No está siendo un fin de semana cualquier en Arabia Saudí, sobre todo en las cercanías de Riad, su ciudad capital. No es habitual que el estado reciba visitantes de unos 70 países diferentes y mucho menos que lo haga con motivo de un espectáculo cultural, musical, luminotécnico sin precedentes, con actuaciones de estrellas mundiales como Enrique Iglesias, Jason Derulo, Black Eyed Peas o David Ghetta. El principal artífice de esta apertura revolucionaria es Alejandro Agag, dado que todo viene de la mano de la Fórmula E, la competición de velocidad con vehículos eléctricos de la que es el primer ejecutivo y uno de los principales accionistas.
Precisamente, este fin de semana se inicia la temporada de Fórmula E y la primera carrera se celebra en el circuito urbano de Ad Diriyah, ciudad próxima a Riad, considerada como el origen del Reino de Arabia Saudí y reconocida por la Unesco por tal valor histórico. No es una casualidad. Hace unos meses, la empresa de Agag firmó un contrato de diez años con el Gobierno saudí para asegurar la presencia de la Fórmula E en un país que, paradójicamente, no sólo no tiene aún ningún coche eléctrico sino que, además, es el primer productor mundial de petróleo.
Pero, lejos de ser un motivo para alejarse de él, Agag vio una oportunidad para colonizarlo desde el punto de vista de la energía limpia. No en vano, la piedra filosofal del ambicioso programa Vision 2030, puesto en marcha hace dos años por el régimen saudí, es reducir la dependencia del petróleo por parte de la economía local y realizar una fuerte apuesta por las energías renovables. Las inversiones previstas por el Reino van desde los 30.000 a los 50.000 millones de dólares.
Una oportunidad demasiado golosa para dejarla escapar, en un país por donde no aún no circula un coche eléctrico pero que ya ha dado los primeros pasos para tener un papel preponderante en la industria, como prueba el hecho de que uno de sus fondos soberanos ha adquirido una participación en el fabricante estadounidense Tesla.
Inédita invasión de turistas
Por otra parte, el programa Vision 2030 también tiene como objetivo consolidar una cierta apertura del régimen, especialmente con vistas al exterior, empleando precisamente palancas como las industrias del entretenimiento, el turismo y los espectáculos deportivos.
Agag, yerno del expresidente del Gobierno José María Aznar, no dejó escapar la oportunidad de abrirse paso en Arabia Saudí a través de la Fórmula E, que este fin de semana inicia ya su quinta temporada y que está llamada a ser un serio competidor de la Fórmula 1. De hecho, una de las atracciones de esta edición será la participación del ex piloto de F1 Felipe Massa, antiguo compañero de escudería de, entre otros, Michael Schumacher y Fernando Alonso.
Si hace apenas unos años era impensable que Enrique Iglesias, cuya actuación fue todo un éxito, o David Ghetta actuaran en directo en Arabia Saudí, qué decir de la llegada masiva de seguidores de estos artistas internacionales desde todo el mundo, cuando el Reino ha sido tradicionalmente uno de los países del mundo con los controles más férreos en sus fronteras.
De forma también inédita, el Gobierno local ha implementado un sistema mediante el que todo aquel que haya adquirido una localidad para acceder a los espectáculos que acompañan a la carrera de Fórmula E o a la propia competición dispondrá automáticamente de visado para entrar en el país. La entrada actúa como tal.
Fiel al Davos saudí
La celebración de la prueba en las proximidades de Riad (con todo el espectáculo asociado) y las intensas negociaciones previas han situado a Agag en un lugar privilegiado en el ámbito de los negocios de uno de los países en los que los expertos aventuran que habrá mayores oportunidades en el futuro. Su participación en el foro económico Future Investment Iniciative (FII), denominado ya como el Davos saudí o del desierto pese a que sólo ha celebrado dos ediciones, llamó la atención por el hecho de ser uno de los pocos invitados que no representaba a una gran multinacional (al margen de las corporaciones locales).
Precisamente durante la última edición del foro, celebrada hace algunas semanas, Agag avanzó detalles sobre el acuerdo para llevar la Fórmula E a Arabia Saudí y ya entonces adelantó que habría sorpresas que prefería no revelar, en referencia al inédito espectáculo que ha acompañado al particular circo de los coches eléctricos. Agag fue más lejos y aseguró que el Gran Premio que se celebraría en el país no iba a ser uno más. "En estos momentos, Arabia Saudí es la casa de la Fórmula E", apuntó.
El consejero delegado de la competición de vehículos eléctricos no siguió por entonces los pasos de grandes empresarios y personalidades del mundo económico que, a última hora, cancelaron su presencia en el FII debido a los detalles que estaban conociéndose sobre el asesinato del periodista Jamal Kashoggi, crítico con el régimen saudí, en la sede del consulado del país en Turquía. Las investigaciones llevadas a cabo por la CIA sitúan al príncipe heredero, Mohamed bin Salman, detrás del crimen, lo que ha provocado un rechazo generalizado de la comunidad internacional.
Agag no secundó el boicoteo al FII. El príncipe Bin Salman es el principal artífice del programa Vision 2030 y el encargado de llevarlo a buen puerto. A eso hay que añadir su gusto por el mundo occidental, que visita con mucha frecuencia, y también por los espectáculos deportivos. Precisamente, fue muy comentada, por el entorno de rechazo comentado anteriormente, su presencia en el último Gran Premio de la temporada de F1, que se celebró en un país hermano de Arabia Saudí como es Emíratos Árabes Unidos, en el que se encontraba de visita oficial.
El príncipe saudí es uno los principales patrocinadores de la idea de que Arabia Saudí se convierta en la casa de la Fórmula E. De la mano del empresario que, en la actualidad, ya es todo un referente en el país. Y que se ha mostrado capacitado para abrir puertas que, no mucho tiempo atrás, se antojaban infranqueables. No en vano, en el último año se inauguró la primera sala de cine en el país de las últimas tres décadas, lo que da una idea clara de dónde está el listón.
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