Con munición para posibles operaciones corporativas. BBVA tiene un exceso de capital de unos 2.500 millones de euros que utilizará a dar más dividendo si no encuentra oportunidades “interesantes” para comprar otros bancos, como dejó entrever ayer Carlos Torres, presidente del banco.
El plan de BBVA es crecer de forma orgánica, pero siempre atento a posibles fusiones. El grupo intentó sin éxito una integración con Sabadell en 2020, en plena incertidumbre por el Covid, de lo que se arrepienten algunos directivos, según fuentes próximas al banco. También ha permanecido al acecho de Unicaja, sobre todo el pasado verano, con la batalla de poder entre el bando andaluz y el asturiano en su momento álgido.
El grupo cerró 2023 con una ratio de capital de máxima solvencia del 12,67%, por encima de la meta estratégica del 12%. “El objetivo sigue siendo del 12%, por lo que se seguirá devolviendo a los accionistas”, garantizó el presidente de BBVA durante la rueda de prensa para presentar resultados. Pero matizó después que el equipo directivo “analizará si son interesantes” posibles operaciones corporativas.
El banco pagará 500 millones por el impuestazo con cargo a los resultados de 2023 y 2024
BBVA destinará más de 4.000 millones de euros de los resultados de 2023 a la remuneración de sus accionistas, equivalente a un ‘pay out’ (beneficio destinado al pago de dividendos) del 50%. Lo hará vía dividendos y recompras de acciones. De hecho, anunció ayer que lanzará otra recompra por 781 millones, con lo que acumula ya varios programas para hacerse con más de 5.000 millones de títulos desde 2021, el equivalente al 14% de los títulos en circulación.
Beneficios al alza
El beneficio del grupo superó por primera vez en su historia la barrera de los 8.000 millones en 2023, sobre todo por el empuje de los tipos de interés en Europa. Pero el equipo directivo promete seguir batiendo récords en 2024, a pesar del impuestazo que el Gobierno quiere hacer permanente. Con cargo a 2023 pagó 215 millones y prevé abonar otros 285 millones al cierre de este ejercicio ante la expectativa de que ganará más dinero.
En España, el banco elevó un 65% las ganancias pese al nuevo gravamen al sector tras disparar un 48% los ingresos típicos (margen de intereses). Las provisiones de BBVA España crecieron un 24,5%, hasta los 651 millones, aunque el equipo directivo lo achacó a un cambio de normativa sobre hipotecas en Europa y al estancamiento del crédito. La tasa de mora, al contabilizar más dudosos por el cambio legal, alcanzó el 4,1% en España, por encima del 3,4% de la media del grupo.
La filial de Turquía tiene potencial para ganar unos 2.000 millones de euros al año, según desveló Carlos Torres
El coste del riesgo, que mide las dotaciones para insolvencias sobre el total de créditos a la clientela, de la filial española cerró 2023 en el 0,37%, frente al 0,28% de un año antes. El grupo estima que esta métrica llegará al 0,40%, con lo que prevé que la tasa de insolvencia se mantenga controlada.
Turquía coge aire
En cuanto a Turquía, donde BBVA aplica una contabilidad especial por hiperinflación, las ganancias alcanzaron los 528 millones, un 4,6% más. Torres desveló que la filial otomana debería estar ganando unos 2.000 millones al año en una situación “normalizada”, aunque evitó aventurar cuándo lograría esa meta.
En países con hiperinflación, la regulación contable internacional recoge un cálculo especial, establecido en la norma 29. Se trata de una reexpresión de los estados financieros con el objetivo de mostrarlos con una información más fiel en situaciones de escalada de precios y desplome de la divisa local, como es el caso de Turquía. BBVA ya vivió episodios similares años atrás en Argentina y Venezuela.
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