Banca

Bancos y fondos negocian trocear Popular para digerir los activos tóxicos

El proceso de venta de Banco Popular tiene un nuevo protagonista: los fondos oportunistas. En los últimos días ha habido reuniones entre inversores internacionales y los bancos interesados en quedarse la entidad española. El objetivo es que unos se queden el negocio sano y otros la mitad del ladrillo.

La venta o fusión de Banco Popular tiene al sector financiero en ebullición. Decenas de profesionales de entidades, bancos de inversión, auditoras, consultoras, bufetes y tasadoras tratan de encontrar una solución al futuro de la entidad cada día. Y a estos profesionales se han sumado recientemente los fondos oportunistas.

Así, hay negociaciones en marcha para que bancos tradicionales y fondos internacionales presenten una oferta conjunta por el Popular, según diversas fuentes financieras consultadas por Vozpópuli. En los últimos días ha habido reuniones en esta línea al más alto nivel, y es una opción que gusta tanto a vendedor como a compradores.

Aunque las cifras todavía son iniciales, lo que se está planteando es que un fondo oportunista se quede un 40-50% del ladrillo del Popular (unos 7.000-8.000 millones) y, del resto, parte se desagüe a través de una sociedad cotizada como la que se intentó sin éxito con el Proyecto Sunrise. El plan sería que al menos un 50% de este nuevo Sunrise fuera a manos de institucionales y un 20% al banco comprador del negocio sano de Popular.

Santander ya se ha asociado en otras operaciones similares a Bank of America, con el que está en contacto para la compra de Popular. Deutsche Bank es otra de las entidades que podrían entrar en este proceso, al igual que fondos como Cerberus y Apollo. La entidad alemana es el socio ideal para esta operación y la clave para desbloquear esta alternativa, ya que ya se conoce el ladrillo del Popular al milímetro, al haber estado encargado durante meses el año pasado de Sunrise.

Sentido estratégico

Estas asociaciones tendrían ventajas para las tres partes. Para los bancos interesados (Santander, Bankia y puede que BBVA) les permitiría centrarse en comprar sólo el negocio que les interesa, dejando de lado gran parte de los 37.000 millones en activos problemáticos de Popular, incluidos adjudicados y dudosos. "Nadie quiere cargarse de activos tóxicos en un momento en el que el BCE está exigiendo que se reduzcan. Quien pueda quitárselo de golpe lo va a hacer", señala un banquero próximo a la operación.

Para los fondos, supone una oportunidad única de conseguir mucho volumen en España con descuento. Y para Popular y su asesor, JPMorgan, es una vía para desbloquear un proceso atascado por su enorme carga inmobiliaria.

Ningún banco quiere cargarse de activos tóxicos en un momento en el que el BCE exige que se reduzcan"

El problema es el precio. Para poder hacer esta operación doble, el banco interesado tiene que descontar de su oferta el valor que calcule el fondo oportunista y/o banco de inversión. Según fuentes próximas a las negociaciones, se calcula que hay una diferencia de al menos 6.000-8.000 millones de euros entre el valor de los activos de Popular y el que calculan los fondos. "A día de hoy no salen los números para que la oferta sea superior al precio de cotización, y tampoco hay ningún banco capaz de quedarse todo Popular sin ayuda", expone un banquero.

Bancos y fondos ya han estado aliados en otras subastas bancarios. Así ocurrió en la venta de Eurohypo en España, a la que Santander acudió de la mano de Bank of America y Apollo, y perdió frente a Lone Star y JPMorgan. Otros contendientes fueron Blackstone-Deutsche Bank y Cerberus.

La presidenta del Banco Santander, Ana Botín,

Otro ejemplo parecido fue la subasta de Catalunya Banc. Inicialmente se planteó la posibilidad de que bancos y fondos fueran de la mano, pero los asesores decidieron finalmente hacer dos subastas separadas para maximizar el precio. El resultado fue que BBVA se quedó el negocio bueno de Catalunya Banc y Blackstone las hipotecas problemáticas.

Replicar este modelo es algo que gustaría a los asesores de Banco Popular, pero el tiempo juega en su contra, ya que para ello tendrían que abrir un data room durante meses para que lo analizaran los fondos. Por el momento está optando por vender carteras de 300 a 500 millones de volumen, de las que ya ha traspasado tres a Blackstone y Apollo y ahora negocia una nueva con cuatro fondos.

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