Tras una convocatoria de elecciones diseñada para ganar tiempo con la gestión de los recortes, el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, no ha conseguido recabar el apoyo independentista que esperaba y tendrá que arreglárselas sin la mayoría absoluta para cumplir con sus compromisos de austeridad.
Y éstos comprenden un ajuste del déficit hasta el 0,7 por ciento del PIB durante 2013, desde el 1,5 por ciento comprometido para 2012. Ello equivale a una poda del presupuesto por importe de unos 1.600 millones, al tiempo que le vencen más de 6.000 millones, los intereses siguen al alza, ha consumido una parte de las liquidaciones que le correspondían para el próximo ejercicio y la recaudación continúa desplomada. La vuelta de Mas a la gestión del día a día será dura.
Hasta 2012, el Govern de Artur Mas no contuvo las rúbricas de desembolsos. Pero durante este ejercicio la Generalitat ya ha acometido tres tandas de ajustes. Según los planes de reequilibrio financiero presentados al Ministerio de Hacienda para 2012, Mas ha recortado el gasto en 2.800 millones y prevé engordar los ingresos en 1.380 millones, en total un tijeretazo de más de 4.100 millones.
Sin embargo, los datos de la ejecución presupuestaria hasta agosto revelan que el déficit catalán rozó los 1.000 millones, alrededor del 1 por ciento del PIB y, por tanto, demasiado cerca del 1,5 por ciento de objetivo para todo el año.
La deuda pública de la comunidad catalana se ha duplicado desde 2008 hasta los 43.000 millones a mediados de 2012, lo que ha provocado que los intereses para refinanciarse en un mercado cerrado se disparen un 60 por ciento y alcancen los 1.500 millones sólo en 2011.
Respecto a los ingresos, la Generalitat celebró que se elevase hasta el 50 por ciento lo que se embolsaba de la recaudación por IVA e IRPF y hasta el 58 por ciento por Impuestos Especiales. Sin embargo, ahora ésta se ha mermado drásticamente, agravada por la caída del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.
De acuerdo con los datos de la Agencia Tributaria, el total recaudado en Cataluña hasta septiembre pierde un 2,7 por ciento sobre los desplomes acumulados de varios ejercicios y se sitúa en los 22.900 millones. Además, las comunidades no disfrutarán este año de lo obtenido por la subida del IVA.
Por el lado de los gastos, Cataluña había previsto una reducción del 13 por ciento al cierre del ejercicio, pero sólo ha recortado hasta junio casi un 4 por ciento.
Con la vista puesta en 2013, la Generalitat espera, de forma quizá un poco optimista, que las medidas ya anunciadas sirvan para elevar los ingresos en 900 millones y rebajar los gastos en 2.800 millones. Pero ese conjunto de iniciativas sólo dejará el déficit, según las proyecciones de la Generalitat en sus planes de reequilibrio, en el 1,1 por ciento del PIB, aún lejos del 0,7 por ciento que debe lograr. Por lo tanto, Artur Mas se verá obligado a aplicar nuevos tajos de cara a 2013.
Además, el Govern de Mas seguirá dependiendo de la generosidad del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para atender los vencimientos de deuda y los pagos a proveedores.
El titular de Hacienda detalló durante la campaña electoral catalana que el Estado central prestó 11.600 millones de liquidez a la Generalitat, entre retrasos en las devoluciones del sistema de financiación (330 millones); anticipos a cuenta de la liquidación de 2010 (940 millones); la línea ICO (1.000 millones); Pago a Proveedores (2.600 millones), y el Fondo de Liquidez Autonómico (5.400 millones).
Montoro ha confirmado que el Fondo de Liquidez Autonómico continuará activo en 2013. No obstante, esa asistencia conllevará que la comunidad suscriba un memorando de condiciones y medidas de ajuste. Hacienda exigirá las facturas. Sólo que esta vez Artur Mas contará con una mayoría muy frágil para confeccionar los presupuestos, en especial si se apoya en ERC.
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