El lunes Pedro Sánchez hizo balance de sus 100 días al frente del Gobierno en un acto multitudinario en la Casa de América. ¿El objetivo? Recobrar el impulso político tras su semana más convulsa desde que aterrizó en el poder a consecuencia de su tesis.
Para ello, el presidente se rodeó de casi todo su Ejecutivo y de las más variopintas personalidades de la esfera pública. También acudieron primeros espadas empresariales como Florentino Pérez, presidente de ACS; Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola; José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica o el presidente de la CEOE, Juan Rosell, entre muchos otros. Pero faltó la banca. Al menos sus caras visibles. El único banquero de primera fila que asistió al encuentro fue Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank. Y eso que estaban invitados los presidentes de las principales entidades financieras del país.
Santander envió a José Manuel Cendoya, vicepresidente de su filial española y BBVA a José Manuel González-Páramo, consejero ejecutivo del banco. De Sabadell acudió un representante institucional. Ni Bankia ni Bankinter, estuvieron presentes en el baño de masas de Sánchez.
Y es que tras las idas y venidas con el impuesto a la banca, que ahora parece reconvertirse en un Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF), el presidente del Gobierno no se ha ganado las simpatías del sector. De hecho, durante los primeros días de Sánchez al mando, los banqueros se encargaron de hacer lobby contra un gravamen que consideran "injusto", como dijo Ana Botín, cuyo banco llegó a amenazar con trasladar su sede fuera de España.
Llama la atención la ausencia de Bankia, entidad de la que el Estado es el accionista mayoritario con una participación del 60%, pero José Ignacio Goirigolzarri no pudo asistir al coincidir el evento con una reunión del consejo de administración de la Ceca. Por su parte, María Dolores Dancausa, primera ejecutiva de Bankinter, no se encontraba en Madrid. Lo mismo les pasó a los principales responsables de Sabadell, Josep Oliú y Jaime Guardiola, ambos en Londres el pasado lunes.
"Novatos"
Fuentes del sector financiero cargan la inexperiencia del Gobierno en la organización. Las invitaciones se recibieron con muy poca antelación y sin motivo aparente. La agenda de los altos ejecutivos impidió a más de uno acudir a la cita.
El evento, que se presuponía de gran calado viendo la lista de invitados, apenas tuvo sustrato económico. Más allá del anuncio de reformar por la vía exprés la Constitución para suprimir los aforamientos, el presidente se limitó a quitar importancia a la desaceleración del crecimiento -uno de los asuntos que más preocupa a los empresarios- y a asegurar que España cumpliría con los objetivos presupuestarios de Bruselas. Y de Cataluña, ni hablar.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación