Ya está sucediendo lo que Moncloa tanto temía: la crisis de la inflación ha comenzado a impactar en el mercado laboral. Tras demostrar una férrea capacidad de resistencia, miles de empresas han claudicado en el último tramo de 2022, enviando al paro a hordas de empleados (70.744 sólo en enero). Y cómo las malas noticias casi nunca llegan solas, Eurostat ha desvelado que la capacidad de ahorro de los españoles tirita mucho más que en la mayoría de los vecinos de la UE. Menos trabajo y huchas vacías: se cierne una plaga de votos de castigo.
La fortaleza del PIB de la que presume Pedro Sánchez -lo reiteró frente a Alberto Núñez Feijóo este martes en el Senado- obedece a tres elementos fundamentales. Uno: el manguerazo de gasto público ha compensado el bajón de la actividad y el empleo en el sector privado. Dos: el pacto de rentas implícito entre empresarios y trabajadores ha permitido que nuestros productos y servicios sigan siendo competitivos en el exterior. Y tres: el ahorro récord acumulado durante la pandemia ha contribuido a mantener vivo el consumo doméstico.
Dos de los tres factores comienzan a emitir señales de alarma y, salvo sorpresas, empeorarán de aquí a los comicios de mayo. Empezamos por el último. Según Eurostat, al cierre del tercer trimestre de 2022 (último dato disponible), ningún país de la UE registró una caída tan potente de la capacidad de ahorro de los hogares. En términos absolutos, descendió un 3,2%, frente a una subida media del 10,3% en el conjunto de la Unión.
La evolución de la 'hucha' de las familias se refleja con mayor fidelidad en la estadística desestacionalizada (sin efectos estacionales ni de calendario). Los españoles llegaron a ahorrar un 25,1% de su renta disponible en el segundo trimestre de 2020, en pleno Estado de Alarma. Ese colchón ha ido descendiendo lentamente según avanzaba la pandemia, permitiendo a muchas familias mantener el gasto en partidas como el ocio, pese al incremento paralelo de la inflación. Por eso, en parte, estaban llenos -y siguen estando- los bares.
Al acabar el tercer trimestre de 2022, la tasa de ahorro había caído ya al 5,7%. Según Eurostat, sólo hay tres países con menos 'colchón' (Portugal, Polonia y Finlandia). La media de la Eurozona casi triplica la tasa española (13,2%), gracias al robusto ahorro de hogares como los alemanes, los holandeses o los irlandeses (todos por encima del 19%).
Así pues, las familias encaran con escaso músculo financiero el año electoral. Un periodo en el que seguirá cara la cesta de la compra (la inflación subyacente avanzó de nuevo en enero) y no dejarán de subir las hipotecas (el BCE ha vuelto a elevar los tipos de interés). La institución que preside Christine Lagarde lo dejó claro este jueves: "El Consejo de Gobierno continuará el curso de subidas significativas a ritmo sostenido de los tipos de interés y los mantendrá en niveles suficientemente restrictivos para asegurar el retorno oportuno de la inflación a su objetivo del 2% a medio plazo". El IPC en la Eurozona se encuentra ahora en el 8,5%, lo que permite augurar un largo trecho de tipos de interés al alza. O lo que es igual: de hipotecas caras.
Sólo un cambio milagroso de tendencia puede evitar que la capacidad para ahorrar de los españoles sea ínfima o nula en el último trimestre de 2022. La Contabilidad Nacional del INE da una pista de por dónde van los tiros. El consumo de los hogares cayó 2,2 puntos entre octubre y diciembre. ¿Quién tiró de la locomotora del gasto? Las administraciones, que gastaron 3,7 puntos más que en el trimestre precedente.
Sin la aportación del sector público, España habría sufrido un bache importante en términos de PIB y empleo en el último tramo de 2022. Entre octubre y diciembre, la economía creció un raquítico 0,2%. Según los cálculos del Instituto de Estudios Económicos (IEE), el aumento del gasto público aportó cuatro décimas al PIB. Sin ese 'plus', la economía habría registrado una contracción en el último trimestre del pasado año.
Ese habría sido el primer paso de una posible recesión técnica, ya que es muy probable que el primer trimestre de este año arroje un crecimiento negativo. Y este escenario coincidía con la precampaña de las autonómicas y las municipales. El equipo económico de LLYC, liderado por Jordi Sevilla, augura, por ejemplo, una caída del PIB del 0,1%. "La desaceleración económica del último semestre de 2022 y un decrecimiento del -0,1% del PIB en el primer trimestre del 2023 posibilitan un marco narrativo de problemas económicos para el Partido Popular, señala la consultora en un informe recién publicado sobre el año electoral.
La acción de las administraciones ha maquillado hasta ahora las heridas de la economía, que se concentran básicamente en el sector privado. Lo ha contado Beatriz Triguero en Vozpópuli: entre julio y diciembre, las empresas privadas destruyeron 76.600 empleos respecto al primer semestre. Paralelamente, las administraciones crearon 72.300 nuevos puestos, taponando la sangría. Temporalmente, eso sí. Porque el arranque de 2023 ha confirmado que el mercado laboral sigue desinflándose.
España destruyo en enero 215.000 empleos, por encima de los niveles registrados en los años previos a la pandemia. Y 70.000 trabajadores ingresaron en la lista de parados del SEPE, que se aproxima ya a los tres millones (en términos de EPA, ya se ha superado ese listón).
Descontento social
Hasta ahora, el empleo era la gran barrera de contención del descontento social. Las previsiones, por ahora, apuntan en la dirección que menos desea Moncloa. Según el Panel de Funcas, que recoge las estimaciones de una veintena de servicios de estudio, el consumo crecerá un débil 1,2% este año (frente al 2,3% del pasado). También se resentirá la inversión empresarial (formación bruta de capital fijo), que descenderá al 2,9% (5,1% en 2022).
"La desaceleración con relación a 2022 se percibirá en el consumo privado, la inversión y el comercio exterior, mientras que el consumo público volverá a tasas positivas, tras la contracción registrada en el pasado ejercicio", resalta el informe de Funcas. Será ese grifo del gasto público, junto a las partidas atascadas de fondos europeos, lo que utilice el Gobierno para llegar con posibilidades a las urnas.
La cuestión es si ya es demasiado tarde. Los economistas dan por hecho que el bache será más pronunciado en la primera mitad del año, pero confían en una remontada en el tramo final. "Alberto Núñez Feijóo puede retomar un argumentario de cara a las elecciones autonómicas basado en la gestión y la solución de estos problemas. No obstante, la esperable remontada de la economía en el segundo semestre dificultará reutilizarlo de cara a las generales", añade el informe de LLYC.
Algunos servicios de estudio, de hecho, no descartan que el PIB pueda recuperar el nivel previo a la pandemia a finales de 2023, en contra de los augurios del FMI o la OCDE. Obviamente, este escenario penalizaría al PSOE en las autonómicas y municipales, pero proporcionaría a Sánchez un clavo al que agarrarse en las generales. Queda mucho partido por jugar.
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