La supuesta relación entre el expresidente de BBVA Francisco González y el excomisario Villarejo ha terminado por salpicar a uno de sus primeros espadas. El titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, ha citado a declarar como investigado por esta causa a Ángel Cano, el penúltimo consejero delegado de 'FG'.
El banquero fue el número dos de BBVA desde 2009 hasta 2015. Se convirtió en uno de los pioneros en la digitalización de la banca, pero también fue este hito lo que le hizo perder su puesto en detrimento de Carlos Torres, por ese entonces responsable de Banca Digital.
El tempo del relevo también sorprendió al propio Cano. Pero no el movimiento en sí, tras los cambios en las segundas filas, tal y como publicó este medio. Tras su salida, el banquero se quitó la corbata y comenzó su particular travesía hasta convertirse en inversor de start ups.
Cano fue responsable de medios durante las presuntas escuchas ilegales ante el asalto de Sacyr de 2004 y 2005. También fue director financiero y de Recursos Humanos y Servicios. Tras lo cual asumió el cargo de director del área de Tecnología y fue el encargado del Plan de Transformación Global.
Molestia en el BCE
La salida de Ángel Cano, como consejero delegado de la entidad, causó revuelo y malestar en la institución que preside Mario Draghi. En la torre de Francfort no se llegó a entender el movimiento efectuado por Francisco González en una entidad que no presentaba ningún tipo de deficiencia en su gobierno corporativo.
Pero lo que menos gustó en el BCE fue que González diseñase el cambio en la cúpula sin una consulta previa. Una de las líneas rojas del supervisor europeo es evitar la discrecionalidad de los presidentes de las entidades en sus decisiones sobre cambio de consejeros. Con especial incidencia si se trata de consejeros ejecutivos.
Cano acumula unos derechos de pensión de 26 millones, después de que, en 2014, la entidad dotase un total de 2,6 millones a su fondo de pensiones. Una retribución a la que se podría sumar, hasta su jubilación legal, parte del sueldo que percibía como CEO. En 2014, el ya ex consejero delegado del segundo banco español tuvo una retribución en metálico de 2,83 millones y le otorgaron acciones por valor de un millón de euros.
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