Malos tiempos para endeudarse. El Banco Central Europeo (BCE) apretará más a la economía en su cruzada contra la inflación y prepara al menos otra subida de los tipos de interés, que los llevará por encima de la barrera del 4%, cerca de máximos históricos. El banco central está dispuesto a no aflojar en su lucha por controlar los precios y advierte de que la demanda de crédito se frenará "cada vez más" en los próximos meses.
El ciclo histórico de subidas de tipos (ocho en menos de un año que se han traducido en un aumento de 400 puntos básicos) aún no ha terminado, como se encargó de dejar claro ayer Christine Lagarde, presidenta del BCE, tras anunciar otra alza de cuarto punto. De hecho, prevé volver a subirlos en la reunión de julio, con un objetivo claro: cerrar el grifo del crédito para enfriar la economía.
Y eso que el Consejo de Gobierno, que decide los pasos a seguir de la institución en política monetaria, detecta que el acelerón histórico en los tipos empieza a tener efecto sobre la actividad. Sobre todo, como apunta el organismo con sede en Fráncfort, las anteriores alzas se están transmitiendo "con fuerza" a las condiciones de financiación y están "afectando gradualmente" a toda la economía.
Desplome de las hipotecas en España
En España, esta agresiva política está provocando que el precio de las hipotecas se dispare por encima del 3,5%, que lleva a los bancos a estimar un desplome de hasta el 35% en la concesión de este tipo de préstamos, como manejan en los equipos financieros de CaixaBank y BBVA.
"Los costes de financiación han aumentado de forma acusada y el crecimiento de los préstamos se está ralentizando. El endurecimiento de las condiciones de financiación es uno de los motivos principales por los que se prevé que la inflación continúe disminuyendo hacia el objetivo, ya que se espera que frene cada vez más la demanda", expuso ayer el BCE para alejar una pausa en el aumento del precio del dinero.
Lagarde usó un tono duro para garantizar que el BCE fijará niveles "lo suficientemente restrictivos" durante el tiempo "que sea necesario" para devolver la inflación al objetivo sacrosanto del 2% cuanto antes. Y se justifica en el empeoramiento de la evolución de los precios que esperan los expertos del Eurobanco, más pesimistas que en la última actualización, a inicios de marzo y antes de que las turbulencias financieras amenazaran con una crisis bancaria similar a la de 2008.
Malos augurios para el IPC
Pese a que se empiezan a trasladar las subidas anteriores, el IPC general se situará en un promedio del 5,4% este año, cuando hace sólo tres meses esperaba un 5,3%. Y la meta del 2% sólo se acercará en 2025, con una desviación de dos décima al alza. Pero el pesimismo en el seno del Eurobanco es mayor para la inflación subyacente, que excluye el precio de la energía y el de los alimentos.
De un tacada empeora este índice medio punto porcentual para este año, cuando prevé que cerrará en el 5,1%. La misma desviación al alza que estima para 2024, que concluirá con una tasa del 3%.
El BCE marcó claras distancias con la Reserva Federal, que pausó esta semana el ciclo de aumentos del precio del dinero que inició en marzo de 2022. Ahora bien, el banco central de Estados Unidos no descarta nuevas alzas en julio y septiembre. Lo que está claro es que en Europa se abre ahora un camino distinto que dependerá de si los malos augurios para inflación se cumplen o mejoran según vaya calando el endurecimiento de la política monetaria.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación