Banca

Azuaga aspira a retener poderes en la nueva cúpula de Unicaja

El presidente de la entidad intentará conservar determinadas competencias cuando asuma la presidencia no ejecutiva. Su mandato expira en 2025 y no tiene límite para renovar

Unicaja y el Banco Central Europeo (BCE) tratan de desatascar el diseño de la nueva cúpula de la entidad. Manuel Azuaga, presidente del banco, tiene que dejar las funciones ejecutivas con la fecha límite del 31 de julio, pero quiere retener algunas competencias. Este está siendo uno de los escollos que se están tratando en las conversaciones entre la entidad y el supervisor único para la nueva cúpula, según trasladan a Vozpópuli fuentes financieras al tanto de los contactos.

Fuentes oficiales de Unicaja y el BCE prefirieron no hacer comentarios al respecto. Unicaja y Liberbank pactaron con el supervisor en 2020 despojar al presidente de las funciones ejecutivas. Pero Azuaga pretende conservar determinadas competencias, por ejemplo, en materia de auditoría interna, según las fuentes. En la actualidad, tiene atribuciones sobre Recursos Humanos, Riesgos, Cumplimiento Normativo, Auditoría Interna y Transformación, entre otras.

Las funciones ejecutivas en un banco se suelen definir por la comisión de nombramientos y suelen referirse a aquellas que tienen que ver con la gestión del día a día. Por este motivo, algunas de las pretensiones del presidente de Unicaja están chocando con el BCE. La institución no está dispuesta, en un principio, a ceder y permitir que Azuaga retenga funciones de este tipo, según fuentes próximas al banco.

El supervisor, inmóvil

En marzo de 2022, la junta de accionistas renovó como presidente a Azuaga hasta 2025. Los estatutos del banco fijan un mandato de tres años, aunque no existe limitación para volver a renovar. El BCE se muestra "inmóvil" respecto a que el presidente de Unicaja debe pasar a ser institucional y está pidiendo celeridad en el proceso, según fuentes en contacto con el supervisor.

El otro punto pactado para propiciar la integración fue que Manuel Menéndez, consejero delegado procedente de Liberbank, sometiera al consejo de administración su reevaluación como CEO 'reforzado'. Para ese examen, el banco ha contratado al cazatalentos Spencer Stuart, que ha levantado las dudas del bloque asturiano (Menéndez, la Fundación Cajastur y el fondo Oceanwood) sobre la idoneidad del proceso, ya que la misma firma se encargaría de buscar a los candidatos a suceder a Menéndez.

En cualquier caso, en el seno de Unicaja se considera que el actual consejero delegado está "amortizado" desde hace tiempo. El bloque andaluz, capitaneado por la Fundación Unicaja y los dueños de Mayoral, que aglutinan casi un 40% del capital, está intentando su salida evitando un enfrentamiento con el BCE, como trasladan fuentes financieras. Sin ir más lejos, se ha dado una tregua a Menéndez, tras plantearse exigir su dimisión por la mala marcha del negocio, como publicó este medio.

Un CEO de la casa de transición

Han surgido candidatos externos, como Juan Antonio Alcaraz (exnúmero tres de CaixaBank) y José Sevilla (exconsejero delegado de Bankia). Pero en este momento la balanza se inclina más por un nuevo CEO "de transición", como indican fuentes conocedoras. Y la opción pasaría por alguien de la casa, como Isidro Rubiales, mano derecha de Azuaga y que está al frente de la Dirección General Adjunta al presidente, de Control, Estrategia y Relaciones con supervisores.

En el seno del banco se considera que Rubiales tendría capacidad para reconstruir la antigua organización de Unicaja rescatando a directivos valorados internamente y que salieron tras la integración con Liberbank. Sería, según las fuentes, el candidato perfecto para preparar el aterrizaje de un consejero delegado externo, que, como en el caso de Sevilla, sólo estaría dispuesto a tomar las riendas una vez que se den por zanjadas todas las rencillas de poder, como indican fuentes próximas al exconsejero delegado de Bankia.

Rubiales además cuenta con una relación estrecha con el supervisor y está muy valorado en los círculos financieros de Fráncfort, tras más de una década en contacto directo. Con este perfil, se acelerarían los plazos con el BCE para superar con creces la valoración de idoneidad, conocida en el argot financiero como 'fit and proper'.

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