La recaudación de Hacienda levanta el pie del acelerador. Aunque los ingresos tributarios todavía evolucionan al alza, éstos han comenzado a desacelerarse por primera vez desde que se diera la fuerte recuperación experimentada a finales de 2013. Si bien es cierto que se trata de un mes que no es particularmente robusto, la recaudación de septiembre se ralentizó en términos anuales. Siguieron subiendo, pero un poco menos. De lo que se deduce que el adelanto de la rebaja del IRPF y la ralentización del consumo están lastrando un poco el saneamiento de las cuentas públicas.
De hecho, la recaudación en septiembre cayó en 118 millones respecto al mismo mes del año pasado, una disminución del 1,3 por ciento. Y como resultado de este retroceso, los ingresos homogéneos en términos anuales se resienten. Mientras que el acumulado del año en agosto suponía un incremento del 5,2 por ciento, a fecha de septiembre la tasa de crecimiento se ralentiza y se sitúa en el 4,8 por ciento. Una desaceleración que desde luego puede complicar el cumplimiento de los exigentes objetivos de déficit al cierre del ejercicio.
Mientras que el acumulado del año en agosto suponía un incremento del 5,2%, en septiembre la tasa se desacelera y se sitúa en el 4,8%
Aunque todavía habría que esperar a un mes tan importante como octubre, de confirmarse esta tendencia Hacienda se quedaría corta del objetivo de aumento de los ingresos que los Presupuestos de 2015 cifran en un 5,9 por ciento. Por más que se apriete en Sociedades y que los ayuntamientos estén duplicando su superávit, incluso si desciende el gasto en paro e intereses, se antoja esencial cumplir con la meta de ingresos fiscales porque las Comunidades ya rozan el tope de déficit permitido para el conjunto del año y la Seguridad Social apenas ingresa un 1 por ciento más frente al 7 presupuestado.
Y la clave de este peor comportamiento reside en dos factores. En primer lugar, el IRPF. El adelanto de la segunda parte de la rebaja de impuestos ha supuesto un roto en las cuentas. Tal y como reconoce la propia Agencia Tributaria, este nuevo recorte de las retenciones ha provocado una pérdida de 174 millones de euros solo en septiembre. O sea, que toda la caída del mes de septiembre en principio se debe a esa nueva reducción tributaria. A razón de esta cantidad por mes, las arcas públicas podrían perder unos 700 millones adicionales que no estaban contemplados en los Presupuestos. En lo que va de año hasta septiembre, el conjunto de la rebaja del IRPF resta 3.005 millones de euros de la caja del Estado.
Sin embargo, la ralentización no obedece sólo al recorte de retenciones. Por una parte, el coste de la rebaja de Sociedades asciende a los 411 millones en los nueve primeros meses del año. Y por otra, la recaudación de IVA empieza a perder algo de fuelle entre agosto y septiembre. A pesar de que la caja por este tributo volverá a tocar máximos históricos al cierre del ejercicio, en estos momentos tan sólo se eleva un 6,1 por ciento cuando en 2014 subió un 6,3 por ciento y en 2013 se disparó un 9,5 por ciento tras el alza de tipos. Si en julio el incremento por esta figura alcanzó el 6,5 por ciento, en cambio en septiembre el ritmo de subida se coloca en el 6,1 por ciento antes mencionado, unas cuatro décimas menos.
Sin contabilizar el superávit de los ayuntamientos, el déficit del conjunto de las Administraciones se ha recortado un 19%, un ajuste todavía bastante por debajo del 27% necesario para poder cumplir con la meta impuesta por Bruselas
Como advirtió este martes el Banco de España, el consumo se está desacelerando, y eso obviamente se tiene que percibir en la caja. Es más, entre los datos que mencionaba el servicio de estudios del Banco se encuentra el indicador de ventas de la Agencia Tributaria de agosto. Parece que empieza a agotarse el extraordinario impulso que tuvo el consumo tan pronto la gente perdió el miedo a quedarse sin empleo. Aún así, a pesar de la ausencia de inflación, cabe destacar que el IVA esté incluso duplicando lo que crece la demanda nacional, algo que el ministro de Hacienda siempre achaca a que se está aflorando economía sumergida.
Sin contabilizar el superávit de los ayuntamientos, el déficit del conjunto de las Administraciones se ha recortado un 19 por ciento, un ajuste todavía bastante por debajo del 27 por ciento necesario para poder cumplir con la meta impuesta por Bruselas. Máxime cuando además el desfase presupuestario puede empeorar al imputar en 2015 los 1.500 millones de euros en contratos que la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Zaragoza ocultaron a la Intervención.