Emilio Saracho se remanga para que Banco Popular recupere la confianza del mercado. Con el foco de los inversores puesto en los activos problemáticos (créditos e inmuebles adjudicados), las primeras medidas del nuevo presidente del banco se están centrando en reducir este lastre. El hasta ahora banquero de inversión de JPMorgan está acelerando la venta de carteras a fondos y prevé un cambio de signo en los activos tóxicos a partir de este mismo trimestre. En concreto, Saracho cree que la entidad será capaz de reducir en 2.300 millones el saldo de problemáticos, estabilizando la cifra sobre los 32.000 millones.
Tras vender dos carteras de deuda problemática a Apollo y Blackstone a finales del año pasado, por 620 millones, está a punto de cerrar una operación más, también con Blackstone. Se trata de una cartera con alrededor de 150 millones en deuda de promotores y hoteles, conocida como Proyecto Arcadia, según fuentes financieras consultadas por Vozpópuli.
La prioridad máxima de la entidad es que el trabajo en desinversión de activos se refleje en las próximas presentaciones de resultados. A día de hoy, parece que en este primer semestre se registrará el primer descenso en el volumen de activos problemáticos de los últimos años, que en 2016 se situaron en máximos históricos: 35.675 millones.
La primera prioridad de Saracho ha sido detener esta tendencia al alza de los activos tóxicos. Y antes de final de año pretende que sus medidas reduzcan el saldo en al menos 2.300 millones de euros. Así se detalla en un plan enviado al Banco Central Europeo (BCE) esta semana -al igual que el resto del sector- con todos los detalles de la estrategia para reducir los activos inmobiliarios.
Adiós a 'Sunrise'
Junto a la cartera en traspaso a Blackstone, se esperan otras operaciones en el corto plazo, principalmente centradas en hoteles, pisos y créditos a promotores.
La entidad ya ha dado carpetazo definitivo al Proyecto Sunrise, el banco malo con el que el anterior presidente de Popular, Ángel Ron, quería sacar del balance de la entidad 6.000 millones en activos inmobiliarios. Esta operación no era bien vista por las autoridades. En el mercado se la definía como un proyecto boomerang, ya que los activos podían acabar volviendo al banco a través de la deuda subordinada.
El objetivo del plan estratégico del Popular (previo a Saracho) es reducir en 15.000 millones los activos problemáticos en dos años
Popular ha sido asesorado por Oliver Wyman y McKinsey en la nueva estrategia para librarse de los activos inmobiliarios, tal y como adelantó este medio. Fruto de este trabajo, Popular decidió crear a comienzos de año una red especializada en el negocio del ladrillo con 40 oficinas y 400 empleados. La esperanza de la entidad es que este plan, más la mejora del mercado inmobiliario, ayude a frenar la entrada de activos en mora y mejorar las recuperaciones.
Junto a ello, Popular cuenta con cuatro balas para mejorar su ratio de capital regulatorio (fully loaded), que a final de 2016 se situó en el 8,17%: las ventas de la filial norteamericana (Totalbank), la portuguesa, el 49% que tienen en Wizink y Popular Banca Privada. Con ello evitarían a corto plazo la presión en capital. Saracho tiene deberes para todo el año, y en función de cómo lo afronte, el futuro de la entidad será uno u otro.
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