Datos oficiales del Ministerio de Fomento confirman el negocio ruinoso que para las arcas públicas españolas ha supuesto la apuesta por la alta velocidad. En 2014 la inversión en alta velocidad supuso un 69% del total de inversión ferroviaria. Este gasto superior a los dos tercios contrasta con la utilización que los pasajeros hacen del servicio: según datos de Renfe, los servicios de alta velocidad trasladaron tan sólo a un 6% de todos los pasajeros que movió Renfe en 2015. Tan sólo los servicios de cercanías de Madrid y Barcelona trasladaron 10 veces más pasajeros que la alta velocidad. El coste de mantenimiento de un kilómetro de vía de alta velocidad es aproximadamente un 70% superior al de un tramo convencional.
Los ingresos de la alta velocidad, por su parte, se alejan mucho de la inversión de casi 50.000 millones de euros que se lleva realizada hasta ahora. Según el último Informe Ferroviario, las ganancias de la alta velocidad apenas se han multiplicado por cuatro desde que se inauguró la primera línea, Madrid-Sevilla en 1992. Si entonces suponían 350 millones, en 2014 se cerró con 1.225 millones de euros. Con esta previsión de ingresos, harían falta muchos años para amortizar la inversión. Y es que el aprovechamiento comercial de la alta velocidad (relación entre los viajeros kilómetro y las plazas kilómetro) es aún escaso, llegando a niveles del 63,4%, aunque está mejorando año a año. Con la apertura de nuevas líneas, el aprovechamiento comercial ha caído en los últimos años, con más trenes vacíos.
De hecho, uno de los datos que más sonroja es comprobar cómo después de ser el país europeo con más kilómetros de vía de alta velocidad, sin embargo los trenes españoles tienen un uso muy inferior al de la media de los países de nuestro entorno tal y como puede comprobarse en este gráfico:
Precios a la baja
Con respecto a los precios, en los últimos años, Renfe está echando el resto y bajando el precio de los billetes de alta velocidad para hacerla más accesible a la ciudadanía. Su empeño se refleja en las estadísticas oficiales: si en 2011 se alcanzó el precio máximo de la alta velocidad, con 50,8 euros de media por billete, este precio ha ido cayendo casi un 10% anual y en 2014 el ticket medio quedó en 41,4 euros.
En este mapa pueden verse las líneas de alta velocidad y de larga distancia en la Península
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