Después de seis meses, las comunidades autónomas aún desconocen qué margen del déficit concedido por Bruselas van a tener para sus presupuestos de este año, muchos de ellos elaborados para un desfase bastante estricto, de sólo el 0,7 por ciento del PIB.
Varias autonomías consultadas por Vozpópuli confirman que Hacienda mantuvo una reunión con representantes técnicos de todas las comunidades. Al cierre de ésta, les prometió que les enviaría un documento con las propuestas y les anunció que convocaría otro encuentro para preparar el próximo Consejo de Política Fiscal y Financiera en el que se acordarían los déficit a la carta o individualizados. Sin embargo, ya nada más se supo.
Pese a las alegaciones del Ministerio de que está celebrando encuentros uno por uno, varias Comunidades sostienen que aún no han sido contactadas. Es más, ahora Hacienda ha echado la pelota hacia adelante afirmando que hay que esperar al Ecofin y al Consejo Europeo de finales junio, fecha en la que se ratificará el objetivo de déficit del 6,5 por ciento del PIB para el Reino de España.
Ello deja prácticamente muy poco tiempo para discutir los términos y muñir un acuerdo de cara al Consejo de Política Fiscal. Semejante situación abre la puerta a la especulaciones sobre si una vez más el sistema se está acordando primero con Cataluña de forma bilateral para luego negociar con el resto.
El déficit mediterráneo
La idea que barajaba Hacienda consiste en que el déficit autonómico es un hecho vinculado a la bonanza del ladrillo en la costa, y por eso las más necesitadas de ayuda son Cataluña, Valencia, Murcia, Baleares y Andalucía. Éstas han padecido más los efectos del estallido de la burbuja y por lo tanto precisan de una senda de consolidación de las cuentas menos exigente. De ahí que Hacienda se plantee usar un déficit fiscal primario, que no tenga en cuenta ni la caída de los ingresos por la recesión ni el ascenso del coste de los intereses.
Valencia y Murcia han fracasado en sus intentos de enajenar inmuebles; Cataluña se niega a reducir sus estructuras estatales incluso habiendo tenido que acometer sacrificios en sus servicios e insiste en que debe llevarse un tercio del margen de déficit total; Andalucía rehúsa recortar en gasto social; y Baleares alega una peor financiación por habitante.
Frente a éstas, las que han cumplido exigen que se las premie por ello; que se facilite las cosas a esas comunidades retrasadas a costa del margen de déficit estatal y no del de ellas; o incluso se recuerda el terrible esfuerzo emprendido por Castilla –La Mancha para recortar seis puntos de agujero.
Citados en Génova, los barones regionales del PP salieron echando humo pese tener bajo el brazo la promesa de Rajoy de que se les compensaría de algún modo. El más díscolo de todos, el presidente extremeño Monago, ya le ha tomado la palabra rebajando el IRPF para bochorno de Rajoy. Por no hablar del desincentivo que supone para el cumplimiento de las autonomías al tiempo que la troika vigila.
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