CaixaBank acelera la venta del Proyecto Tramuntana, una de las mayores desinversiones que tiene actualmente la banca española en marcha. La entidad presidida por Jordi Gual busca traspasar cerca de 600 millones de euros en créditos impagados ligados a promociones inmobiliarias.
Los tres fondos que han pasado a la fase final del proceso son Cerberus, Deutsche Bank y Bain Capital, según fuentes financieras consultadas por Vozpópuli. Para ello, pusieron sobre la mesa ofertas de cerca de 200 millones de euros en la fase de propuestas no vinculantes.
Estos fondos tienen una semana más para analizar todos los créditos de la cartera antes de poner su oferta vinculante, ya que la fecha de corte que se ha estipulado inicialmente es el 8 de junio. Con ello, CaixaBank quiere tener claro a mediados del próximo mes quién resulta ganador de la subasta y tener listo todo el papeleo para poder cerrar el acuerdo antes de final del primer semestre, y así poder presentarlo en dichas cuentas.
CaixaBank fue la segunda entidad que más activos problemáticos vendió durante 2016, 2.100 millones, por detrás de Banco Sabadell (2.800 millones) y por delante de Abanca (2.100 millones), Sareb (1.400 millones) y Bankia (1.100 millones), según datos de Deloitte.
Compradores
El Proyecto Tramuntana es casi una réplica de una operación del año pasado, el Proyecto Carlit, en el que CaixaBank traspasó una cartera de créditos valorados en 850 millones a Goldman Sachs. Además, la entidad vendió créditos hoteleros a Apollo.
De los compradores, Cerberus es el que más urgencia tiene por comprar la cartera, ya que durante todo el año pasado no se impuso en ninguno de estos procesos. El fondo norteamericano necesita activos con los que rentabilizar sus dos plataformas en España, Haya Real Estate, que compró a Bankia, y Gescobro.
Bain Capital, fue el mayor comprador extranjero de activos del año pasado, compite con dos inversores que levantaron el pie del acelerador en España el año pasado
Bain Capital, por su parte, fue el mayor comprador de carteras bancarias de España durante el año pasado, quedándose activos inmobiliarios y deuda de Sabadell, Bankia y Cajamar, valorados en 1.700 millones.
Mientras, Deutsche Bank tuvo un año en el que por un lado compró activos de entidades, como en el caso de la cartera Ocean, de Bankia, y luego vendió gran parte de los activos problemáticos de su banco en España. Los compró Oaktree, con un descuento que provocó una provisión de 68 millones a la entidad presidida por Antonio Rodríguez Pina.
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