En el primer trimestre de 2018, la contribución de las amortizaciones de hipotecas a la tasa de crecimiento interanual de los préstamos a hogares fue negativa, de un 8% en la zona euro. Lo que hace que se desdibuje el mapa real del crecimiento del crédito neto.
Con estos datos parece que los préstamos de los hogares para adquirir una vivienda han crecido a un ritmo muy moderado pero no es del todo correcto. Lo que sucede es que con los tipos bajos, las familias han aprovechado para amortizar las hipotecas concedidas antes de la crisis, lo que oculta el dinamismo de la concesión de préstamos, según un informe del BCE.
La cifra total de préstamos netos se calcula con la diferencia entre la concesión de préstamos nuevos y la amortización de préstamos otorgados con anterioridad. Dado que los contratos hipotecarios son a largo plazo, las amortizaciones tienen un impacto prolongado en las cifras netas, en especial después de un periodo de expansión, y por tanto desvirtúan la dinámica actual del crédito.
Volviendo a las cifras del primer trimestre - ocho puntos porcentuales negativos por las amortizaciones-, si ésta se hubiera mantenido constante a los niveles anteriores a la expansión, la tasa de crecimiento interanual de préstamos netos sería de un 2% mayor.
Asimismo, el BCE prevé que dicha contribución negativa siga aumentando y probablemente alcance su máximo en 2022, minorando el crecimiento del crédito neto alrededor de un 3,5% más antes de la expansión.
Aumento en la década
La contribución de las amortizaciones de préstamos concedidos en el periodo de expansión ha ido aumentando en los últimos diez años. Este impacto se intensifica porque la mayoría de los préstamos hipotecario de la zona euro incorpora amortizaciones crecientes durante la vida del préstamo.
Tras una fase de expansión, este mecanismo de retardo, que opera a través de las amortizaciones, tiene un efecto duradero en el volumen de préstamos, moderando su tasa de crecimiento durante muchos años , lo que desvirtúa la imagen de la dinámica crediticia.
Por otro lado, si se expresaran los flujos de crédito en términos reales, la concesión de préstamos se situaría alrededor de la media observada desde 2001. Esto contrasta con la imagen que se obtiene analizando el crédito entro, que en marzo de 2018 se situó en niveles significativamente más bajos que en los años anteriores al periodo de expansión.
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