Hay preocupación desde hace tiempo en CEOE porque perciben que lo que pactan no importa, que no hay unidad de acción ni respaldo a sus medidas de manera que sus afiliados las sientan como propias. Esta situación, que sienten como una crisis de representatividad de las patronales mayoritarias frente a asociaciones minoritarias y que también afecta a los sindicatos de clase, se ha visto acrecentada en las negociaciones de la reforma laboral y, muy especialmente, en las últimas semanas, en la crisis por los precios de la energía y su última consecuencia: el paro del transporte y su impacto en la alimentación y otros muchos sectores.
Este paro del transporte, que ha sido en realidad una huelga general que los sindicatos de clase han tildado de "paro patronal", resume precisamente el estado de la cuestión: la Plataforma Nacional por la Defensa del Transporte, una plataforma desconocida, sin ni siquiera personalidad jurídica propia, ha parado el país, frente a las patronales mayoritarias del sector que se han reunido con el Gobierno y que iban a rebufo del pulso que ha liderado esta asociación independiente.
En esta línea, y además de acusaciones ideológicas, el Ejecutivo insistía en que no se iba a reunir con una plataforma carente de legitimidad y que a su juicio no representa al sector. Lo que al final ha tenido que hacer.
CEOE ha convocado a un grupo de asesores de confianza para analizar esta situación, dentro de lo que denominan un "nuevo paradigma de cambio de relaciones laborales", y para que le aconseje sobre cómo enfrentarse a ella, según ha podido saber Vozpópuli.
El viernes, Lorenzo Amor, presidente de la Federación de Autónomos ATA y vicepresidente de CEOE, valoraba positivamente en la Cope el acuerdo cerrado esa madrugada entre el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC) y el Gobierno. ATA no apoyó, junto con Fenadismer, Fetransa y Feintra, al primer acuerdo del lunes. Carlos Herrera le preguntó a Amor cómo es posible que una plataforma sin representación haya conseguido parar el país. Amor destacó que a su juicio, la Plataforma Nacional por la Defensa del Transporte no se sienta en la negociación porque no tiene capacidad de aglutinar el sector, no cuenta con avales suficientes, y de que la representación en España tiene unos cauces marcados por ley. "Pueden decir si quieren que representan a los Reyes Magos", ironizó. Entonces, Herrera insistió: "La representatividad está en la calle, han conseguido parar el país".
Este fenómeno no es nuevo y ha estado presente en las negociaciones de la reforma laboral, aunque se mezclaba con lo que podía percibirse como luchas de poder entre patronales y de pruebas al liderazgo de Antonio Garamendi. Las patronales integrantes de CEOE que se abstuvieron en la votación de la reforma laboral, la madrileña CEIM, la catalana Foment, la del automóvil, Anfac y la del campo, Asaja, siguen siendo críticas con la norma. En el caso de Asaja, se veían especialmente afectados por las medidas de la reforma para atajar la temporalidad, y sus quejas destacaron entre las demás. También ha sido crítico con el Real Decreto-ley el presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva.
La inclusión de Cepyme en CEOE también resulta problemática para la representatividad de las pymes, como los intentos de que grandes empresas entren en la cúpula de CEOE. A propósito de las pymes, el pasado mayo echaba a andar una patronal alternativa de pymes, Conpymes, amadrinada por la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez, y por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lo que escoció a CEOE. Precisamente, Garamendi reivindicó entonces la representatividad empresarial de la CEOE.
Garamendi subrayó que en CEOE están todos los empresarios, "los pequeños, los grandes, los autónomos y los de todos los territorios", más de 4.500 organizaciones. "Llevamos todos los convenios, estamos en todas las mesas de diálogo y si alguien quiere tener protagonismo, ahí lo tiene", dijo.
No es sólo la patronal la que sufre está disrupción, sino que afecta también a los sindicatos. En España, esta situación de falta de representatividad de los sindicatos de clase se mezcla ahora mismo con la cercanía que muestran con el Gobierno de Pedro Sánchez. De hecho, sólo se han movilizado contra el alza de carburantes este miércoles, el día antes de que empezara el Consejo Europeo al que Pedro Sánchez fiaba la resolución de todos sus males y por el que ha retrasado medidas de urgencia. Y se manifestaban contra las empresas y contra "el alza de precios" como ente abstracto, pero no contra el Gobierno. De hecho, en la presentación de la jornada defendieron las medidas que el Ejecutivo ha puesto encima de la mesa y se mostraron contrarios a la rebaja de impuestos.
Sindicatos cerca del Gobierno
Según los sindicatos, la manifestación en Madrid reunió a cerca de 4.000 personas, lo que desde la Delegación del Gobierno rebajaron a 500, mientras el paro del transporte, dirigido contra el Gobierno, ha paralizado el país. Operadores en los puertos de Barcelona y Valencia, sin actividad la semana pasada, trasladaban que lideraban los paros pequeñas plataformas ajenas a los sindicatos de clase.
En último término sobrevuelan las luchas de poder. Mientras que los secretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y CCOO, Unai Sordo, decían que el paro del transporte no era una huelga y que se trataba de un paro patronal, la división de CCOO de carretera y logística ha enviado un comunicado en el que plantea que "hemos asistido a una movilización que no ha sido una huelga ni un paro patronal, al no haber sido legalizada en base a ninguna previsión legal".
CCOO añade que, a su juicio, al igual que sucedió con el acuerdo con el transporte del mes de diciembre, "se sigue negociando únicamente con las patronales del sector y no con todos los interlocutores": "El Ministerio practica una suerte de lobby que debe convertir en diálogo social con los agentes sociales. Una deuda pendiente que le abocará a un nuevo conflicto". En noviembre, solicitó por escrito a la ministra de Transportes la creación de una mesa social del transporte. El sindicato considera que la creación de esta mesa de diálogo podría haber evitado el conflicto actual.
En el caso de los sindicatos, la irrupción de otras plataformas también lleva tiempo y ya pasó por ejemplo en la huelga del 8 de octubre de 2017 en Cataluña, en la que llevaron la voz cantante sindicatos minoritarios.
Estos movimientos también se están produciendo en otros países, el más paradigmático, los chalecos amarillos en Francia. El movimiento, que puso en jaque a Emmanuel Macron también por una subida de los carburantes, se presentó a sí mismo en los medios de comunicación como espontáneo, transversal y sin portavoz oficial.
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