ACS ha sufrido un desplome del 28% de su beneficio en los tres primeros meses de 2020. La culpa se la atribuyen al impacto del coronavirus en filiales como Abertis y Clece. Pero sus cuentas del primer trimestre también revelan un incremento notable de su deuda con respecto al mismo período del ejercicio anterior. En concreto, la constructora que preside Florentino Pérez ha engordado un 165% su pasivo frente al primer trimestre de 2019.
La constructora registra en marzo de 2020 una deuda neta de 2.374 millones de euros, lo que supone un incremento de 1.477 millones con respecto al mismo periodo del año anterior y que es equivalente a 0,79 veces su resultado bruto de explotación (Ebitda). La compañía justifica que ha triplicado su deuda por el pago de las obligaciones por la salida de su filial australiana CIMIC de Oriente Medio.
El pago para la salida de la filial de este mercado es el principal culpable de que ACS haya tenido que incluir 814 millones en la partida de otras fuentes de financiación. Este suceso esta relacionado con el anuncio de Cimic de la venta del negocio que tenía en Oriente Medio a través de la participada BICC, una operación que le ha supuesto un ajuste contable negativo de unos 1.800 millones de dólares australianos (unos 1.100 millones de euros) y le ha llevado a cerrar 2019 con una pérdida de 1.039 millones de dólares australianos (unos 630 millones de euros).
No obstante, la constructora que preside Florentino Pérez también añade otros motivos al aumento desmesurado de su pasivo en este período. Como son "la estacionalidad propia del periodo que implica una salida de caja por variación del capital circulante, un menor uso de factoring y las inversiones realizadas en el periodo", afirma ACS.
Fuerza de los servicios
ACS siempre ha sido reconocido como una empresa de construcción, pero sus cuentas de este primer trimestre vuelven a evidencia la fuerza de los servicios en sus cuentas. De enero a marzo, el 60% del beneficio de la compañía llegó a través de su actividad de servicios, con una ganancia de 120 millones de euros pese a reducirse la facturación el 5,5%, a 1.913 millones de euros, por el retraso en el inicio de algunos proyectos y la variación en el tipo de cambio.
Por su parte, el negocio de la construcción registró un resultado bruto de explotación de 520 millones, que representa un 0,7% más. La cartera de obras se sitúa en 60.834 millones de euros, con un crecimiento del 0,5% anual.
Su negocio industrial, por su parte, se redujo un 5,5% sus ingresos, hasta los 1.913 millones, afectada "por la ralentización de proyectos de energías renovables en España". De hecho, ACS invirtió 121 millones en su nueva apuesta por la energía verde, una tercera parte respecto a los 311 millones del mismo periodo del pasado año.
No obstante, ACS vendió en este período a Galp Energía todas sus plantas y proyectos fotovoltaicos en España, que suman una potencia de 2.930 megavatios (MW), por 2.200 millones de euros. Una inyección de capital para la constructora, pero un frenazo en su apuesta 'verde'.
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