La carrera de Andrea Orcel hacia el olimpo financiero quedó varada a principios del pasado mes de enero en la Ciudad Financiera, la sede de Santander en Boadilla del Monte (Madrid). Tres meses después de que fuera nombrado consejero delegado del primer banco español, Ana Botín comunicó al exbanquero de UBS la decisión de no seguir con su designación.
Orcel, nacido en Italia hace 55 años, estaba dispuesto a terminar sus días como banquero al frente del Santander. A lo largo de su carrera había mantenido una estrecha relación con Emilio Botín (fallecido en septiembre de 2014) y ponerse a los mandos del banco español era un sueño cumplido.
"Tuve una relación muy especial con Emilio. Me enseñó muchas cosas. Él entendió que confiando en mí, el nivel de presión que ponía en mí para que no fallara era enorme. Tuve la suerte de que nunca le fallé", declaró Orcel en una entrevista publicada este año por Financial Times.
"¡Dios mío! Esto es un cisne negro, nunca ha pasado antes", se dijo Orcel al conocer su despido de Santander
Orcel ha trabajado, como asesor, en algunas de las grandes operaciones de los últimos años de Santander. Participó en la adquisición del británico Abbey por parte de la entidad española en 2004, y también en la compra del ABN Amro, tres años después.
El fichaje de Orcel por Santander parecía la culminación natural a una exitosa carrera del banquero italiano cercana al banco español. El rechazo final a su contratación le ha causado gran desazón. "La primera reacción fue de sorpresa, tristeza y un tremenda decepción. Creo que ni siquiera este término explica bien la situación", decía Orcel al diario británico. "Me decía: ¡Dios mío! Esto es un cisne negro, nunca ha pasado antes".
Tras trabajar durante dos décadas en Merrill Lynch, donde vivió la fusión con Bank of América, fue contratado por UBS en 2012. Fue el fichaje estrella de un respetado banquero de la City del banco suizo. Aterrizaba en la entidad cuatro años después de haber asesorado a las partes implicadas en la fusión de las entidades que dieron lugar al mayor banco de Italia, Unicredit.
Orcel estaba llamado a internacionalizar aun más Santander. A tratar de impulsar el valor de la acción del banco español y profesionalizar más todavía el segmento de negocio de banca de inversión de la entidad española. Pero el rechazo final de Santander a su contratación le ha llevado a donde nunca hubiera pensado llegar: el paro.
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