En 2007, algo más de 210 millones de pasajeros visitaron los aeropuertos españoles. Fue una cifra récord que la llegada de la crisis se encargó de hacer que no volviera a superarse durante los siguientes ejercicios, en los que se asistió a un notable descenso hasta el entorno de los 185 millones. El presente año lleva camino de pasar a la historia como aquel en el que no sólo se superó el registro histórico sino que quedó hecho añicos. Salvo una circunstancia anómala, los aeropuertos españoles cerrarán 2016 con una cifra superior a los 230 millones de pasajeros.
Los números registrados en los cinco primeros meses del año por los aeropuertos de la red de AENA han sido demoledores. Entre enero y mayo han pasado por ellos 81,57 millones de pasajeros, el máximo histórico a estas alturas del año. A esas alturas de aquel 2007 de récord, habían llegado o salido de los aeropuertos 4,75 millones de pasajeros menos.
La tendencia de los últimos años indica que entre enero y mayo se generan aproximadamente el 35% de las visitas aeroportuarias. Si todo marcha por el mismo camino, 2016 se cerraría con un número de pasajeros próximo a los 233 millones, 25 millones más de los registrados en 2015, el segundo mejor año de la historia.
Esta tendencia tan sólo se quebró en 2008, como consecuencia de los efectos de la crisis. De hecho, la cifra de pasajeros en el acumulado de los primeros cinco meses del año fue superior a la registrada en 2007. Sin embargo, las estadísticas se hundieron en la segunda mitad del ejercicio y terminaron por reflejar un descenso superior al 3% a finales de diciembre.
Factores favorables
Sin embargo, en esta oportunidad el viento parece soplar a favor. Es cierto que las previsiones apuntan a una desaceleración económica general que también afectará a España, cuyas estimaciones de crecimiento están siendo revisadas a la baja. Pero también es verdad que los cálculos del sector turístico apuntan a un nuevo año de récord. Sin duda, España se está viendo muy beneficiada por el clima de inestabilidad de destinos en el entorno del arco mediterráneo y del norte de África, que están desviando a la piel de toro una parte importante del tráfico de turistas interesados en la zona.
El entorno de los bajos precios del petróleo y su repercusión en los precios de los billetes de avión también está jugando a favor del sector aeroportuario. El precio del barril comienza a recuperarse, aunque las previsiones apuntan a que se mantendrán moderados aún durante algún tiempo.
Uno de los aspectos que más llama la atención es que el espectacular incremento del número de pasajeros aeroportuarios se está produciendo sin que el mayor de ellos, el Adolfo Suárez Madrid-Barajas, esté registrando máximos históricos. Entre enero y mayo, el aeropuerto madrileño registró algo más de 19,1 millones de pasajeros, cerca de un 5% por debajo del mismo periodo de 2007, cuando superó la barrera de los 20 millones.
Un crecimiento del 30% en El Prat
La bandera del liderazgo en el crecimiento aeroportuario está siendo enarbolada desde hace tiempo por Barcelona-El Prat. Entre 2007 y 2016, el tráfico en la pista barcelonesa se ha disparado un 30%. En los cinco primeros meses de 2007, Barajas albergó 7,6 millones de pasajeros más que El Prat. En el mismo periodo de 2016, la diferencia se ha reducido a algo más de tres millones.
Destaca también la evolución de otros grandes aeropuertos, como el de Málaga, en el que se ha registrado un incremento del 17% en relación con el periodo enero-mayo de 2007. Gran Canaria, recientemente ampliado, ha elevado su cifra de pasajeros en un 16%. El crecimiento de visitas en el aeropuerto de Alicante se ha ido por encima del 23% en relación con aquel año récord.
De confirmarse estas cifras, AENA tendría al alcance de la mano su previsión de pasajeros para 2020, situada en el entorno de los 240 millones de euros. Podría lograrla tres años antes de lo previsto.
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