Hace algo más de seis años que el Banco Central Europeo decidió dejar el precio oficial del dinero en el 0%. Fue en marzo de 2016. Tres años después, la banca española decidió sumarse a la moda imperante de cobrar un interés por los depósitos que las empresas dejaban en sus arcas en función de los picos de tesorería de los que dispusieran en cada momento.
Ahora, tres años y medio después, las entidades financieras se preparan para normalizar la situación y volver a remunerar, aunque de forma meramente simbólica, los ahorros de las empresas. De acuerdo con los últimos datos publicados por el Banco de España, el tipo de interés medio de las nuevas operaciones de depósito de las empresas se ha situado en junio en el 0%, después de 42 meses en terreno negativo, con apenas media docena de excepciones, que casi siempre se han correspondido con los meses finales de cada año.
En mayo pasado, los bancos españoles cobraban un 0,09% de media por los depósitos de las sociedades no financieras. En el mismo mes de 2020, el tipo de interés era del -0,17%, muy similar al de junio del pasado año. Nada que ver con la remuneración que, por ejemplo, ofrecían en 2011, un 2,13% de media; en 2012, un 2,08%, o en 2013, un 1,30%. Con lo que no se han atrevido a lo largo de estos años es con cobrar por el mismo concepto a los hogares, aunque la remuneración que hoy pagan está en mínimos históricos
En los cinco primeros meses de este año, el importe de las nuevas operaciones de depósito de las empresas ha ascendido a 45.283 millones de euros, frente a os 39.842 millones del mismo periodo de 2021. La mayor parte (el 98,5%), en depósitos a un plazo máximo de un año. Nada que ver con los 311.567 millones de euros que se “guardaron” en 2011 en las entidades bancarias españolas.
Política monetaria
Los efectos de la política monetaria del BCE se han dejado sentir también en el volumen de los saldos vivos. A cierre de mayo pasado, las empresas españolas tenían depositados en los bancos apenas 20.247 millones de euros, casi 3.000 millones menos que a cierre de 2021 y muy lejos de los 93.174 millones que se alcanzaron en 2011.
No puede decirse que los bancos hayan creado una nueva línea de negocio con esta medida, pero entre retribuir los ahorros empresariales a un 0,2% de media o cobrar ese mismo porcentaje hay una diferencia, solo en las nuevas operaciones, de 182 millones de euros. Parece más bien una forma de disuadir a las empresas de aparcar su dinero temporalmente, cuando la banca lo recibe gratis e incluso subvencionado, y en cantidades ingentes del BCE.
Las razones que llevaron a la banca española y a otras bancas de la Eurozona a aplicar está medida estaban más que justificadas cuando se llevaron a cabo. El Banco Central Europeo había inundado de dinero el sistema financiero y no había razón alguna para “pelear” por los ahorros puntuales de las empresas. Además, encontraron en el propio BCE el argumento ideal: seguir sus propios pasos. Y a esa fiesta se sumaron los bancos de Alemania, Holanda, Irlanda y Bélgica y después, los españoles.
Facilidad de depósito
Y es que, desde el año 2014, la institución monetaria europea, que entonces presidía Mario Draghi, decidió situar la denominada “facilidad de depósito” en terreno negativo: es decir, cobrar en vez de remunerar el dinero que los bancos de la Eurozona decidían mantener en Fráncfort y no destinarlo a financiar la economía real. Empezó ese año cobrando entre el 0,1% y el 0,2%, porcentaje que fue elevando al 0,3% en 2015; al 0,4%, en 2016, y al 0,5%, en 2019, nivel en el que permanece inalterado desde entonces.
Según las cifras del Banco Central Europeo, en la actualidad, permanecen sujetos a la facilidad de depósito un total de 705.100 millones de euros, lo que a razón del 0,5% le reportarían a la institución monetaria que preside Christine Lagarde algo más de 3.500 millones de euros.
A tenor de la evolución del dato no puede decirse que el cobro de intereses haya disuadido a los bancos de refugiarse en la facilidad de depósito. A 31 de diciembre de 2014, de acuerdo con el balance del Eurosistema, se contabilizaron en el pasivo 48.286 millones de euros en concepto de “facilidad de depósito”. A cierre de 2019, cuando el BCE había elevado el cobro al 0,5%, había 275.710 millones, y en diciembre del pasado año, 779.596 millones. Los bancos han preferido abonar el 0,5% de interés como un confortable peaje para mantener a salvo de contingencias su dinero. Lo mismo ha sucedido en estos últimos años con el bono alemán a diez años o el de los países más ricos de la Eurozona.