Sea cual sea el desenlace de la investidura en el Parlmento catalán, La Caixa transmite un mensaje nítido al nuevo 'president': el grupo está muy cómodo en sus sedes sociales de Palma y Valencia. Allí están domiciliadas la Fundación La Caixa y CaixaBank, respectivamente. Y allí seguirán, con indenpendencia de quien esté al frente del Govern en la próxima legislatura.
Fuentes internas del grupo ratificaban este lunes que el grupo no tiene intención alguna de explorar un traslado en el medio plazo. Aluden directamente a la comodidad de una estructura organizativa montada a la fuerza tras el 1-O, pero que funciona a la perfección con Barcelona como gran centro operativo. Ese esquema se mantendrá intacto, a pesar de la previsible presión que ejercerán los partidos independentistas, mientras que Pedro Sánchez necesite su apoyo para seguir gobernando.
Que La Caixa apunte en esa dirección es significativo por distintas razones De entrada, está la inminencia del pleno de investidura. El presidente del Parlamento de Catalunya, Josep Rull, llevará a cabo esta semana una ronda de contactos con los grupos políticos para decidir entre los dos aspirantes a 'president': el socialista Salvador Illa o el líder de Junts, Carles Puigdmont. Las negociaciones apuntan a una investidura fallida en la sesión fijada para el próximo martes 25 de junio.
La Caixa deja clara su firmeza al margen del desenlace. Antes de la investidura de Sánchez, las fuerzas independentistas ya habían aclarado su deseo de que las empresas 'fugadas' tras el referéndum ilegal vayan regresando a lo largo de la presente legislatura. El acuerdo mediante el que Puigdemont prestaba su apoyo al PSOE aseguraba que "se abordarán los elementos esenciales de un plan para facilitar y promover el regreso a Cataluña de la sede social de las empresas que cambiaron su ubicación a otros territorios en los últimos años".
Supervisión de la Fundación La Caixa
Tanto Junts como ERC contemplan una primera vía para empezar a influir en el 'universo La Caixa'. Se trataría de traspasar a la Generalitat el control de la supervisión de la Fundación La Caixa, actualmente en manos del Ministerio de Economía.
En el entorno de La Caixa son conscientes de que los movimientos de Sánchez y sus socios son difícilmente predecibles. Este fin de semana, el presidente del Gobierno se mostró dispuesto a avanzar hacia una "financiación singular" para Cataluña, para intentar desatascar la investidura de Illa. Esta cesión se uniría a otras ya comprometidas en el plano económico, como la condonación de una parte de la deuda catalana con el Fondo de Liquidez Autonómica o la cesión total de los impuestos a la Generalitat.
La nueva legislatura en Cataluña será un periodo clave para La Caixa. Criteria -su brazo inversor y el vehículo que proporciona los dividendos a la Fundación- desarrollará en los próximos cinco años su nuevo plan estratégico. Lo presentaron este lunes en Barcelona el veterano banquero y el consejero delegado del 'holding', Ángel Simón.
Lo que necesita en estos momento La Caixa es un horizonte de previsibilidad, para concentrarse en una ambiciosa estrategia con la que pretenden elevar de 27.000 a 40.000 millones los activos gestionados por Criteria. Ese plan permitirá elevar hasta los 700 millones los dividendos procedentes de sus empresas participadas, frente a la media anual de 400 millones en la actualidad. Esos dividendos son los que permiten a la Fundación La Caixa desarrollar su obra social, la más potente de España.
Independencia en Telefónica y Naturgy
Desde Criteria se quiso trasladar este lunes a los inversores un mensaje de fortaleza y de claridad de miras. Y también su intención de mantenerse al margen de los movimientos de Moncloa en el Ibex. Fuentes del 'holding' aseguran que sus relaciones con el Gobierno son correctas, con la cordialidad y el respeto que corresponde a dos accionistas que viajan en el mismo barco.
La entidad y el Estado mandan en CaixaBank, y el destino ha vuelto a unirlas en Telefónica, donde la Sepi controla ya el 10%. Criteria tiene un 5%, pero su intención es seguir elevando la participación, dado el carácter estratégico del grupo que lidera José María Álvarez-Pallete. Las mismas fuentes del grupo catalán reivindicaban este lunes su total independencia a la hora de adoptar decisiones en sus empresas participadas, en clara referencia a Telefónica. No hay prisa, eso sí, o al menos desde Criteria se asegura que, si hay movimientos, se irán comunicando directamente al mercado.
Criteria intentará mantener la misma independencia en la otra joya de la corona: Naturgy. Poner orden en el accionariado de la empresa catalana es una de las principales tareas que Fainé le ha encomendado a su nuevo consejero delegado. Simón tomó nota desde el principio y ha estado a punto de lograr el desembarco de un inversor tan fiable como la emiratí Taqa. El pinchazo inesperado de esa operación abrirá una vía, a la vuelta del verano, para la entrada del Gobierno, que ya ha admitido abiertamente su interés en tomar posiciones en empresas estratégicas.
Criteria necesita encontrar otro socio para reorganizar el capital de Naturgy. Ese jugada le ayudaría a blindarse frente a los deseos intervencionistas de Sánchez, que crecerán más o menos en función de su fortaleza o su debilidad en los parlamentos nacional y catalán. Esos parámetros marcarán, igualmente, su nivel de presión sobre La Caixa y sus sedes.
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