Aer Lingus es la única de las cinco aerolíneas que componen el holding aéreo IAG que no cuenta con un consejero delegado español. Incluso, la cúpula del grupo en sí ahora está completamente 'españolizada' tras el reciente nombramiento de Luis Gallego -hasta ahora consejero delegado de Iberia- como nuevo CEO de IAG, en sustitución de Willie Walsh. Dirigirá el rumbo del tercer conglomerado aéreo más grande de Europa junto al presidente, el cordobés Antonio Vázquez.
El bilbaíno Alex Cruz es otro de los 'hombres fuertes' de IAG, al frente de British Airways. Por su parte, Javier Sánchez-Prieto, capitanea la 'low cost' del grupo, Vueling, aunque suena como candidato para liderar Iberia, una vacante sobre la que aún no se han dado detalles oficiales. Finalmente, Fernando Candela es el consejero delegado de Level, la empresa de bajo coste creada en 2017 por el grupo IAG para competir con Norwegian en los vuelos transoceánicos a precios económicos.
De esta forma, tras el ascenso de Gallego, la única gestión que se 'escapa' de manos españolas es la de Aer Lingus, asumida por el irlandés Sean Doyle. Además de los méritos que Gallego ha hecho en la compañía desde su incorporación a los mandos de Iberia en 2014 -como devolver a la aerolínea española a la senda de la rentabilidad tras seis años de pérdidas y acordar la compra de Air Europa por 1.000 millones de euros-, fuentes del sector vinculan esta decisión del grupo anglo-hispano con el Brexit.
Un gesto "positivo" ante el Brexit
La matriz de Iberia ha sido el grupo aéreo que más ha sufrido por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Hasta septiembre, cuando comenzó a retomar el vuelo, el grupo se había dejado 4.500 millones de euros en Bolsa desde que se celebró el referéndum sobre la salida o permanencia del Reino Unido de la Unión Europea hace ya más de tres años, el 23 de junio de 2016. Esto se traduce en una pérdida del 27% de su capitalización bursátil, con la acción por debajo de los cinco euros.
Y es que existen serias dudas sobre la 'españolidad' de IAG y, más concretamente, de algunas de sus aerolíneas, un requisito indispensable para mantener sus operaciones intactas tras el Brexit. Éstas deben cumplir con los requisitos de propiedad y control marcados por la Comisión Europea, entre los que destaca la obligatoriedad de que más del 50% del capital social de la empresa esté en manos comunitarias. Es decir, que una vez se haga efectiva la salida del Reino Unido, los inversores británicos no serán válidos.
Por eso el pasado año IAG prohibió las compras de paquetes accionariales de origen extracomunitario que pudieran poner en riesgo el control sobre el capital comunitario. Además, el holding ha presentado los planes de contingencia con la titularidad del capital de cada aerolínea por separado, para no perjudicar el futuro operacional de ninguna de ellas. Sin embargo, en el caso concreto de Iberia, tiene una estructura accionarial compleja.
Sus derechos económicos pertenecen al 100% a International Airlines Group (IAG), aunque en su plan se escudaba en que El Corte Inglés posee la totalidad de los derechos políticos de IB Opco (Iberia) a través de Granair, una filial del gigante de la distribución. Sin embargo, los derechos económicos están en manos de IAG, por lo que El Corte Inglés asegura que "no ostenta el control sobre IB Opco", la compañía a través de la cual se hará efectiva la compra de Air Europa.
Javier Gándara, director de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), ha explicado en varias ocasiones a Vozpópuli que ahora las compañías tienen estructuras accionariales complejas, no como antes con las aerolíneas de bandera, cuando sólo había un dueño y solía ser el Estado. "Entonces era mucho más sencillo identificar quién tenía la propiedad y el control, pero ahora son empresas cotizadas con miles de inversores", señala.
El nombramiento del español Luis Gallego como máximo directivo del grupo y la 'españolización' de toda la cúpula no afecta en el 'sí' de Bruselas, pues esto depende sólo del accionariado, pero sí es un gesto simbólico que algunos consideran "positivo" para la compañía. No obstante, fuentes del sector señalan a este medio que es "impensable" que se prohíba a IAG operar entre países de la UE porque "sería un desastre en lo que a conectividad aérea se refiere".
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