Economía

ACS, salpicada por un presunto caso de corrupción en el AVE de California

Un supervisor del Estado norteamericano investiga un modificado del contrato adjudicado a ACS en 2014 para la construcción de la línea de alta velocidad de California por la relación entre un alto ejecutivo del organismo licitador, que autorizó el cambio, y una de las empresas que forman parte del consorcio liderado por el grupo español

La polémica en torno a la línea de alta velocidad de California por los sobrecostes que están disparando su factura ha alcanzado a ACS, una de las compañías españolas que se adjudicó en su día un contrato para su construcción. En concreto, uno de los organismos supervisores del Estado norteamericano está investigando un modificado que solicitó el grupo de construcción y servicios, toda vez que el alto ejecutivo de la sociedad pública que administra la infraestructura y que autorizó el cambio tenía presuntamente una participación en una de las empresas que componen el consorcio liderado por Dragados USA y Flatiron, ambas filiales de ACS.

La acusación apunta directamente a Roy Hill, vicedirector de operaciones de la Autoridad de Alta Velocidad de California (que vendría a ser una especie de Adif californiano) que, por lo pronto, ha sido suspendido de su cargo. Hill firmó la autorización para el modificado que solicitó el consorcio, valorado en unos 50 millones de dólares (cerca de 45 millones de euros), cuando mantenía una participación de al menos 100.000 dólares en el capital de la sociedad Jacobs Engineering, que forma parte del consorcio de ACS y que, por lo tanto, se vio beneficiada por el modificado.

El origen de este asunto se encuentra en la denuncia de un grupo de senadores californianos muy críticos con el proyecto debido a los elevados sobrecostes en los que está incurriendo

El origen de este asunto se encuentra en la denuncia de un grupo de senadores californianos muy críticos con el proyecto debido a los elevados sobrecostes en los que está incurriendo y que, de hecho, han provocado que el actual gobernador del Estado haya dejado en suspenso parte del proyecto original. Los senadores han solicitado la apertura de una investigación a la Comisión de Buenas Prácticas Políticas, uno de los múltiples supervisores existentes en California, para aclarar el asunto.

El consorcio liderado por Dragados y Flatiron se adjudicó en 2014 un contrato para la construcción de un tramo del AVE de California, con una longitud aproximada de 105 kilómetros, por unos 1.200 millones de dólares (algo más de 1.050 millones de euros). El modificado fue solicitado tres años más tarde, cuando el consorcio ya acumulaba numerosos retrasos en relación con el cronograma previsto. El contratista adujo que el desfase se había debido, a su vez, a retrasos en trámites administrativos como la entrega de los terrenos y la concesión de diversos permisos de obra.

Polémicas 'stock options'

En el documento de solicitud del modificado se contempla la petición de extender los plazos de entrega de las obras y la ampliación en 50,7 millones de dólares de la cantidad contemplada en el contrato original para cubrir los gastos adicionales en los que incurriría el contratista. En la petición aparecen las firmas de José Luis Méndez, por entonces vicepresidente de la delegación Oeste de Dragados USA, y de Richard Grabinski, como su homónimo en Flatiron. Por parte de la Autoridad de Alta Velocidad de California pusieron su rúbrica, además del citado Roy Hill, el ingeniero jefe, Scott Jarvis; y Thomas Fellenz, por entonces consejero delegado de la sociedad.

Al parecer, Hill había trabajado en su día para Jacobs Engineering y conservaba una participación en la empresa a través de opciones sobre acciones, algo que declaró cuando se incorporó a la Autoridad, aunque no dejó claro si por entonces mantenía las opciones o había vendido las acciones referenciadas a este bonus.

El consorcio liderado por Dragados y Flatiron se adjudicó en 2014 un contrato para la construcción de un tramo del AVE de California, 105 kilómetros, por unos 1.200 millones de dólares

El problema para el consorcio es el clima hostil que se ha generado en California por el continuo incremento del coste previsto para la línea, que se acerca peligrosamente a la barrera de los 100.000 millones de dólares, casi el doble de lo previsto originalmente. Una circunstancia que se ha achacado por parte de los más críticos con la obra a los múltiples modificados reclamados por los contratistas.

Un proyecto en entredicho

El proyecto también ha sufrido las iras del presidente de EEUU, Donald Trump, que a comienzos de este año decidió retirar una serie de avales del Gobierno federal concedidos en su día al Estado de California para financiar la construcción del AVE, precisamente como consecuencia de los continuos incumplimientos de los planes de negocio.

La crisis ha llevado a las autoridades californianas a dejar en suspenso la construcción de parte del trazado, que debía unir las ciudades de San Francisco y Los Ángeles, y abordar únicamente los tramos correspondientes a los valles centrales, que es lo que está actualmente licitado.

En el proyecto también está trabajando Ferrrovial, que se adjudicó la construcción de otra parte del trazado por un montante similar al contrato de Dragados.

Hill se incorporó a la Autoridad de Alta Velocidad de California después de trabajar para el proyecto de la segunda línea de alta velocidad de Reino Unido (HS2), del que también salió envuelto en polémica.

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