La relación entre Adolf Todó y Catalunya Caixa cesó, el pasado 10 de mayo, tras ser despedido por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), dueño de la entidad nacionalizada. Hasta entonces, la remuneración mensual del expresidente de la caja catalana superaba los 25.000 euros al mes. En total, por esos cuatro meses y diez días al frente de la nacionalizada, Todó ha percibido un total de 114.800 euros, según consta en el informe de las cuentas semestrales de la entidad remitido a la CNMV. Todó recibió 105.700 euros en concepto de retibución fija junto a otra partida de 9.100 euros por prestaciones postocupación.
Junto a Todó, Jaime Massana también abandonó la entidad el mismo 10 de mayo. La remunearción del exconsejero delegado de Catalunya Caixa hasta su cese de eleva hasta los 117.000 euros, desglosados en 108.600 euros por retribución fija y un total de 8.400 euros por este concepto de prestaciones postocupacionales.
Tras la marcha de Todó, el FROB ha colocado a Carlos Pla al frente de la entidad. El nuevo ejecutivo de la entidad sólo ha percibido una nómina, la correspondiente a junio, de Catalunya Caixa que asciende a 25.000 euros. La retribución total de Pla en este 2013 no superará los 300.000 euros, de acuerdo al primer 'decreto Guindos' que limitaba los salarios de los directivos de entidades nacionalizados a esta cantidad.
El FROB, propietario de la entidad en algo más del 66% frente al 33% correspondiente al Fondo de Garantía de Depósitos, tras la compra de las acciones en manos de los antiguos dueños de híbridos, cesó a Todó y Massana acusándoles de errores en la gestión. La antigua caja catalana recibió una inyección del rescate europeo de 12.050 millones para compensar las pérdidas de 11.819 millones que firmó al cierre del pasado ejercicio.
Economía ha frenado la pensión de Todó que alcanzaba los 4,5 millones de euros
La medida le supone una enorme pérdida para el ex primer ejecutivo de la entidad nacionalizada. Todó reclamaba tres anualidades (300.000 euros por ejercicio después de la nacionalización frente a los 825.000 que tenía hasta ese momento) y el fondo de pensiones. En total, 4,5 millones.
Pero el contrato del jefe de Catalunya Caixa no acababa ahí: tenía una pensión de “prestación definida” (el mejor contrato porque estipula que cobrará el 80% de su último sueldo fijo) lo que obligó a la entidad a contratar un seguro de unos 13,7 millones (según cálculos actuariales), más caro porque su esposa, de 39 años, tenía derecho al 50% de la pensión.
Si nada hubiera pasado, es decir, si la entidad no hubiera quebrado, Todó tenía un contrato que le hubiera permitido trabajar de los 53 a los 60 años y, tras recibir una generosa remuneración, se hubiera jubilado con una pensión dorada. La peor parte se la llevaba Catalunya Caixa, que hubiera gastado unos 20 millones por esos siete años de trabajo.
Por otra parte, Catalunya Caixa reconoce que tiene provisionados un total de 1.139 millones para acometer el expediente de regulación de empleo al que le obliga Bruselas dentro de su plan de reestructuración. La dirección de la entidad ya ha comunicado a los sindicatos que el ERE afectará a unos 2.500 empleados de la entidad, un 35% del total. El ajuste supone el cierre de 450 de las 1.163 oficinas. Del total de plantilla afectada, entre unos 1.600 corresponderán a empleados ubicados fuera de Cataluña.
La entidad cuenta con un nivel de 835 millones en provisiones para la reestrucuración de personal y oficinas, algunas de las cuales pueden venderse con su negocio corporativo.
El próximo 20 de agosto comenzarán las negociaciones previstas en el convenio colectivo de cajas, que se alargarán como mínimo hasta el 9 de septiembre, sin que esté cerrada esa fecha todavía. Para las tres primeras semanas de este primer período se ha fijado un calendario de reuniones para los días 20, 22, 26 y 29 de agosto y 3 y 5 de septiembre.
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