Demócratas para todo -desde decidir sobre la pena de muerte hasta legalizar la marihuana-, los votantes californianos aprobaron en 2008 en referéndum el tren de alta velocidad que surcaría 1.100 kilómetros por el estado más poblado de EEUU. Pero cuatro años después, el proyecto parece estancado: la inversión de 40.000 millones de dólares estimada en 2007 ha pasado a ser de 100.000 millones, y gran parte de los fondos federales se han desviado a la contención de la enorme deuda pública de California. El AVE que unirá Sacramento y San Francisco con San Diego tendrá que esperar.
Y en esa espera se hallan tres de los consorcios con presencia española aspirantes a ganar varios de los concursos que hay en juego. Compañías como Ferrovial, Acciona, ACS y Comsa Ente pujan por tener su hueco, como se ha visto en la pugna por el primer tramo entre Madera y Fresno, de 46 kilómetros. Una batalla en la que ya ha hecho su aparición el Ministerio de Fomento: entre el 22 y el 24 de junio –fin de semana-, la ministra Ana Pastor se reunió en Nueva Jersey con el secretario de Transportes norteamericano, Ray Lahood, con quien trató, entre otros temas, la alta velocidad californiana.
Pastor aprovechaba la celebración de la Fundación Consejo España-EEUU para ver a su homólogo estadounidense. Y no iba sola: con ella viajaron el presidente de Ferrovial Rafael del Pino, patrono de la fundación hispanoamericana; también los máximos dirigentes de Acciona, José Manuel Entrecanales, y OHL, Juan Miguel Villar Mir. Y durante el foro participó en una conferencia el presidente de la compañía estatal ferroviaria Amtrak, Alexander Kummant. No ha trascendido que Kummant hablase con la titular de Fomento o con alguno de los directivos españoles. Amtrak es un actor clave en las esperanzas españolas. Opera en 46 estados, entre ellos California, donde gestiona la concurrida estación de trenes de Los Ángeles, la Union Station.
Las opciones de las firmas nacionales por conseguir adjudicaciones en este complicado proyecto son puntuales, cuentan fuentes del sector. Desde el año pasado, unas mil empresas ferroviarias de todo el mundo han puesto el ojo en suculento AVE californiano, entre ellas sociedades potentes como Vinci, Bouygues, Odebrecht, China Construction, China Railway, Impregilo o Bechtel. También han acudido, cómo no, las grandes entidades de EEUU. Además, las mismas fuentes hablan de problemas técnicos relacionados con las diferencias en el ancho de vía de cada país u otros semejantes, contratiempos que suponen obstáculos en la carrera. Eso, sumado a la reciente cura de austeridad presupuestaria en la octava potencia mundial aplicada por el gobernador Jerry Brown (demócrata), amenaza con aletargar la fase de contrataciones, para exasperación de muchos implicados españoles. El sector deberá seguir mirando a países emergentes –Brasil, Arabia Saudí, Rusia, Kazajistán- para lucrarse. O contar con el respaldo de Fomento.
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