El Banco Central Europeo tiene muy claro cuál fue su objetivo fundacional: “Somos el banco central del euro y tenemos el mandato de mantener los precios estables. Cuando los precios de nuestra economía aumentan con demasiada rapidez -es decir, cuando la inflación es demasiado elevada- subir los tipos de interés nos ayuda a que la inflación vuelva a situarse en nuestro objetivo del 2% a medio plazo”. De esta manera, explicaba el propio BCE su decisión de julio de 2022 de aumentar los tipos de interés por primera vez en once años, adelantando entonces que habría nuevos incrementos en los siguientes meses.
Cuando, como en la actualidad, la inflación es demasiado elevada “porque la demanda supera la cantidad de bienes y servicios disponibles, podemos subir los tipos de interés para que el crédito sea más caro”, dice el propio BCE. La economía se enfriará, habrá menos crédito en circulación y las expectativas de inflación se moderarán.
Desde mayo de 2021, casi un año antes de que las tropas rusas invadieran Ucrania, la inflación empezó a mostrar su peor cara en España, con aumentos interanuales que empezaron a sobrepasar el 2% y llegaron a superar el 10% en los meses de junio, julio y agosto de 2021, unos niveles desconocidos desde hacía muchos años.
Lo que el BCE no cuenta en su explicación de cómo afecta a los ciudadanos la subida de los tipos de interés llevadas a cabo desde julio de 2022 es la importancia que, para llevar a cabo su política tiene, el tercero de los tipos rectores que el BCE analiza en cada una de las reuniones de su consejo de gobierno: la facilidad de depósito.
Cada vez que el BCE reúne a su principal órgano rector, analiza minuciosamente dónde tiene que estar el nivel de cada uno de los tres tipos rectores para cumplir con su mandato. En su última reunión del 14 de diciembre de 2023, el consejo de gobierno decidió mantener sin variación el tipo de interés de las operaciones principales de financiación en el 4,5%, el de la facilidad marginal de crédito en el 4,75% y el de la facilidad de depósito en el 4%.
La facilidad marginal de depósito ha sido y está siendo un instrumento de política monetaria imprescindible para estrangular la concesión de créditos a hogares y sociedades no financieras. Permite a las entidades financieras realizar depósitos a un día en los bancos centrales nacionales con una remuneración que el propio banco central fija cada seis semanas.
Durante muchos años, el tipo de la facilidad de depósitos ha sido negativo. En los años 2019, 2020, 2021 y parte de 2022 llegó a estar en el -0,50%. Con tipos de interés negativos existen escasos incentivos para que las entidades depositen su dinero en el BCE y prefieran prestarlo a la economía real, aún asumiendo los lógicos riesgos que este tipo de operaciones conlleva.
Facilidad de depósito
En la actualidad, y desde el mes de septiembre de 2023, el tipo de interés de la facilidad de depósito ha subido hasta el 4%, muy cerca del tipo medio que se rige en la Eurozona para un préstamo hipotecario. Por esta razón, a nadie puede extrañar que, con los últimos datos del BCE, referidos al 5 de enero pasado, el dinero que los bancos europeos tienen aparcado en la facilidad de depósito se sitúe en 3.540.135 millones de euros (3,54 billones). En agosto de 2022, cuando el BCE había realizado su primera subida del precio del dinero de 50 puntos básicos (del 0% al 0,5%), “sólo” había en este instrumento 655.360 millones de euros, casi seis veces menos.
Para los bancos, la operación de 'aparcamiento' del dinero no tiene el más mínimo riesgo y su remuneración es mucho más elevada de la que las entidades financieras abonan a sus clientes particulares por los depósitos. Es cierto que no siempre el BCE ha remunerado con el 4% el “ahorro” de los bancos. En diciembre de 2022 pagaba el 2%; en febrero de 2023, el 2,5%; en marzo, el 3%; en mayo, el 3,25%; en julio, el 3,5%; en agosto, el 3,75% y desde septiembre, el 4%.
Esta atractiva rentabilidad ha permitido al conjunto de los bancos europeos unos ingresos extraordinarios solo por los intereses de alrededor de 128.000 millones de euros durante el conjunto del pasado año, de acuerdo con las cifras depositadas cada mes y el tipo de interés de la facilidad de depósito en cada momento. Según los datos del BCE, las cantidades depositadas en la facilidad depósito han oscilado el pasado año entre los 3,54 billones del mes de noviembre (la cifra más baja de todo 2023) y los 4,109 billones del mes de febrero, con una media mensual de 3,827 billones.
La banca española no ha sido ajena a estos movimientos impulsados por la institución que preside Christine Lagarde. Ha mantenido en la facilidad de depósitos del BCE una media mensual en 2023 de 237.400 millones de euros, con un pico máximo de 247.633 millones en el mes de enero y un mínimo de 213.399 millones en agosto. Estos depósitos han proporcionado a las entidades financieras españolas unos ingresos extraordinarios por intereses de 7.524 millones de euros.
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