El Ministerio de Fomento licitará en los próximos días el estudio informativo del proyecto de la línea de alta velocidad Madrid-Extremadura referido al tramo que une la capital de España con el límite de las provincias de Toledo y Cáceres. Uno de los primeros pasos para que el AVE a Extremadura comience a ser una realidad fuera del territorio de esta comunidad autónoma, en la que se desarrollan hasta ahora la totalidad de las obras del trazado. La alta velocidad llegará hasta la frontera con Portugal pero aún habrá que esperar casi una década para que suceda.
Los plazos para elaborar el citado estudio se prolongarán por espacio de dos años desde su adjudicación, que tendrá lugar poco antes del final de año. Es decir, su conclusión se conocerá cuando la presente legislatura esté tocando a su fin. A partir de entonces tendrán que ponerse en marcha las licitaciones para proceder a la construcción del trazado y las obras en sí, lo que sitúa en el largo plazo la realidad de la línea completa entre Madrid y Badajoz.
Hasta ahora, los trabajos en torno al tren de alta velocidad a Extremadura se han desarrollado íntegramente en esta comunidad autónoma, en la que se llevan a cabo obras en distintos tramos y también con distinta suerte. El proyecto ha sido uno de los más castigados por las incidencias y desavenencias entre Adif y las empresas adjudicatarias de los trabajos, lo que ha provocado numerosos retrasos.
Poco antes del verano, el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, se desplazó a Extremadura y aseguró que los tramos que discurren por esta comunidad autónoma estarían finalizados en su totalidad en 2023. Y avanzó que la parte del trazado que aún restaba por planificar contemplaría el paso por Toledo, con el fin de añadir un atractivo turístico al recorrido y generar también un considerable ahorro a Adif.
Apoyo de Bruselas
La hoja de ruta del Ministerio se va cumpliendo pero los plazos se eternizan. Los efectos de la crisis y los recortes han dejado a este proyecto, planificado mucho antes que otros que ya están en marcha y que podrían incluso finalizar antes, en una peculiar circunstancia: con diferentes tramos en construcción en territorio extremeño pero sin un kilómetro de vía en el resto.
De hecho, el estudio informativo que licitará el Gobierno comprende el tramo entre Madrid y la localidad toledana de Oropesa, situada muy próxima a los límites entre la provincia castellano-manchega y Cáceres. Un recorrido inédito hasta ahora y del que no se conocerán detalles hasta dentro de dos años largos.
Bruselas otorgará al Gobierno español fondos por valor de unos 300 millones de euros para que prosiga desarrollando la línea de alta velocidad hasta la frontera portuguesa con el fin de avanzar los trabajos lo más posible con vistas a que el Gobierno portugués retome el proyecto y prolongue la línea hasta la capital del país.
Serán precisamente los tramos entre los límites de la provincia de Toledo y Mérida los que reciban los fondos comunitarios para su desarrollo. En principio, no se descarta que Bruselas proporcione nuevas partidas para otros tramos aunque, en el caso de que así sea, las diferentes partidas se irán aprobando de forma separada.
La inclusión de la línea de Madrid-Lisboa en el Corredor Atlántico de la Unión Europea es la última esperanza para recuperar un proyecto frustrado desde 2012, cuando el Gobierno portugués comenzó a aplicar un duro ajuste para paliar los efectos de la crisis en un país que tuvo que ser rescatado por la Unión Europea.
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