El aceite de oliva español conquista el mundo y, paradójicamente, los consumidores nacionales lo sufren en sus bolsillos. Atendiendo a un informe del EAE Business School, la producción del aceite de oliva español batirá en la campaña 2018-2019 un nuevo récord, dinamizada por la mayor demanda internacional. Sin embargo, el creciente peso del mercado extranjero, dicen los autores del informe, está contribuyendo a un aumento del precio del producto en España.
Según precisa Mariano Íñigo, responsable del estudio e investigador con una experiencia de más de dos décadas en el sector, la demanda nacional representaba hace treinta años más del 50% del mercado del aceite de oliva español. Sin embargo, actualmente representa menos de la tercera parte de un mercado que ha crecido globalmente gracias al empuje de países no productores como Estados Unidos (donde la demanda se ha triplicado en los últimas tres décadas), o el británico y el alemán (donde se ha quintuplicado). Estos mercados, señala el investigador, tienen un poder adquisitivo mayor que el español, lo que está impulsando el alza de los precios del aceite en el mercado nacional.
Caída de la demanda nacional y subida de valor
Simultáneamente, la subida del precio es uno de los factores que aparecen detrás de la caída del porcentaje del consumo nacional de aceite de oliva que señala el informe del EAE. Según este estudio, el consumo de aceite de oliva cayó un 10% en España en las últimas tres décadas. "Los españoles no consideramos el aceite de oliva como un producto de primera necesidad...por lo que si vemos que el precio aumenta, algunos dejan de comprarlo".
Así las cosas, el consumo de aceite de oliva en los hogares españoles ha disminuido durante los últimos 10 años: los 425 millones de litros en el año 2008 cayeron a los 342 millones de litros en 2017. Paralelamente, el valor del aceite en nuestro país ha experimentado la evolución inversa: de los 1.256 millones de euros del año 2008 se ha pasado a los 1.373 millones de euros en 2017.
Abandono de la dieta mediterránea
Íñigo añade que otro motivo de la caída de la demanda pasa por un "abandono de la dieta mediterránea" por parte de los más jóvenes.
"Yo tomaba un bocadillo de mantequilla y chocolate, o uno de chorizo, hechos en casa...hoy a un niño le damos un producto de bollería", recuerda Ínigo, incidiendo en que las nuevas juventudes - mayores consumidores de nata, según atestiguan mejor que nadie la tendencia de la sociedad española a abandonar la cocina en el hogar a favor de productos pre-cocinados que por lo general no precisan de aceite de oliva.
"El descenso del consumo de aceite de oliva en general entre la población española puede corresponderse al descenso de la práctica de cocinar en casa, utilizando productos más cuidados o específicos para esta cocina casera", ha concluido Xavier Medina, antropólogo de la Universitat Oberta de Cataluña, impulsor del 'Barómetro Carbonell de Comida Casera'. Según este estudio, la caída del consumo del aceite coincide con "los cada vez menores tiempos que deja la jornada laboral" y con el hecho de que los jóvenes de entre 18-24 tienen una especial preferencia por productos alejados del aceite de oliva y la dieta mediterránea, como la nata.
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