Dimas Gimeno ha dejado de ser este jueves presidente de El Corte Inglés, pero la guerra entre accionistas no terminará con su cese. El enfrentamiento entre los descendientes de Isidoro Álvarez sigue vivo y obligará a las partes a visitar los tribunales en varias ocasiones por temas patrimoniales y empresariales. De hecho, nadie a estas alturas descarta que en los próximos días los contendientes de esta guerra se interpongan nuevas demandas cruzadas. Gimeno, por la forma en la que ha sido destituido. Sus críticos, por el daño que -consideran- han provocado en la compañía sus maniobras para intentar 'atrincherarse' en su puesto.
El nuevo presidente de los grandes almacenes se encontrará varios incendios activos en la madrileña calle de Hermosilla 112, lugar de celebración de los cónclaves del grupo. El primero, y quizá el más urgente, tiene que ver con la situación economica de los grandes almacenes. Para este verano, estaba prevista una importante operación de financiación, consistente en la emisión de 1.200 millones de euros en bonos. La batalla que se ha vivido en su Consejo de Administración ha obligado a retrasarla y Jesús Nuño de la Rosa deberá retomarla en el corto plazo para tranquilizar a accionistas y acreedores.
El jeque catarí Hamad bin Jassin bin Jaber observa todos estos movimientos desde la distancia, pero con atención. De hecho, hace unos días, trasladó a altos directivos de la compañía el mensaje de que, si la batalla entre socios no termina pronto, exigirá los 225 millones de euros en intereses que le corresponden por el préstamo que concedió a la compañía en julio de 2015. Una operación que caería como un jarro de agua fría entre los gestores de El Corte Inglés.
No hay que olvidar que, en las próximas semanas, el catarí pasará a ostentar el 10% del capital de la compañía, el cual le corresponde debido a que el citado préstamo de 1.000 millones de euros es convertible en acciones. Entre los puntos que defiende este empresario se encuentra el de mejorar el gobierno corporativo de El Corte Inglés para dar entrada a consejeros independientes en su Consejo.
Heredero sin apellido
La ascensión de Jesús Nuño de la Rosa tiene un significado histórico en el grupo. En primer lugar, porque se ha producido tras la destitución de su presidente, algo nunca visto en unos grandes almacenes que dirigieron durante décadas Ramón Areces e Isidoro Álvarez sin que les temblara el pulso y sin oposición significativa. Y, en segundo lugar, porque supone apartar del trono de Hermosilla a los descendientes de los fundadores. En este sentido, dentro del Consejo de Administración no es ningún secreto que Marta Álvarez Guil siempre quiso convertirse en la primera mujer en ponerse al frente de estos grandes almacenes.
En la compañía no se espera que la hija adoptiva de Álvarez plantee batalla por este puesto. Entre otras cosas, porque la imagen de 'los primos' ha quedado muy tocada tras la guerra que han mantenido durante las últimas semanas. Ahora bien, no descartan que Marta y Cristina Álvarez Guil reclamen la presidencia de la Fundación Ramón Areces, actualmente en manos del octogenario Florencio Lasaga. Esta entidad posee el 37% de las acciones del grupo, lo que otorga a su líder un peso fundamental en la tema de decisiones en el Consejo.
Habrá que ver también la actitud que mantiene a partir de ahora Dimas Gimeno. Cabe la opción de que acepte la destitución y adopte un perfil bajo; o que continúe con las hostilidades.
Desde hace unos meses, amenaza con airear los trapos sucios de la compañía, que supuestamente salpican a algunos de sus altos directivos. El pasado miércoles, avanzó que denunciaría su destitución ante los tribunales al considerar que se ha producido en un Consejo de Administración ilegal y sin el preceptivo informe del Comité de Nombramientos y Retribuciones, que ni siquiera existe en la empresa. En respuesta a este mensaje, sus adversarios sopesan demandarle por el daño que han ocasionado en El Corte Inglés sus intentos de encaramarse al cargo.
Sobre la mesa presidencial, Jesús Nuño de la Rosa encontrará este jueves el proyecto de salida a bolsa de la compañía, que todos los consejeros consideran necesario, pero que una parte de ellos no cree viable en el corto plazo. De hecho, implicaría una serie de modificaciones estructurales que demorarían el proceso más allá de 2020. Para entonces, es de esperar que se hayan aprobado nuevas medidas para tratar de contener las arremetidas de los grandes gigantes del retail que han aflorado a la derecha y a la izquierda del mapa. Tanto por Oriente, como por Occidente.
Mientras esto tiene lugar, Gimeno y sus primas se verán las caras en los tribunales como consecuencia de sus diferencias sobre la herencia de Isidoro Álvarez; y sobre la gestión de Cartera de Valores IASA, que acumula el 22% de los títulos de El Corte Inglés. Desde luego, a estas alturas, parece casi imposible alcanzar un armisticio.
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