Cambio de cIclo en el la industria española de la construcción y servicios. Las grandes multinacionales españolas del sector -ACS, Ferrovial, Acciona, FCC, Sacyr y OHL- se encuentran en pleno proceso de transformación, con giros radicales en sus negocios tradicionales, cambios en su capital y en sus respectivas cúpulas.
Florentino Pérez (ACS), Rafael del Pino (Ferrovial), José Manuel Entrecanales (Acciona), la familia Villar Mir y los hermanos Amodio (OHL), y Manuel Manrique (Sacyr) están cambiando el rumbo de sus respectivas compañías para asegurar su viabilidad y éxito durante al menos las dos próximas décadas.
Las seis multinacionales reinan en la adjudicación de la obra civil en España y coinciden a menudo en otros grandes proyectos internacionales. Pero todo eso está cambiando. Se acabó brearse en concursos y adjudicaciones de obras de construcción e infraestructuras, donde cualquier factor inesperado puede echar al traste el escaso margen estimado.
Y el coronavirus ha sido el 'gran factor' inesperado. Los datos de SEOPAN, la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras, donde se integran estas seis grandes empresas, muestran un desplome de la construcción durante 2020. La licitación pública en obra civil se ha reducido un 26%, hasta los 8.364 millones de euros, y la contratación pública un 40%, hasta sólo 6.348 millones de euros. Niveles de negocio que no se veían en el sector desde 2014.
Es el momento de apostarlo todo por el negocio de las concesiones, proyectos que requieren una elevada inversión inicial pero que, a partir del acceso a la propiedad y a la gestión, los dividendos son recurrentes y los ingresos asegurados.
Y también es el momento de la energía verde, de apostar por los nuevos proyectos energéticos, al calor de los multimillonarios recursos que tanto Estados Unidos como la Unión Europea, y también China, están comprometiendo en una desenfrenada carrera por descarbonizar la economía.
"En una obra de 20 millones de euros se ganan 100.000 euros, el beneficio es muy pequeño, del 2% o 3%, cualquier imprevisto te lleva a pérdidas", comentan en una de estas compañías. "La construcción tiene mucho riesgo y muy poco margen", afirman.
Lo que está ocurriendo en las multinacionales españolas del sector "es una evolución impuesta por la edad de algunos de los dirigentes y también por los cambios en la economía", señalan en otra de las empresas mencionadas.
Así están cambiando las grandes empresas españolas de la construcción y servicios.
La 'nueva era' de ACS
Florentino Pérez es el ejemplo del cambio de tendencia de los imperios constructores. La reciente venta de la división industrial de ACS a Vinci se fundamenta en la entrega de sus actividades de ingeniería y obras, principalmente de su filial Cobra, a cambio de 5.000 millones de euros y un acuerdo para formar una energética conjunta para abrirse hueco en el negocio renovable.
El dinero de esta operación era para comprar autopistas y potenciar Abertis, la concesionaria española que compró en 2018 con Atlantia. Y poco tardó en realizar su primer movimiento. Una semana después de firmar el pacto con Vinci, ACS enviaba una carta a Atlantia para trasladarle su intención de comprar su 88% del mayor gestor de autopista de Italia, Autostrade.
En menos de una semana, Florentino Pérez le enseñaba al mercado los dos pilares sobre los que quiere cimentar el futuro de ACS: autopistas y energía. Dragados y Hotchief, sus dos grandes filiales de construcción, pasará a un segundo plano, junto con su negocio de servicios, por las grandes dificultades que tienen en convertir sus grandes ingresos en beneficio.
Acciona piensa en verde
En 2013, el grupo Acciona tembló. La compañía registró ese año las primeras y mayores pérdidas de su historia, 1.972 millones de euros. El cambio regulatorio del Gobierno sobre las renovables amenazó su estrategia de negocio.
La compañía presidida por José Manuel Entrecanales acometió entonces un proceso de desinversiones, recorte de costes, ERE. Y un año después regresó a los beneficios. A pesar del varapalo, el grupo se mantuvo firme en su apuesta por la energía verde, en particular por la eólica.
En 2020, el coronavirus arrebató la mitad del resultado bruto de explotación (Ebitda) de su negocio de infraestructuras, hasta los 213 millones de euros. La división de energía, que fundamenta su negocio en el mundo renovable, sufrió una leve corrupción en el año del 6,7% hasta los 831 millones de euros.
Unas cifras que evidencian que son tiempos de pensar en verde. La escisión de su división de energía y la inminente salida a Bolsa del 25% de la compañía marca un antes y un después para Los Entrecanales. El mercado ya valora por encima de 9.000 millones esta filial, frente a los 7.200 millones que capitaliza toda la empresa actualmente.
Los nuevos tiempos de FCC y Slim
FCC está levantando la obra faraónica más grande que actualmente se puede ver en España, la reforma del estadio Santiago Bernabéu. Pero a la obra le queda un año y no se vislumbran más proyectos de este calado a corto plazo. La empresa que desde 2014 controla el magnate mexicano Carlos Slim mira a la movilidad de las ciudades como su gran alternativa.
El metro de Riad (Arabia Saudí), la Línea 2 del metro de Panamá así como la del puente Gerald Desmond en Los Ángeles (USA) o la propia adjudicación de la reforma del Nudo Norte de Madrid son algunas de concesiones que marcan los nuevos tiempos de FCC.
Pese a estas grandes obras, FCC cada vez es menos constructora. Su negocio de medioambiente (prestación de servicios esenciales de recogida, tratamiento y eliminación de residuos) genera el 43% de su Ebitda, su área de gestión de aguas un 27%, su negocio de fabricación de cemento un 13,4% y las concesiones (desarrollo, operación y mantenimiento de infraestructuras) un 9%. El negocio de construcción ya sólo representa un 5% de todo su resultado bruto de explotación.
Ferrovial, adiós a los servicios
El grupo Ferrovial también lo tiene claro: adiós a los servicios y apuesta por las concesiones. La compañía presidida por Rafael del Pino está centrada en la actualidad en la venta de su división de servicios, una operación en la que lleva enfrascada dos años y que pretende culminar en los próximos meses.
Se trata de una operación clave para el grupo español, que marcará su futuro próximo, valorada en más de 2.000 millones de euros. Afectará a unos 40.000 empleados, en España, Chile y Estados Unidos.
Previsiblemente el grupo mantendrá al margen de la venta su negocio en Reino Unido, y se desprenderá, por partes, de la actividad en España, Estados Unidos y Chile. Por ahora la multinacional española sólo ha conseguido vender el negocio de esta división en Australia y Nueva Zelanda, por 500 millones.
La pandemia ha afectado precisamente al negocio que Ferrovial pretende impulsar en los próximos años, el de concesiones. Las restricciones a la movilidad han impactado en los ingresos que percibe, por ejemplo, de su autopista en Canadá, la 407 ETR, donde el tráfico se desplomó el pasado año, al igual que en el aeropuerto londinense de Heathrow (Ferrovial posee el 25% de Heathrow Airport Holdings Limited, encargado de la gestión del aeródromo; el resto del capital está en manos de Qatar, con el 20%, el fondo público canadiense CPDQ, con el 12,62%, y el fondo CIG de Singapur, con el 11,2%).
El grupo confía no obstante en ir incrementando sus ingresos por concesiones a medida que se reduzcan las restricciones a la movilidad y se extienda el proceso de vacunación. Mantiene su apuesta por el negocio de la construcción y adjudicaciones de obras principalmente en Estados Unidos, y ha presentado proyectos por valor de 5.000 millones para captar fondos europeos, entre otros el de crear una red en España de infraestructuras para taxis voladores eléctricos.
OHL, de los Villar Mir a los Amodio
En plena pandemia, el grupo OHL vivió el pasado año la mayor transición de su historia. La constructora fundada por Juan Miguel Villar Mir cedió a los hermanos mexicanos Luis Fernando y Julio Mauricio Amodio el control del grupo, la presidencia, tras haberse convertido estos en sus primeros accionistas.
La entrada de los inversores mexicanos alejó el fantasma del concurso de acreedores que acechaba a la compañía, inmersa desde hace unos años en un incesante proceso de negociación con sus acreedores financieros. Pero las incertidumbres todavía se ciernen sobre el grupo español, que en 2020 registró 151,2 millones de pérdidas, un 5,7% más que en 2019.
La llegada de los Amodio a OHL supondrá también un cambio de estrategia. Los mexicanos ya han anunciado su intención de apostar por el negocio concesional, y recientemente la compañía ha logrado un acuerdo de reestructuración y ha establecido un plan de desinversiones.
Los Amodio además participan en una oferta presentada recientemente para hacerse con el control de Abengoa, tras asociarse con los accionistas minoritarios del grupo energético que se han convertido en sus primeros accionistas.
Sacyr, el Canal de Panamá es historia
La obra del Canal de Panamá ocupará un lugar destacado en la historia de Sacyr para siempre, un reto de ingeniería que no está al alcance de cualquier compañía.
Pero los quebraderos de cabeza, jurídicos, de reputación, políticos, y económicos que ha supuesto para el grupo español también han terminado por hacer ver con claridad que, en el futuro, será en el negocio de concesiones donde ponga el foco la multinacional presidida por Manuel Manrique.
El grupo ha iniciado este año un plan estratégico, hasta 2025, centrado en los negocios concesionales, en los que la rama constructora de Sacyr participará en la creación de las infraestructuras necesarias. La compañía prevé incrementar la cifra de ingresos por encima de los 5.500 millones de euros anuales al término de la implantación del plan.
Está por ver que hará Sacyr con su participación en Repsol. La compañía es el primer accionista de la petrolera, con el 8,2% del capital, según los registros de la CNMV, un porcentaje que retiene a través de derivados financieros.
Dicha participación no parece conjugar adecuadamente con el Plan Estratégico 2021-2025, en el que se Sacyr se compromete a luchar contra el cambio climático, con un objetivo de ser neutral en carbono antes de 2050. La compañía ha asegurado que elevará el 50% la inversión en protección del medio ambiente y duplicará la inversión en innovación en los próximos cinco años.