Una herencia envenenada. El Gobierno que gane las próximas elecciones generales, previstas para finales de año, tendrá que afrontar una factura en intereses para el Estado que se puede disparar por encima de los 40.000 millones de euros en 2025. Dependerá de si el Banco Central Europeo (BCE) consigue doblegar la inflación o si por el contrario se ve obligado a apretar todavía más el acelerador de las subidas históricas de los tipos de interés, que de momento han pasado del 0% al 3,5% en poco menos de nueve meses.
A finales de este año, España engordará la deuda pública en unos 340.000 millones más que antes del Covid, por el incremento del gasto para sufragar programas de ayudas excepcionales y que se tuvieron que prolongar por la crisis energética tras la invasión rusa de Ucrania. Este nivel supondrá que la ratio de deuda sobre el PIB rebasará el umbral del 110% al cierre de este ejercicio, coincidiendo con el final de la Legislatura de Pedro Sánchez y la convocatoria de las elecciones, según recientes estimaciones de organismos económicos como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) y Funcas, entro otros.
Este volumen de deuda puede tener consecuencias con sanciones por parte de Bruselas y provocará un impacto en la carga de intereses para el Estado. El Tesoro Público, que volverá a emitir unos 70.000 millones este año, pagará el coste más elevado en los últimos nueve años por la cruzada del BCE para atajar la inflación. El cambio de paso del Eurobanco desde julio de 2022 ha elevado el coste medio de emisión del Tesoro del 0% de 2021 al 1,3% en 2022. Un encarecimiento que ha seguido al alza en los primeros meses del año, con un interés superior al 3% y que subirá más en los próximos meses, como anticipan los mercados financieros.
"Debido a la relativamente elevada vida media de la deuda preexistente, este incremento se traslada al tipo de interés implícito del saldo vivo de la deuda de forma muy progresiva", advierte el Banco de España en su último informe de estabilidad financiera. Para los valores a corto, medio y largo plazo emitidos por la Administración Central, la vida media al cierre de 2022 ascendía a 7,7 años.
Lastre para la economía
Con estas premisas, la carga de intereses representará alrededor del 2,7% del PIB en 2025. Esto es más de 35.000 millones sólo para sufragar el coste de pedir dinero prestado a los inversores. Se trata de una estimación compartida por el Gobierno en su plan de estabilidad 2023-2026 remitido a Bruselas este viernes.
Pero la sensibilidad del ingente volumen de deuda pública a la política monetaria del banco central puede derivar en una factura mucho más elevada. Según el Banco de España, un aumento de 100 puntos básicos en la senda de tipos de interés esperados, que el mercado sitúa por debajo del 4%, elevaría la carga en intereses al 3,1% del PIB en dos años. O lo que es lo mismo, más de 40.000 millones. El propio Gobierno estima que una subida de 120 puntos básicos en el precio del dinero sobre el escenario base llevaría la factura al 3,2% (cerca de 42.000 millones).
El tipo las nuevas emisiones de la deuda del Estado superará el 1,35% de 2022 y romperá casi con toda probabilidad máximos de 2014, dos años después del rescate financiero. A partir de ahí, el Estado se endeudó a un coste por debajo del 1%, una tendencia que se mantuvo precisamente hasta el pasado año.
El mercado apunta que queda poco recorrido al alza para los tipos, pero la inflación de momento sólo ha dado un respiro por el conocido como efecto base, al comparar con meses de 2022 en los que los precios ya habían dado un salto considerable por la guerra de Ucrania. Desde JPMorgan se considera que el techo en las subidas del precio del dinero está cerca, aunque descarta, al menos en el corto plazo, el inicio del recorte en los tipos.
La inflación frena, pero aún está en niveles altos
La inflación de la zona euro cerró marzo, el último dato disponible, en el 6,9%, un freno respecto a la subida del 8,5% de febrero. Pero la subyacente, que excluye los precios de la energía y de los alimentos, rompió un nuevo récord y alcanzó el 5,7%. En el caso de España, la escalada de precios dio un respiro y el IPC se situó en el 3,3%, aunque volvió a repuntar en abril hasta el 4,1%, según los indicadores adelantados del INE.
El BCE encara una nueva reunión clave el próximo 4 de mayo. Se espera que suba los tipos otros 25 puntos básicos, hasta el 3,75%, si bien tampoco se descarta un aumento hasta el 4% por la presión de los 'halcones', los miembros del consejo de gobierno que priorizan la lucha contra la inflación pese al posible impacto en la actividad.
El mercado pondrá el foco en los mensaje sobre la hoja de ruta a seguir, con una posible pausa en el ritmo de subidas en junio o julio. De momento, el ala más ortodoxa del BCE eleva la presión: "No se ha terminado con las subidas de tipos. La inflación subyacente en la zona euro está casi en el 6% y no puedes combatirla con un tipo de interés del 3%", advirtió Klaas Knot, gobernador del Banco Central de los Países Bajos.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación