¿Está provisionando la banca de forma correcta ante el menor crecimiento económico? Esta es la principal incógnita que tienen sobre la mesa los responsables del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de España. Y la respuesta puede estar en las estadísticas: las entidades financieras españolas tienen 32.886 millones de euros en provisiones para cubrirse del riesgo de impago de créditos.
Se trata del nivel más bajo desde diciembre de 2007, en la antesala de la crisis financiera de 2008, según los últimos datos disponibles del pasado mes de abril del Banco de España. Estas dotaciones contra resultados incluyen las conocidas como genéricas, que se realizan cuando se concede el préstamo y en función de los modelos internos de las entidades, y la llamadas específicas, que se utilizan para cubrir los créditos fallidos.
El esfuerzo en provisiones actual es un 14,9% inferior al de un año antes, en abril de 2021, cuando llegaron al máximo de la era Covid. Se trata de una caída en las dotaciones de casi 6.000 millones. Lejos está el pico de dotaciones de la anterior crisis financieras, que alcanzaron los 123.000 millones en noviembre de 2012, tras el rescate de la Unión Europea a la banca española.
El miedo de los supervisores es que la banca no esté reconociendo el riesgo real por las incertidumbres sobre la economía"
El miedo de los supervisores es que la banca no esté reconociendo el riesgo real, sobre todo por el previsible aumento de la morosidad una vez que terminen las medidas excepcionales por el Covid. Además, la primera subida del precio del dinero en Europa desde 2011, que será a partir de julio y puede ser más agresiva, podría poner en dificultades a las familias y empresas para devolver sus deudas.
De momento, las áreas financieras de los bancos muestran cautela y consideran que el cambio de política monetaria en la eurozona es asumible por el ahorro, con los depósitos bancarios en máximos, según señala un alto directivo financiero del Ibex 35. Pero el BCE teme que se acabe produciendo un estallido súbito de la mora tras el verano.
La actividad económica ya empieza a dar síntomas de agotamiento en España y el Banco de España recortó hace unas semanas sus previsiones de crecimiento para 2022. Estima que el PIB aumentará un 4,1% frente al 5,4% que consideraba en diciembre. Y el fantasma de la inflación se alargará, con la subyacente (sin tener en cuenta el precio de los alimentos y de la energía) creciendo en los próximos dos años.
¿Suficiente con las provisiones extra por la covid?
Las entidades defienden que el colchón de provisiones es suficiente. Recuerdan que hicieron unos 8.000 millones de euros en provisiones extra por el Covid, de las que las mayoría se han retenido en el balance. Sólo los grandes grupos internacionales han liderado dotaciones en filiales en Estados Unidos y Reino Unido. Algunos bancos, como CaixaBank y BBVA, también han dotado cada uno 200 millones por el impacto en la economía de la invasión rusa de Ucrania.
Es previsible que los supervisores redoblen los mensajes de prudencia sobre los bancos y que les pidan vigilar la concensión de crédito ante el más que probable deterioro económico. El BCE, de hecho, ya trabaja con un escenario de recesión económica en Europa para 2023, aunque no se trata del supuesto central, como reconoció recientemente Luis de Guindos, vicepresidente del BCE. Y la sombra del veto al dividendo vuelve a sobrevolar si la situación empeora, con la consiguiente pérdida de atractivo de los bancos para los inversores. Según el propio supervisor único, la restricción al pago a los accionistas por la pandemia costó a las entidades europeas una media del 7% de su cotización en Bolsa.
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