Una de cal y otra de arena para Santander. El grupo obtuvo un beneficio atribuido récord de 7.316 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un aumento del 25% respecto al mismo periodo de 2021. Pero la presión inflacionista en todos los mercados en los que opera pone en riesgo su meta de eficiencia, que cerrará el año por encima del 45% objetivo.
Sin contar el cargo extraordinario de 530 millones que contabilizó por costes de reestructuación en Reino Unido y Portugal el año pasado, el beneficio ordinario creció un 15%. Santander reafirmó sus metas financieras para 2022 de ingresos (con un aumento del 5%), de rentabilidad Rote superior al 13% y de capital del 12%. Aunque anticipa que la tasa de eficiencia, que mide el nivel de ingresos sobre costes y que es mejor cuanto más baja, cerrará "cerca" del objetivo del 45% por la escalada de la inflación. Esta ratio se situó en el 45,5% en septiembre.
En este sentido, los costes del grupo se dispararon un 12%, aunque sin tener en cuenta los tipos de cambio el aumento se contuvo en el 6%. En términos reales, descontando la inflación, los gastos se redujeron un 5%.
"El entorno macroeconómico continuará siendo complicado, con Europa y Norteamérica adaptándose a niveles de inflación no vistos en décadas, pero nuestros equipos tienen gran experiencia gestionando con éxito situaciones de este tipo y tenemos confianza en que el aumento de los ingresos compensará el incremento de los costes y del riesgo", afirmó Ana Botín, presidenta de Banco Santander.
El beneficio se dispara en España por la reducción de provisiones
El grupo reforzó las dotaciones por insolvencias un 25% por la liberación de provisiones del segundo trimestre de 2021 y la normalización de dotaciones en Estados Unidos. El coste del riesgo aumentó tres puntos básicos en el trimestre, hasta el 0,86%, por el incremento de las dotaciones, que incluyen cargos por "incertidumbres macroeconómicas", como subrayó el banco. En la filial de España, sin embargo, las provisiones se redujeron un 27%, lo que disparó el beneficio un 99%, hasta los 1.104 millones.
El grupo encara la amenaza de recesión con la morosidad controlada. La tasa de impagos se rebajó al 3,08%, diez puntos básicos menos respecto al año anterior, con una ratio de cobertura del 70%. Santander pagó al Fisco 3.538 millones en impuestos sobre beneficios, lo que sitúa la tasa fiscal efectiva en el 30%.
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