Es difícil encontrar un organismo económico nacional con el que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, no se haya enfrentado en el último año. Ha intentado desacreditar a los expertos de Fedea, BBVA Research y el Banco de España tras cuestionar éstos su reforma de las pensiones o poner en evidencia la forma en que 'cocinaba' los datos de afiliación a la Seguridad Social. El culmen ha sido la guerra abierta con la institución que él mismo presidió: la AIReF.
En el organismo se habían cuidado especialmente las formas, evitando choques entre las partes por el pasado que les unía. Así lo demostró la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal en su Opinión sobre la reforma de las pensiones, donde puso en valor algunas debilidades con tibieza. Sin embargo, esa 'tregua' ha hecho aguas en la última semana después de que Escrivá lanzara el primer misil.
La mecha se encendió el pasado 15 de junio, cuando la AIReF presentó su evaluación sobre el Ingreso Mínimo Vital (IMV), otra medida que lleva la firma de Escrivá. Durante la rueda de prensa, la presidenta de institución, Cristina Herrero, expuso los resultados, que evidenciaban que la ayuda estaba llegando sólo al 35% de los potenciales beneficiarios.
Lo más llamativo fue que las cifras expuestas chocaban de lleno con las que el Gobierno estaba dando cada mes (que exhibía más del doble de beneficiarios). Fue entonces cuando se preguntó a la presidenta por estas diferencias y explicó que el Gobierno proporcionaba un dato acumulado de todas las personas que en algún momento han recibido la prestación. "Es como si en las pensiones contabilizas cuántas personas a lo largo de la historia han cobrado una pensión", explicó.
Rápidamente, durante la rueda de prensa celebrada por la AIReF, el equipo de José Luis Escrivá emitió una valoración, acusando a la institución que él presidió de no haber mantenido prácticamente interlocución con el Ministerio y de no haber realizado una evaluación "en detalle" de la tramitación, con datos análisis de "escasa calidad", lo que, según él, "pone en entredicho las conclusiones".
Entonces, Herrero replicó: "Hemos mantenido relaciones con los gestores de esta prestación, otra cosa es que consideren que no ha sido suficiente". La sorpresa en la AIReF por el mensaje del Ministerio fue total. Fuentes cercanas sospechaban que podría estar incluso planificado, puesto que el equipo de Escrivá disponía del informe desde hacía quince días, se habían mantenido dos reuniones y se habían recibido alegaciones.
Este ataque aún cala en la institución, que este jueves ha lanzado un dardo públicamente a Escrivá. "En mi opinión, no es bueno pasar de la AIReF al Gobierno", ha dicho Herrero, al preguntarle si se ve como ministra del próximo Gobierno. Sobre el choque por el IMV, ha comentado: "Puede haber discrepancias, pero siempre se deben utilizar argumentos técnicos rigurosos, no descalificaciones para poner en cuestión el rigor del análisis".
El ministro de Inclusión y Seguridad Social respondió en la tarde del jueves a estas críticas asegurando que parten de una "visión muy estrecha de lo que es la independencia". Desde París, Escrivá dijo que "con ese argumento" las instituciones no podrían valerse de personas como Mario Draghi o Christine Lagarde. "Sinceramente, no lo veo. Pero es que es un debate que no existe en ninguna parte del mundo", añadió.
Además, negó tener una mala relación con Herrero y comentó que el organismo hace un "muy buen trabajo", pero "no todo el mundo tiene siempre un buen día". En este sentido, reiteró que la evaluación del IMV es "muy estrecha de visión" y hace "una recomendación poco útil". "Básicamente es alguien que se ha encerrado en su casa con un ordenador y ha estado mirando unos datos que ya conocíamos", añadió.
La AIReF, la última de la lista
Antes de la AIReF, Escrivá no ha tenido reparo en cargar contra los organismos económicos que han criticado su reforma de las pensiones. En mayo del año pasado el Banco de España realizó un análisis preliminar en el que cuestionaba que las medidas aprobadas y previstas garantizaran la sostenibilidad del sistema: "Falta sofisticación, elementos tangibles y científicos", dijo Escrivá un día después, asegurando que el BdE se basaba en criterios anticuados, "de los años 80".
Semanas más tarde, en un desayuno celebrado a mediados de junio, mantuvo sus críticas al BdE por cuestionar su reforma de las pensiones en un debate "viejuno", "sesgado" y "poco riguroso" que sugirió que alientan lobbies. El 19 de septiembre, al ser preguntado por un nuevo informe del supervisor bancario sobre pensiones, el ministro le quitó peso, asegurando que no se le podía atribuir al BdE, sino al autor firmante.
En esa misma rueda de prensa, el ministro cargó también contra Fedea por otro informe crítico con la reforma de pensiones publicado dos días antes. Escrivá confundió al autor, Ángel de la Fuente, y se lo atribuyó a "Miguel Ángel García", responsable de la Seguridad Social con el PP, "que pudo hacer reformas como la de la cotización de los autónomos en siete años de mayorías absolutas del PP y no hizo nada". "Ahora hace observaciones de puntillas, de puntos concretos", añadió.
En esa rueda de prensa también intentó desacreditar a BBVA Research, que por esa fecha había publicado datos desestacionalizados de afiliación a la Seguridad Social sustancialmente distintos a los que comunicaba el Ministerio. El ministro dijo que BBVA hacía el cálculo "a pelo", utilizando de manera lineal un método que, según dijo, no reflejaba algunas circunstancias. Unos meses después, Escrivá cambió su fórmula para desestacionalizar los datos, en línea con el servicio de estudios de la entidad bancaria.
En marzo de este año, tras acordarse la segunda parte de la reforma, BBVA Research opinó que ésta no garantiza la sostenibilidad del sistema a largo plazo, coincidiendo con un nuevo informe crítico de Fedea. Entonces, Escrivá volvió a acusar a ambos servicios de estudios de "poco rigurosos" y "oportunistas".
Esta semana el ministro y su reforma vuelven a estar en el foco después de la entrevista que le realizó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el miércoles en la sede del PSOE para resaltar los 'éxitos' del Gobierno en materia laboral, que más bien atañen a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Tras la entrevista, Sánchez difundió un gráfico en redes sociales sobre la hucha de las pensiones, un asunto que sí corresponde a Escrivá, y que ha desatado las críticas de los economistas al tratarse únicamente de proyecciones del Ministerio a las que se llegará con más deuda pública. El diseño (con el color azul para los años en los que gobernó tanto PP como PSOE y se vació esa hucha) es otra característica cuestionable de la imagen.
La Seguridad Social mantuvo durante décadas sus niveles de deuda estables, en torno a los 17.000 millones, hasta 2017. En ese año el Gobierno que entonces presidía Mariano Rajoy se encontró sin dinero suficiente en el Fondo de Reserva (conocido como 'la hucha de las pensiones') para pagar la paga extra de verano a los pensionistas. Fue entonces cuando la Seguridad Social recibió el primer préstamo del Estado, que se sucedió de muchos otros para poder afrontar el creciente coste de las pensiones.
Ahora esa deuda supera los 106.000 millones; es decir, se ha multiplicado por seis. Un dato que el ministro y el presidente obviaron en la entrevista y en el polémico gráfico, pero que los expertos no han dejado pasar. Esta vez Escrivá no ha respondido a las críticas en redes sociales, como ha hecho en otras ocasiones. Sobre este asunto guarda silencio, de momento, en la cuenta atrás para el 23-J.
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