La multinacional estadounidense Alphabet, matriz de Google, ha anunciado este martes unas ganancias en lo que va de año un 8,65% por encima de las registradas en el mismo período del ejercicio anterior, pese a las intensas presiones a las que se está viendo sometida por parte de los reguladores antimonopolio.
La firma con sede en Mountain View (California, EEUU) obtuvo unos beneficios de 23.672 millones de dólares en los primeros nueve meses del año, y durante ese mismo tiempo ingresó 115.782 millones, un 18,7% más que los 97.543 millones facturados entre enero y septiembre de 2018.
Por su parte, sus accionistas se vieron compensados con 34,12 dólares por título, frente a los 31,34 de hace un año.
La inmensa mayoría de los ingresos de Alphabet siguen proviniendo de la venta de espacios publicitarios en Internet y de servicios vinculados a este segmento, que constituyen el 85% del total de la facturación de la empresa que dirige el cofundador de Google Larry Page.
El resto de ingresos (15%) provinieron en su mayoría de otros segmentos de negocio dentro de Google como las ventas de teléfonos Pixel y otros dispositivos de hardware y su servicio de computación en nube, Google Cloud.
En una proporción casi imperceptible (únicamente 155 millones de dólares) se situó la facturación derivada de lo que Alphabet llama "otras apuestas" al margen de Google, como por ejemplo su empresa de vehículos sin conductor Waymo.
En 2018 Alphabet tuvo que pagar hasta 5.071 millones de dólares en multas impuestas por la Comisión Europea
Desde el cierre del ejercicio fiscal anterior, la empresa del buscador más usado del mundo ha mantenido su deuda a largo plazo estable, subiendo solo ligeramente de los 4.012 millones de finales de 2018 a los 4.082 actuales.
"Estoy absolutamente encantado con el progreso que hemos logrado en todos los segmentos en el tercer trimestre, desde nuestros recientes avances en búsqueda y computación cuántica hasta nuestro fuerte crecimiento impulsado por la búsqueda en móviles, YouTube y la nube", indicó en un comunicado el consejero delegado de Google, Sundar Pichai.
Multas de la Comisión Europea
Uno de los aspectos que han ayudado a Alphabet a mejorar las cuentas respecto a las del año pasado es que, a diferencia de 2018, cuando tuvo que pagar hasta 5.071 millones de dólares en multas impuestas por la Comisión Europea, este año "solo" ha tenido que abonar 1.697 millones por sanciones ante este organismo.
Sin embargo, el horizonte no resulta especialmente halagüeño para Alphabet en este campo, ya que si bien parece que la presión de los reguladores se ha relajado por lo menos relativamente en Europa, ahora se le abre la misma batalla en su propia casa, en EEUU, especialmente por presuntas prácticas monopolísticas.
En la actualidad Google está siendo investigado por posibles violaciones de la ley antimonopolio por parte de, por lo menos, tres organismos distintos: el Departamento de Justicia, el Comité Judicial de la Cámara de Representantes y los fiscales generales de una coalición bipartidista de 48 estados.
Por otro lado, este lunes, solo unas horas antes de que Alphabet presentase sus cuentas, algunos medios estadounidenses publicaron que la compañía había hecho una oferta para adquirir el fabricante de tecnología para el deporte y la salud Fitbit, uno de los mayores actores del sector.
Los analistas coinciden en apuntar que las oportunidades de negocio y el valor estratégico de empresas como Fitbit de cara al futuro se hallan en la gran cantidad de datos que manejan sobre el estado de forma y la salud de sus usuarios, de naturaleza especialmente sensible en cuanto a la privacidad.
Los inversores
Ello supone que, de confirmarse esta operación, pese al gran salto cualitativo que podría tener para Alphabet dentro de este sector, la adquisición también supondría un escrutinio todavía más intenso por parte de los reguladores.
Las cuentas presentadas por Alphabet no terminaron de convencer a los inversores en Wall Street y las acciones de la empresa se dejaban un 1,08% hasta los 1.275,05 dólares por título en las operaciones electrónicas posteriores al cierre de los parqués neoyorquinos.
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