En el pequeño pueblo bávaro de Herzogenaurach nace en 1898 Rudolf y dos años después su hermano Adolf, al que pronto todos conocerían como Adi. Ambos se llevaban bastante bien: el mayor era buen administrador y extrovertido y el pequeño tenía un espíritu más artístico e introvertido pero tenían en común la pasión por el deporte, especialmente el atletismo y el fútbol.
Mientras Rudolf participaba en la Primera Guerra Mundial, Adolf empezó a fabricar en el lavadero de su madre zapatos, y aunque su hermano mayor se colocó a su vuelta como policía, acabó convencido del futuro de las creaciones del menor -especialmente tuvo éxito con el zapato con clavos- y en 1923 montaron un negocio conjunto llamado “la fábrica de calzado deportivo de los hermanos Dassler”.
Ya en 1928 la atleta Lina Radke (famosa por ser una innovadora de la presencia femenina en el atletismo) y oro olímpico en los JJ.OO. de Ámsterdam de ese año, corría con zapatillas de pista Dassler. El auge del nazismo, que abogaba por el culto al físico, impulsó la práctica del deporte en todo el país, lo que benefició a la joven compañía.
Teniendo ya una cierta fama, el entrenador del equipo de atletismo en pista de Alemania Josef Waitzer les abre las puertas de los JJ.OO. de 1936 en Berlín y allí van los hermanos a intentar vender sus creaciones también a atletas extranjeros. Adolf deja de lado su timidez y consigue convencer personalmente a Jesse Owens para que usara sus zapatillas. Para enfado de Hitler, este atleta afroamericano gana cuatro medallas de oro. Con esto los Dassler consiguen contratos internacionales, incluso para otros deportes como el baloncesto o el béisbol, y Adolf algo más para el futuro que entonces no sospechaba.
Por orden del III Reich, la factoría se reconvirtió en taller de tanques y repuestos de lanzamisiles. En 1943 Rudolf, veterano de la I Guerra Mundial, es llamado a filas a luchar en el Frente Oriental mientras su hermano menor se queda al mando de la fábrica. Eso enfada al mayor, que siempre había sido más afín al nazismo, y hay consenso de que es entonces cuando empieza la ruptura entre ellos. Todo empeora al acabar la contienda ya que Rudolf es mandado a prisión por los aliados acusado de colaboracionismo -y sospecha que su propio hermano le ha delatado-.
Adolf consiguió convencer a Jesse Owens para que usara sus zapatillas en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. El atleta acabó ganando cuatro oros con ellas
Mientras, “Adi” utiliza su “relación” con Jesse Owens para convencer a los aliados de seguir dirigiendo la fábrica, de nuevo dedicada a la creación de zapatos de deporte. Gracias a esas zapatillas lucidas por un famoso afroamericano en 1936, que además humilló a Hitler, Adi pudo argumentar que no tenía nada que ver con el racismo de los nazis.
Cuando Rudolf sale de prisión, inician conversaciones (se dice que fue la última vez que se dirigieron la palabra) para dividir los activos de la empresa. Adolf se queda con las instalaciones originales y dos tercios de los empleados mientras su hermano mayor se muda al sur del río Aurach y monta una nueva fábrica.
Nacimiento de Adidas y Puma
El apelativo de Adolf más la primera sílaba de su apellido -Dassler- daría nombre a Adidas. Rudolf intentó lo mismo y fundó Ruda pero pronto lo cambió a Puma, animal que añadió al logo. Las zapatillas de tacos fabricadas por los Dassler que lució Jesse Owen en 1936 presentaban dos rayas paralelas. Se dice que Adi, para diferenciar sus creaciones, añadió una más a Adidas, si bien como ese logo ya lo usaba una compañía finlandesa, tuvo que pagar por él.
Las parejas de cada uno de los Dassler, así como las familias políticas, lejos de calmar las cosas, añadieron más conflicto a la relación entre los hermanos. La rivalidad se extrapoló a toda la ciudad, lo que le dio el apodo de “la ciudad de los cuellos doblados”, ya que la gente miraba hacia abajo para ver qué marca de zapatos llevaban los demás. Incluso los establecimientos comerciales como panaderías o carnicerías se significaban a favor de una u otra marca. Los hijos Dassler iban al mismo colegio, pero en diferentes buses escolares, cada uno con el logo respectivo.
El apelativo de Adolf más la primera sílaba de su apellido -Dassler- daría nombre a Adidas. Rudolf intentó lo mismo y fundó Ruda pero pronto lo cambió a Puma
La primera gran victoria de esta rivalidad se la apuntó Adi en el Mundial de Suiza de 1954. Adidas suministró a la selección alemana de fútbol unas botas con tacos ajustables para que los jugadores alemanes no resbalasen si llovía en la final disputada contra la imbatible selección húngara. Y llovió con fuerza, lo que dicen fue fundamental en que Alemania doblegara 3-2 a los magiares. La prensa bautizó aquel partido como «el milagro de Berna».
No obstante, Puma también se apuntó buenos tantos en otras competiciones posteriores, estando de acuerdo todos los expertos en que la rivalidad (muy dura, se espiaron y robaron ideas y personal durante décadas) fue beneficiosa para ambos. Por otra parte, El apelativo de Adolf más la primera sílaba de su apellido -Dassler- daría nombre a Adidas. Rudolf intentó lo mismo y fundó Ruda pero pronto lo cambió a Puma.
Reconciliación
Rudolf murió en 1974 y Adi en 1978, siendo colocada su tumba bien lejos de la de su hermano. Ambas compañías quedaron en manos de sus respectivos hijos que las gestionaron con bastante éxito unos años más. Sin embargo, el auge de las estadounidenses Nike y Reebok las hace caer en una profunda crisis. Puma acaba siendo comprada por la francesa PPR en 2008 por los problemas derivados de aquella crisis. Adidas también fue durante algunos años propiedad de empresarios franceses, los polémicos Bernard Tapie (que casi la lleva a la quiebra) y Robert Louis-Dreyfus, que relanzó la marca.
Curiosamente, acaba comprando Reebok en 2005, tratando de ser competencia de Nike en Estados Unidos, si bien la tuvo que vender en 2021 por los apuros financieros que volvió a pasar tras la pandemia de 2020. Justo ese año muere Frank Dassler, el último Dassler que trabajó en Adidas, y que irónicamente, era nieto del fundador de Puma.
Y es que ya desde hace décadas, una vez fallecidos ambos fundadores y dejando de ser negocios familiares, la relación entre Adidas y Puma volvió a ser cordial y en Herzogenaurach -que apenas tiene 30.000 habitantes- están orgullosos de ser la cuna de ambas compañías, famosas en el mundo entero.
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