía es una fórmula de financiación basada exclusivamente en nuevas derramas o adelantos de las futuras aportaciones. "Esa situación lastraría las cuentas de las entidades y metería a la mayoría del sector en pérdidas. Ahora mismo, las entidades no pueden compensar esas aportaciones desde los balances. Por eso se está negociando esta vía de reconocimiento de deuda", aseguran desde una entidad sistémica.
7.000 millones de recompra del FROB
En esos 20.000 millones se contemplan tanto el capital como las pérdidas futuras que articularán el Esquema de Protección de Activos (EPA) que recibirá los nuevos propietarios de las entidades nacionalizadas. Sólo en capital, el Fondo de Garantía de Depósitos tendrá que recomprar al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) algo más de los 7.000 millones que ha desembolsado en Catalunya Caixa, Novagalicia o tiene comprometidos para Banco de Valencia, cuya subasta se ha iniciado esta semana.
El resto del crédito servirá para ir cubriendo las pérdidas de cada entidad según vayan aflorando, siguiendo el esquema que se ha seguido con la CAM y Unnim. Sin embargo, esos 13.000 millones restantes se antojan insuficientes para el sector ante las posibles minusvalías que aparezcan en estas tres entidades. "Si únicamente el EPA del Valencia va a ser de 5.000 millones, la factura se disparará porque las posibles pérdidas tanto de Catalunya Caixa y Novagalicia se acercarán bastante a las de la CAM", explican desde una entidad que estudia ya el cuaderno de venta del banco levantino distribuido por Nomura.
Entidades que estudiaron la operación de la CAM cifraron la pérdida esperada de la caja alicantina, en los próximos 10 años, en alrededor de 16.000 millones. Incluso, Jaime Guardiola, consejero delegado del Sabadell, reconoció públicamente que las minusvalías de la CAM superaban de largo los 10.000 millones.