El mes de agosto ha sido menos malo de lo habitual para el empleo. Incluso si el desempleo aumentó en 8.070 parados y la afiliación a la Seguridad Social cayó en 97.582 trabajadores, una vez se suprime el componente estacional los datos no se antojan tan negativos. Según las cifras desestacionalizadas, el paro desciende en 11.091 personas y la afiliación sólo baja en 2.297, y por lo tanto habrá que esperar a los próximos meses para comprobar cuánto se deteriora el mercado laboral y en qué medida todo el empleo creado sigue altamente condicionado por la estacionalidad.
Sin embargo, por el momento, un dato constata que la mejora del empleo se está obteniendo a costa de una mayor precariedad laboral: de acuerdo con las cifras del Ministerio que encabeza Fátima Báñez, en agosto una de cada tres contrataciones fue a tiempo parcial, tanto entre los indefinidos como entre los temporales.
De los 72.955 contratos indefinidos suscritos en agosto, 23.855 se hicieron a tiempo parcial. Y del millón de temporales, casi 400.000 se formularon a tiempo parcial. Ahora bien, ¿cuántas de estas personas querrían trabajar más horas y no simplemente conformarse con un trabajo a tiempo parcial? Únicamente disponemos de los datos del INE de 2013, los cuales elevaron el porcentaje de éstos hasta casi al 60 por ciento, una de las tasas de subempleo más elevadas de la UE.
Si al comienzo de la crisis alrededor del 20 por ciento de las contrataciones se efectuaban con un contrato a tiempo parcial, ahora esta ratio se ha elevado hasta un tercio. Y la clave de que este tipo de contratación se use más reside sobre todo en la reforma aprobada a finales de 2013, inspirada en el modelo de los países nórdicos pero sin que existan las retribuciones de éstos. Entonces se dotó a este contrato de una mayor flexibilidad, permitiendo que una empresa pudiese elevar las horas de trabajo con mucha facilidad si así lo precisaba.
Y si bien el número de contratos indefinidos ha repuntado respecto a agosto del año pasado en unos 10.000 más, el porcentaje de éstos sobre el total continúa siendo bastante bajo en agosto, del entorno del 6,4 por ciento frente al 10 por ciento registrado al comienzo de la crisis en el mismo mes.
Por otra parte, el número de afiliados a la Seguridad Social disminuye en agosto en casi 50.000 efectivos en la educación y en casi 20.000 en la industria, lo que explica casi toda la caída de la afiliación. Durante los meses estivales, estos dos sectores recurren como práctica habitual a suspender contratos y ahorrarse así alguna mensualidad.
No obstante, pese a estos guarismos, la industria todavía mantiene 10.000 puestos de trabajo más que en agosto de 2013 y la educación ha creado unos 23.000 ocupados en el mismo periodo. Algo que en cambio no ocurre con la construcción, que perdió en agosto unos 8.000 afiliados en un solo mes y unos 4.000 a tasas interanuales.
A su vez, la hostelería sigue impulsando la contratación al generar casi 20.000 ocupados más exclusivamente en agosto, un motor que dejará de tener protagonismo cuando se cierre la temporada turística en los próximos meses.
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