El Banco Central Europeo sigue su lucha para reducir el tamaño de su balance. La crisis de deuda soberana del verano de 2012, primero, y la irrupción de la pandemia, después, obligaron a la institución que hoy preside Christine Lagarde a tomar una serie de decisiones de política monetaria para evitar que se disparasen aún más las primas de riego de los países del sur de Europa, en el primero de los casos, y que se paralizase la economía de la Eurozona en la primavera de 2020.
A las puertas de que se estudie la primera bajada del precio oficial del dinero desde marzo de 2016, que Lagarde ha dado prácticamente por asegurada para la reunión del próximo mes de junio, el BCE sigue con su política de adelgazamiento, que el próximo mes cumplirá ya dos años.
El 24 de junio de 2022, tras los dos peores años de la pandemia, el balance del BCE tocó techo. Ese día, el activo de la institución monetaria europea rozó los 9 billones de euros, su nivel máximo en su todavía corta historia. Apenas tres años antes, en 2019, su activo era de solo 4,66 billones de euros.
Con los últimos datos publicados por el BCE, el activo del Eurosistema (el BCE y los bancos centrales nacionales de los países de la Eurozona) se situaba la pasada semana en 6,56 billones de euros, 2,27 billones menos que el máximo alcanzado en el verano de 2022. No hay ninguna otra fecha para encontrar una cifra similar, toda vez que en apenas doce meses, el activo del Eurosistema se incrementó en nada menos que 2,35 billones de euros, solo en el primer año de la pandemia.
Retirar el exceso de liquidez
Hay quienes piensan que la reducción de tamaño que está llevando a cabo el BCE es una condición “sine qua non” para retirar el exceso de liquidez del sistema financiero del continente y poder relajar su actual política financiera, que ha llevado el precio oficial del dinero al 4,5%, un nivel solo superado en octubre del año 2000, cuando alcanzó su techo en el 4,75%.
Por el lado del activo, la partida que más se ha reducido ha sido la de “préstamos en euros concedidos a entidades de crédito de la zona euro en relación con operaciones de política financiera”, la segunda en importancia del activo de Eurosistema. Ha bajado de 2.199.535 millones de euros en junio de 2022, a apenas 150.632 millones en el último balance consolidado publicado por la institución. Son 2,05 billones de euros menos y absorben el 90% del adelgazamiento del balance.
Y es que la banca europea ha devuelto la práctica totalidad de la liquidez inyectada por el BCE en el marco de las subastas del tercer programa de operaciones de financiación a largo plazo con objetivo específico.
La segunda partida en importancia del activo de un banco central (en este caso es la primera en volumen en estos momentos) es “valores emitidos en euros por residentes en la zona del euro”. En junio de 2022, el Eurosistema llegó a anotar en su balance 5,130 billones de euros. En la actualidad, se ha reducido a 4,763 billones, lo que supone una descenso de apenas 367.464 millones de euros.
Qué hará el BCE con la deuda
Como se recordará, el BCE compró deuda soberana a los bancos para facilitar la liquidez en las economías de la Eurozona cuando irrumpió la pandemia y se paralizó temporalmente la economía mundial en la primavera y el verano de 2020. Los mercados tienen dudas de qué hará el BCE con la cantidad de deuda que tiene aún en su poder. Debe de tener mucho cuidado si decide vender anticipadamente para no perjudicar las primas de riesgo de los países de los que compró más bonos. Ya ha realizado algunas operaciones con buena aceptación por parte de inversores institucionales extranjeros y hogares.
Otra de las posibilidades es mantener los valores de deuda hasta su vencimiento y obtener los rendimientos a los que fueron comprados. De momento, los resultados del adelgazamiento en esta partida han sin sido mínimos: el BCE apenas se ha deshecho del 7,16% de lo que tenía en junio de 2022.
Por el lado del pasivo, el mayor volumen se concentra en “depósitos en euros mantenidos por entidades de créditos de la zona del euro en relación con operaciones de política monetaria”, es decir, la contrapartida de la adquisición de deuda a los bancos. Aunque se ha reducido en 1,26 billones de euros (de 4,643 billones a 3,376 billones), aún quedan en la facilidad de depósito 3,224 billones de euros, remunerados en la actualidad al 4%. En junio de 2022, con el balance del Eurosistema en máximos, en la facilidad de depósitos apenas había 654.205 millones, porque no se remuneraba. En 2022, el dinero de los bancos estaba en cuentas corrientes, incluidas las reservas mínimas): 3.986.688 millones.
La segunda partida del pasivo que ha descendido en estos dos últimos años ha sido la de “depósitos de las Administraciones Públicas”, un epígrafe muy volátil por su estacionalidad, que ha pasado de 714.970 a 117.273 millones de euros, 597.697 millones menos.
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