Economía

Alemania importa carbón español para producir energía en las fábricas de coches eléctricos

Antonio Brufau, presidente de Repsol, asegura que la primera economía de la UE importa grandes cantidades de carbón desde España para sus factorías

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, se ha mostrado contrario a la prohibición de comercializar vehículos de combustión. Lo ha hecho argumentando que un automóvil moderno de este tipo emite mucho menos en todo su ciclo de vida que uno eléctrico. En este sentido, ha puesto como ejemplo una “realidad”: hay "montañas de carbón" que salen del puerto de La Coruña rumbo a Alemania para producir energía para fabricar vehículos eléctricos.

En su intervención en un evento organizado por la Fundación Seres, el directivo de Repsol ha pedido "menos ideología" para afrontar la transición en la industria y ha puesto el ejemplo del vehículo eléctrico, que considera que es una solución complementaria al coche de combustión y no sustitutiva.

Brufau ha opinado que no se puede centrar todo el problema del cambio climático en el vehículo de combustión, sino que hay otros debates más complejos, como el modo en que se genera la electricidad en Europa. A su juicio, estos debates no llegan al ciudadano. "Al ciudadano le llega que se compre un Tesla, destruyendo toda la capacidad de producción de un vehículo de combustión interna en España", ha subrayado.

En este contexto, ha hecho hincapié en la diferencia con Estados Unidos, que cuenta con la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), dotada con 369.000 millones de dólares para incentivar iniciativas industriales verdes y donde, según ha explicado, se subvenciona la compra de vehículos eléctricos si tienen al menos un 40% de componentes procedentes de la industria nacional.

"Esto es pragmatismo, no ideología. Aquí hay mucha ideología y poco pragmatismo", ha sentenciado el presidente de Repsol.

Reproches a España

Ha destacado el hecho de que no se haya oído en España ninguna voz que defienda la industria del automóvil, y que no se haya apoyado a Alemania e Italia en la defensa ante la Unión Europea del motor de combustión a través del uso de combustibles sintéticos y ecocombustibles a partir de 2035.

Ha señalado que el automóvil sólo representa un 20% de las emisiones globales en el planeta, y ha recordado que en España la antigüedad media del parque automovilístico es de 13 años y medio, y cada año se gana un año más en ese envejecimiento.

Brufau ha subrayado la contradicción de que España, que es el segundo productor de vehículos de combustión interna en Europa, apueste prácticamente en exclusiva por el vehículo eléctrico, del que China es el gran productor.

Y es que en su opinión, no se puede centrar el problema del cambio climático en el vehículo de combustión, pues las emisiones de gases de efecto invernadero que genera, por ejemplo, la agricultura o la producción de electricidad son mucho mayores.

El presidente de Repsol ha criticado que Europa haya puesto un énfasis exclusivo en la sostenibilidad y que todo lo que se haga sea medioambientalmente responsable, olvidándose de cuestiones como la seguridad del suministro.

Según Brufau, la guerra de Ucrania ha puesto en evidencia esa "irracionalidad", pues con el cierre del suministro de gas ruso a Europa se ha tenido que importar desde Estados Unidos gas extraído mediante 'fracking' (fractura hidráulica), técnica no permitida en países de la Unión Europea.

Ha recordado que las agencias internacionales pronostican que los combustibles fósiles caerán, pero muy poco, en la matriz energética primaria, y que el petróleo será necesario todavía durante 30 ó 40 años en el mundo, con lo que lo que se hace con determinadas políticas es encarecerlo y perjudicar a países que lo necesitan para su desarrollo.

Además, ha calificado de "dramático" que haya planteamientos como el expresado por el comisario europeo Thierry Breton de exportar coches de combustión a África después de que se prohíba su venta en Europa.

Para Brufau, Europa está en un camino poquito equivocado", mientras Estados Unidos "está recibiendo inversiones brutales" para hacer su transición energética. Además, ha dicho que "Europa ha perdido el camino de la industrialización" y ha añadido que debería tener como prioridad "poner la industria en el sitio adecuado que le corresponde", pues es básica para la educación, la universidad, la ciencia y el empleo de calidad.

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