Banca

La banca tiene en vilo 10.000 millones en activos tóxicos por limpiar este año

La incertidumbre económica frena las titulizaciones de carteras, que se consideran claves para facilitar la venta de créditos dudosos.

La banca puede tener problemas para limpiar sus balances de activos tóxicos antes del previsible repunte de la morosidad. Las entidades tienen en el mercado unos 10.000 millones de euros tanto en préstamos dudosos como adjudicados para cerrar operaciones antes de que acabe este año, según estimaciones del sector. Pero este negocio puede sufrir un frenazo por la incertidumbre económica y los tambores de recesión, según apuntan fuentes financieras.

Un síntoma que extiende las dudas sobre la compraventa de activos tóxicos es el parón que se está produciendo en las titulizaciones. Este arma utilizada por los fondos oportunistas, como Lone Star, Blackstone o Cerberus, para blindar sus inversiones en el mercado de NPL (créditos morosos) está bloqueada por las incógnitas sobre los precios. Los fondos emiten bonos con la garantía de los flujos de caja de los activos dañados que compraron a los bancos, con lo que obtienen liquidez y comparten el riesgo de que los préstamos impagados se conviertan en irrecuperables.

Los fondos Marathon, D. E. Shaw y Waterfall quieren titulizar parte de los créditos NPL que compraron a los bancos"

Algunos fondos como Marathon y D. E. Shaw, propiedad del científico estadounidense David E. Shaw, han intentado titulizar parte de los activos que han adquirido en España, pero la incertidumbre que se cierne sobre el mercado ha dado al traste con estos planes, según fuentes conocedoras. Marathon ha estado activo en el mercado de NPL en los últimos años, con la compra de una cartera de 600 millones a Santander el verano pasado. Esta misma semana se ha conocido que el fondo ha vendido a Sixth Street un 10,7% de la promotora Vía Célere.

El fondo oportunista Waterfall, una gestora creada en 2005 por dos banqueros históricos de Merrill Lynch, también lleva tiempo tratando de entrar en el negocio de las titulizaciones de préstamos dudosos, que se erige como una alternativa que hace más atractiva la compraventa.

Los reguladores llevan tiempo advirtiendo de que existen riesgos latentes para la calidad de los préstamos y piden celeridad a las entidades para sanear sus balances. De momento, la ratio de morosidad está contenida en el 4,4%, su nivel más bajo desde hace una década. Pero el BCE y los bancos son conscientes de que no refleja la situación real de la economía, con el PIB en plena desaceleración. Las medidas extraordinarias por la pandemia, como los créditos ICO, moratorias o ayudas directas, están frenando los impagos.

Preocupación del BCE por la banca

El BCE está preocupado por un estallido súbito de la morosidad tras el verano. Tiene claro que los créditos impagados del sector financiero español, que apenas superan los 50.000 millones de euros, distan mucho de plasmar la salud económica real, más aún en un contexto en el que se han encendido las alarmas de una recesión por la incesante espiral inflacionista.

La cartera de crédito ICO es la que más dudas genera entre los supervisores. En los últimos trimestres, el Banco de España ha detectado un deterioro en la calidad crediticia de estos préstamos. Con datos a marzo, casi el 23% del crédito garantizado a través del ICO está clasificado en vigilancia especial, que significa que está potencialmente en riesgo de impago.

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